¿Es lo mismo correr en la cinta que en la calle?

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Están los que aman correr en la cinta y no salen a hacerlo a la calle por nada, y están los que no se suben a una máquina ni de causalidad. Los del primer grupo aseguran que la comodidad y seguridad de correr en un lugar reparado del frío, viento, calor extremo, y del tráfico y la inseguridad, no tiene precio. También celebran la posibilidad de hacer ejercicio y a la vez leer, mirar una película, estudiar, o acompañar a alguien que no se puede quedar solo en casa. De tener una cinta en casa, claro. La pandemia vino a resignificar y revalorizar el hecho de tener una cinta.

Los fanáticos del running que pudieron comprar o alquilar una y seguir corriendo durante la cuarentena estricta, fueron la envidia de muchos.Los que eligen correr siempre outdoors, en general exponen razones que tienen que ver con la sensación de libertad y el contacto con el aire libre. Con su concreta preferencia de “salir”, no quedarse adentro.

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Lo cierto es que ambas opciones aportan sus beneficios, y de tener la posibilidad, un mix de ambas, podría ser lo mejor para cualquier corredor.

Correr en la calle presenta claras ventajas: el desplazamiento del cuerpo hacia delante nos permite llevar una mecánica más natural y fluida. El entorno cambia y eso puede hacer más llevadero el ejercicio. De hacerlo de día, podemos beneficiarnos con los efectos del sol y la vitamina D. Y si además el paisaje tiene verde, aportará buen oxígeno y un plus de anti estrés natural. Correr afuera también puede propiciar compartir la actividad con otros runners, y eso suma motivación y diversión.

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Pero la cinta también tiene sus puntos muy positivos. Para los que aman la música, es la mejor situación. Correr con auriculares en la calle no es recomendable: silencia el sonido ambiente. En la cinta, esto no es problema. Podemos disfrutar nuestro play list preferido o ver series o películas sin que eso signifique un riesgo para nuestra integridad. Si no vivimos en una zona muy segura y bien iluminada de noche, con una cinta podemos correr igual a cualquier hora. Por otro lado, la cinta puede resultar muy útil para mejorar la técnica de carrera, porque nos obliga a correr relativamente “bien” y sistemáticamente, ya que de no ser constante y regular en las zancadas, nos caemos. Otro punto a favor es poder manejar variables como la inclinación y la velocidad de forma simple y precisa.

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Más allá de todas estas cuestiones que apuntan a lo concreto y cotidiano, la ciencia también reconoce pros y contras parejos. Consultamos a un especialista, Juan Pablo Di Matteo, apasionado de las investigaciones que dan solidez a cualquier interrogante o afirmación en el ámbito de la biomecánica. Di Matteo, en su salsa, expone lo siguiente.

En una revisión sistemática con meta análisis recién publicada de Bas Van Hooren y Col, se intenta dar respuesta a la recurrente inquietud de muchos: ¿Se ejercita igual corriendo en la cinta que en la calle?

Después de haber analizado 33 estudios con una muestra total de 494 sujetos, no encuentran grandes diferencias entre todas las condiciones.

Sin embargo, sí encuentran, aún con magnitud del efecto trivial, diferencias en variables (ángulos, fuerzas) en el plano sagital. Todas las diferencias las encuentran resumidas en la infografía al pie de esta nota.

Estas diferencias no buscan determinar qué es mejor o peor, si no hacernos reflexionar sobre cómo podemos utilizar cada una de las superficies dependiendo de nuestros objetivos.

Por ejemplo, cintas de correr menos rígidas pueden ser una buena opción al inicio de una fase de readaptación dado que esto reducirá los ratios de carga vertical y los picos de impactos transitorios respecto a superficies más rígidas (suelo, asfalto).

Por otro lado hay que considerar que correr en cinta produce una menor variabilidad en la longitud de la zancada y esto podría producir una mayor utilización de las mismas estructuras, niveles de fatiga más altos y en definitiva mayor riesgo de lesión. Correr en cinta producirá más picos de fuerzas y ratios de carga en el tendón de Aquiles.Pero la calle también expone a riesgos de lesiones frecuentes: superficies resbaladizas o inestables, pozos, tráfico.

Es muy interesante conocer estas diferencias para saber cuándo y cómo utilizar la carrera en diferentes superficies dentro de un proceso de readaptación física.

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Seguramente las personas que nunca corrieron, tengan que empezar caminando, y de a poco alternar series de trote con caminata hasta poder trotar de forma continua. Luego, aumentar el ritmo progresivamente hasta poder correr. Y esto aplica tanto en cinta como en calle.

¿Conclusión? No hay mejor ni peor. Ambas alternativas aportan lo suyo y podemos beneficiarnos con las dos acorde a nuestros objetivos, rutina y/o condiciones externas.

Por Carolina RossiEntrenadora Nacional de Atletismo, Running Team Leader FILA Argentina, y corredorawww.carolinarossi.com.ar / @carolinarossifilart