Cómo era el Palacio de Xicohténcatl, primer lugar donde durmió Hernán Cortés en Tlaxcala

El conquistador llegó a Tizatlán tras enfrentarse en una batalla con los tlaxcaltecos; para lograr la paz, se reunió entre regalos con el tlatoani

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Hernán Cortés llegó a Tlaxcala
Hernán Cortés llegó a Tlaxcala después de varias batallas, fue recibido por Xicoténcatl, quien lo hospedó en su palacio Imagen: Wikimedia

En su recorrido por México para llegar a Tenochtitlán, Hernán Cortés fue recibido por diferentes tlatoanis, entre ellos estuvo Xicoténcatl El Viejo, quien después de varias batallas, aceptó hospedar al conquistador en sus aposentos en Tizatlán.

La llegada de Hernán Cortés y sus tropas a Tlaxcala ocasionó una gran batalla, pues no fueron bien recibidos por los tlaxcaltecos pese a que anunciaron que iban en paz, según el relato de Bernal Díaz del Castillo.

No obstante, una vez que se comprendió que los españoles buscaban entablar una relación de “hermanos” con todos lo pueblos, Xicohténcatl, tlatoani de Tizatlán, le envió una carta al conquistador, invitándolo a ir hasta Tlaxcala para arreglar sus problemas.

Se dice que Xicoténcatl vivió
Se dice que Xicoténcatl vivió alrededor de 120 años (INAH)

A ellos no les quedó más que seguir su camino, pues pensaban que no había otra forma de continuar hasta llegar a Tenochtitlán. El 5 de septiembre de 1519 se confrontaron en una una batalla, aún más mortal para ambas partes.

Cuando finalmente terminó la pelea, Tlaxcala quería la paz, pues así como hubo decenas de heridos de su parte, sabían que también de las tropas de Cortés; no obstante, pasaron muchos días y otras batallas más antes de que finalmente todos acordar estar en tregua para que ya no hubiera más pérdidas.

Fue así que finalmente Xicoténcatl El Viejo se reunió con Hernán Cortés y sus hombres para pedirles que fueran a su palacio, pues luego de todo lo que había sucedido, varios de sus caciques querían conocerlos.

La llegada de Hernán Cortés al Palacio de Xicoténcatl

El primer encuentro se dio
El primer encuentro se dio entre regalos y una invitación de buena gana de Xicoténcatl a Hernán Cortés a su palacio (INAH)

Al recibirlo en Tlaxcala, varios sacerdotes y señores se acercaron a los conquistadores con vestimenta de ceremonia, pues, según Díaz del Castillo, acaban de realizar rituales para darles la bienvenida de la mejor forma. Mientras avanzaban al Palacio de Xicoténcatl, mucha gente salía de sus casas para conocerlos, estaban interesados.

Luego de todos estos hechos, finalmente Cortés llegó a la casa del emperador, quien decidió dejarlo pasar y le ofreció un espacio ahí para que durmiera con su tropa. Este lugar actualmente se encuentra en Tizatlán, sólo quedan sus ruinas, pero a partir de ellas se ha podido reconstruir su historia.

La descripción que dio Bernal Díaz fue sencilla: era un edificio lleno de “buenos” patios y casas bien hechas, es decir, era una construcción grande, y dentro ya habían colocado varias camas para que toda la tropa durmiera ahí.

Hoy sólo quedan ruinas de
Hoy sólo quedan ruinas de una parte del palacio de Tizatlán, que pueden visitarse (INAH/Daniel Ponce)

Durante su estancia en el Palacio de Xicoténcatl, Hernán Cortés no tardó en comenzar a hacer sus modificaciones al lugar, pues decidió que en una de las habitaciones se pondría un altar para que tomaran misa.

A lo largo de su relato, Díaz del Castillo también hace énfasis en lo poco que les impresionó este lugar ya que no tenía grandes decoraciones, únicamente era una estructura con varias habitaciones.

Esto para ellos evidenciaba que los tlaxcaltecas tenían muy pocos recursos, pues lo poco que les regalaban era de poco valor para ellos, culpaban a Moctezuma, quien les habría quitado todas sus riquezas. Por tanto, decidieron ofrecerles a sus mujeres.

En las ruinas aún se
En las ruinas aún se conservan partes de los altares que había dentro del palacio (INAH/Daniel Ponce)

Lamentablemente, lo poco que se puede recuperar de cómo era el palacio es únicamente de los relatos de los españoles, pues decidieron destruir casi por completo estas edificaciones. Con los restos, erigieron la Iglesia de San Esteban Tizatlán, lo mismo que sucedió con el Templo Mayor y la Catedral Metropolitana.

Se sabe que tanto los patios como los altares que había en Tizatlán eran policromados, es decir, que estaban pintados de diferentes colores, principalmente de rojo, amarillo y azul.

Actualmente, los colores aún se preservan en dos de los altares del palacio, los cuales representaban a Mictlantecuhtli (dios de la guerra), Tezcatlipoca (dios de la noche) y Camaxtli (la principal deidad de los tlaxcaltecas, también de la guerra y la caza).