“El discurso discriminatorio, el discurso de odio, tiende, sin lugar a dudas, a tratar de invisibilizar, excluir, humillar, ofender y hasta perseguir a quien es objeto de esta discriminación”, afirmó este martes el presidente del Colegio Público de la Abogacía de la Capital Federal (CPACF), Ricardo Gil Lavedra, en la apertura del “II Congreso sobre Antisemitismo en Argentina” organizado por la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA). En ese marco aseveró que cualquier forma de discriminación “afecta severamente el principio de igualdad”.
La actividad se llevó a cabo en el salón Auditorio de las instalaciones del CPFACF, donde se congregaron diversos referentes de la sociedad como el actual presidente de la DAIA, Jorge Knoblovits y el titular del Observatorio sobre Antisemitismo de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Juan Antonio Travieso. También acudieron personas del ámbito religioso como el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Monseñor Oscar Ojea.
Ricardo Gil Lavedra expuso en la mesa de apertura, donde inicialmente subrayó el “honor” que significaba para él y la institución a su cargo el hecho de albergar el II Congreso organizado por la DAIA. En ese contexto hizo hincapié en que “el informe anual que presenta la DAIA en materia de discriminación hace venticinco años es un insumo extraordinario para poder analizar, cuantificar y verificar cómo se van produciendo todo este tipo de manifestaciones”.
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“Cualquier forma de discriminación afecta severamente el principio de igualdad”, afirmó al respecto de la temática central sobre la que versó el II Congreso de Antisemitismo, y luego expresó que “El discurso discriminatorio, el discurso de odio, tiende, sin lugar a dudas, a tratar de invisibilizar, excluir, humillar, ofender y hasta perseguir a quién es objeto de esta discriminación”.
En línea con lo expuesto, el presidente del Colegio Público de la Abogacía porteño sugirió estudiar el papel que cumplen hoy en día las redes sociales respecto a las formas de discriminación en la sociedad. “Cuando aparecieron, se vieron como un ámbito libre para exponer todas las ideas sin ningún tipo de control. Hoy existe mucho escepticismo respecto de esto porque en realidad son las propias empresas las que pueden juzgar cuándo un contenido puede aparecer o no”, expresó.
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Y añadió: “todas -las redes- se convirtieron en un cenáculo propicio para la proliferación de los discursos de odio. El Secretario de las Naciones Unidas llegó a decir que ‘las redes son el megáfono de los discursos de odio´. Las propias compañías han dictado normas para excluir este tipo de manifestaciones, pero no son aplicadas de forma simétrica”.
“Todo esto plantea el desafío que tenemos ante este tipo de discursos y manifestaciones. La primera medida que tenemos que tomar es hacerlos conocer, ponerlos a la luz. En ese sentido, la iniciativa de la DAIA es un paso indispensable”, afirmó Gil Lavedra. Por último, al finalizar su exposición garantizó el vínculo que tiene la abogacía respecto de los discursos susceptibles de fomentar cualquier tipo de discriminación y precisó: “Tenemos un compromiso muy fuerte hacia estos valores esenciales que tiene nuestro ordenamiento jurídico en pos de alcanzar la plena igualdad en un marco absoluto de pluralismo”.
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