Análisis de Fueled Up: una gran experiencia cooperativa con algunos obstáculos que superar

Un nuevo título para hasta cuatro jugadores dice presente con mecánicas innovadoras y temática espacial

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El nuevo videojuego cooperativo de Fireline Games se prepara para llegar este año a consolas y PC

En medio de títulos con competencias a nivel internacional, juegos como servicio para todos los gustos, experiencias para un solo jugador que compiten con el mundo del cine y títulos mobile, hay un subgénero con mucho crecimiento en esta última década. La franquicia Overcooked dio lugar a una ola de videojuegos cooperativos protagonizados por personajes caricaturescos y un caos sin igual capaz de romper las más poderosas de las amistades. Esta semana llegó a consolas y PC el nuevo Fueled Up, desarrollado por Fireline Games, y busca dejar una marca en este subgénero tan particular.

Hace algunos meses probamos una pequeña demo del título y, a pesar de tratarse de una versión preliminar, ya se podían notar varios elementos que destacaban a Fueled Up y hacían que su propuesta valiera la pena. ¿Lograron los desarrolladores mantener esa frescura a lo largo de toda la experiencia?

Algunos niveles cuentan con elementos que parecen aleatorios y que buscan darle una vuelta de tuerca a la estrategia que veníamos usando hasta ese momento (Foto: Fireline Games)
Algunos niveles cuentan con elementos que parecen aleatorios y que buscan darle una vuelta de tuerca a la estrategia que veníamos usando hasta ese momento (Foto: Fireline Games)

En Fueled Up, los jugadores deben abordar naves espaciales que quedaron a la deriva, repararlas y mantenerlas en buenas condiciones para poder superar cada nivel. Cada nueva nave tiene su diseño particular, que va a influir mucho en la manera de resolver cada uno de los desafíos que se presentan. El humor y las situaciones bizarras son parte del tono y ritmo del juego, aunque muchas veces quedan en segundo plano debido a la gran cantidad de atención que hay que prestarles a los objetivos de cada nivel.

A través de las distintas misiones se van incorporando más y más mecánicas a tener en cuenta. Los jugadores deben prestar especial atención a los motores, que deben estar siempre con suficiente combustible; las compuertas, que requieren de baterías cargadas para mantenerse cerradas; y otros elementos que se van sumando en cada nueva área. La arquitectura de cada nave va a determinar la mejor manera de organizarse para cumplir las distintas tareas que, con el correr de los niveles, suman cada vez más peligros aleatorios, como asteroides que explotan y desprenden una sustancia pegajosa, pequeños calamares espaciales, agujeros de gusano que cambian cosas de lugar y mucho más.

Uno de los principales pilares de Fueled Up es el caos y uno de los principales objetivos de los desarrolladores es que los jugadores lleguen a duras penas a sobrevivir a una destrucción segura de su nave. Es por eso que no pasa mucho tiempo entre que aprendemos una nueva mecánica y se nos presenta la siguiente. Casi todos los niveles cuentan con una novedad respecto de los anteriores y obligan a los jugadores a improvisar estrategias sobre la marcha para conseguir la mejor puntuación posible. Esto genera un ritmo bastante interesante y permite que el juego no se estanque nunca, manteniendo la fórmula fresca y con novedades constantes.

Las compuertas abiertas no perdonan y son uno de los elementos a tener en cuenta en casi todos los niveles (Foto: Fireline Games)
Las compuertas abiertas no perdonan y son uno de los elementos a tener en cuenta en casi todos los niveles (Foto: Fireline Games)

Al mismo tiempo, esto hace que algunos niveles cuenten con dificultades demasiado elevadas para encarar con pocos jugadores. Fueled Up se puede jugar tanto en solitario – con un jugador manejando a dos personajes a la vez – o en equipo, ya sea con dos, tres o cuatro jugadores en total. Luego de conseguir la puntuación máxima en todos los niveles de las dos primeras áreas jugando de a dos, el primer nivel de la tercera zona parecía imposible de superar, lo que dejó a la vista un problema de balance.

El título no ofrece la opción de elegir una dificultad, sino que todos los jugadores deben enfrentarse a los mismos desafíos sin importar sus capacidades. La cantidad de jugadores presentes determina la dificultad de cada nivel, pero incluso ese sistema no está del todo pulido y hace que la experiencia tenga decepcionantes altibajos. Por suerte, los desarrolladores anticiparon que van a incorporar distintas configuraciones de dificultad más adelante para evitar este tipo de problemas, pero por el momento, el título no ofrece la experiencia más balanceada posible.

De cualquier manera, cada nivel cuenta con objetivos extra para sumar más puntos y suelen tener que ver con cosas bizarras y hasta dañinas para los protagonistas, que no suelen ir de la mano con hacer todo bien. Son divertidos para desbloquear estrellas y así desbloquear diseños de personajes con más rapidez, pero también pueden atentar contra los objetivos principales.

Mientras que algunas naves permiten que cada jugador cumpla sus funciones sin molestar a los demás, otras requieren de un intenso trabajo cooperativo (Foto: Fireline Games)
Mientras que algunas naves permiten que cada jugador cumpla sus funciones sin molestar a los demás, otras requieren de un intenso trabajo cooperativo (Foto: Fireline Games)

Aunque los jugadores van recorriendo distintas zonas por el espacio, no hay elementos que logren distinguir a unas de otras. En lo visual, sí aparecen animaciones y situaciones que nos dejan en claro que estamos, por ejemplo, en un área muy helada. Sin embargo, esos pequeños recursos aparecen únicamente en el fondo, fuera de la nave, donde ningún jugador está mirando. Muy rara vez aparecen elementos en la jugabilidad que distingan a una zona de otra, lo que hace que la variedad esté en los diseños de las naves, que en algunas ocasiones se repiten con pequeños cambios.

En ese marco, la responsabilidad de mantener la experiencia fresca y entretenida recae sobre las mecánicas que se incorporan gradualmente. Aparte de los distintos tipos de combustibles, los quick time events para evitar problemas o los generadores que requieren agua para no sobrecalentarse, entre otras mecánicas, Fueled Up también cuenta con plataformas movedizas, portales para teletransportarse, tuberías problemáticas, piletas de sustancias tóxicas y mucho, pero mucho más.

Son muchos elementos a tener en cuenta en muy poco tiempo, lo que lleva a los altibajos que mencionaba anteriormente. Hay poco lugar para divertirse y muy rápidamente algunos niveles se vuelven muy estresantes por la cantidad de tareas a llevar adelante y objetivos a cumplir. Además, no hay nada similar a una batalla con un jefe cuando completamos una zona ni recompensas de ningún tipo, más allá de las estrellas que permiten desbloquear personajes. No hay momentos épicos ni gratificantes que nos permitan festejar lo bien que estamos jugando o aliviarnos por lo cerca que estuvimos de perder. Así, a pesar de contar con un ritmo muy interesante desde lo jugable, la experiencia general termina resultando monótona desde lo anímico.

Reparar agujeros en la nave es otra de las tareas constantes que hay que mantener a raya para no llevar a la explosión de la nave (Foto: Fireline Games)
Reparar agujeros en la nave es otra de las tareas constantes que hay que mantener a raya para no llevar a la explosión de la nave (Foto: Fireline Games)

Fueled Up no deja de ser una experiencia muy entretenida e ideal para compartir con varios amigos, pero debe apresurarse para solucionar su desbalanceada dificultad para no ser un título que se puede tornar tedioso para algunos jugadores.

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