La fotografía da la oportunidad de conocer más el mundo que nos rodea, ya sea captando estructuras arquitectónicas, animales, paisajes o personas que se convierten en protagonistas, nos aproximan a un episodio impregnado de sentido artístico.
En medio de la rutina, la imagen de un rincón de México puede servir de entretenimiento, para aliviar la vista y conocer un dato nuevo que podría servir para lucirse en reuniones.
Esta fotografía nos invita a analizar sobre la grandeza de la creatividad humana y la belleza de lo que se encuentra en el país. Sin más antesala, a continuación está la imagen del día, proporcionada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Palenque: esplendor maya entre la selva
Enclavada en la selva chiapaneca, la zona arqueológica de Palenque es uno de los más destacados testimonios de la civilización maya. Fundada como una aldea de cazadores y recolectores, con el tiempo se transformó en una de las capitales más importantes de los mayas. Alcanzó su apogeo entre los años 615 y 783, sobre todo con el gobierno de K’inich Janaab’ Pakal, un poderoso líder cuya historia quedó inmortalizada en el Templo de las Inscripciones.
Este edificio, uno de los más emblemáticos del sitio, alberga la tumba de Pakal, adornada con un sarcófago de piedra caliza tallado con símbolos que refieren a conocimientos astronómicos y religiosos de los mayas. Palenque no sólo destaca por su arquitectura monumental, sino también por su integración armoniosa con el paisaje natural, donde las estructuras parecen emerger de un tapiz verde infinito otorgado por la extraordinaria selva lacandona.
La tumba de Pakal
Pakal ‘el Grande, el antiguo gobernante maya, fue finalmente desenterrado el 27 de noviembre de 1952, tras un arduo proceso arqueológico que permitió abrir su lápida en el Templo de las Inscripciones en Palenque, según un informe reciente. Este descubrimiento, liderado por el arqueólogo Alberto Ruz L’huillier, reveló una cripta que había permanecido sellada desde el 28 de agosto de 683 d.C., cuando el cuerpo del rey fue colocado en su mausoleo.
El hallazgo se produjo después de meses de trabajo para retirar los escombros que bloqueaban la entrada al sitio de reposo del jerarca maya. Los investigadores, bajo la administración del INAH, encontraron restos humanos cubiertos con cal y cinabrio, lo que indicaba la importancia del lugar.
Dentro de la bóveda, que se encuentra casi 20 metros debajo del acceso del templo, se descubrieron nueve relieves estucados que representan a los dioses del inframundo maya, acompañando a Pakal en su tránsito por el submundo. Este descubrimiento proporcionó una visión única de las creencias religiosas y las prácticas funerarias de la antigua civilización maya.
El sarcófago de Pakal, un monumento rectangular de 3.80 metros de largo por 2.20 metros de ancho, estaba adornado con jeroglíficos que narran la vida del gobernante y su ascenso al plano celestial. Estos textos describen su renacimiento como deidad del maíz, emergiendo de las fauces del ‘Monstruo de la Tierra’, una figura cosmogónica de los mayas.
El proceso de apertura de la lápida fue complejo, requiriendo el uso de tractocamiones y troncos de árboles para levantarla. Bajo condiciones extremas de calor y humedad, el equipo logró acceder a los restos óseos de Pakal, su máscara mortuoria y su ajuar funerario, elementos que han sido objeto de numerosos estudios.
Estos hallazgos han permitido a los investigadores profundizar en diversos aspectos de la sociedad maya, como su modo de vida, religiosidad y gobierno. El sitio, conocido antiguamente como Lakamha’, sigue siendo una fuente invaluable de información sobre esta civilización prehispánica.