
Cinco siglos atrás, Nicolás Maquiavelo, autor del célebre libro “El Príncipe”, escribió “No hay nada más difícil de emprender, más penoso de conducir o más incierto en su éxito que introducir un nuevo orden de cosas, porque el innovador tiene como enemigos a todos aquellos que han prosperado en la vieja situación”. Con esta frase, Ignacio Gómez Portillo, fundador del proyecto Egg, se refirió a su arduo camino con obstáculos y prejuicios a superar mientras ponía en práctica su metodología disruptiva que consiste en la cooperación en la educación.
¿A qué nos referimos cuando se habla de cooperación? Según Portillo, es un término físico que describe la base de la vida. Los seres humanos existimos y vivimos porque nuestras partes cooperan. Esto también sucede a un nivel macro y social, en la medida que más cooperamos, una sociedad funciona mejor.
Este concepto lo pudo profundizar durante su el doctorado que realizó en Barcelona luego de recibirse de físico y ser parte del Conicet, donde entendió que el mundo puede pensarse y estudiarse de mil formas, pero lo significativo es cambiarlo. Por eso, se propuso llevar esta teoría a una población real con el fin de mejorar la vida de las personas en el ámbito de la educación. Así decidió que el mejor lugar para poner a prueba la cooperación era en el ámbito de la educación y creó Egg, un proyecto con una metodología totalmente diferente a la que estamos acostumbrados en los registros educativos.
Aquí, todas las personas tienen el mismo objetivo en común, a pesar de eso, todos los días se sientan en mesas distintas, por ende rotan constantemente sabiendo que en algún momento se van a volver a encontrar con los compañeros que ya estuvieron. Sumado a esta metodología, el algoritmo con el que trabaja permite que grandes grupos se organicen en equipos optimizados de 6 personas a través de una tecnología social. Así, cada día de clase, el equipo cambia en base a interacciones, perfiles y reconocimientos para potenciar el rendimiento. ¿El objetivo? “A través de la ayuda al otro, yo crezco”, explica Portillo.
Está comprobado que el aprendizaje más significativo de una persona se da cuando explica lo que aprendió, cuando le entrega al otro su saber. “Por supuesto que al principio no fue fácil porque los alumnos estaban acostumbrados a que las respuestas las de el profesor y no un compañero, por lo que traía cierta desconfianza entre los alumnos, pero poco a poco eso fue cambiando y en la actualidad tenemos casos de éxito como es el caso del Colegio San Andrés de Buenos Aires, donde el Director hizo una prueba en sus 3 clases de matemática y encontró que cuando aplicaba esta metodología, el rendimiento de los alumnos aumentó en un 25%”.

Pero esta nueva estructura no solo permite una mayor eficiencia y productividad en los alumnos sino que, muchos de ellos, lograron aprender algo más por fuera de lo educativo y hasta cambiar su vida: “Abandoné una carrera que no me hacía feliz y me sumé al curso de Programación de Egg. Ahora sé lo que se siente estar motivado al estudiar algo (hasta los fines de semana). Aprendí a preguntar antes de seguir en el rol de ser autosuficiente. Siempre hay alguien dispuesto a explicarte las veces que sean necesarias. Aprendí a insistir, dejando la frustración de lado, porque cuando las cosas salen, la satisfacción y la felicidad son mucho más grandes”, destacó Carla Herrera, Profesora de Yoga y Diseñadora.
Marketing Digital y Programación
En la actualidad, Egg redobló la apuesta en materia de educación online y lanzó sus nuevos cursos de Marketing Digital y Programación que llegan con la propuesta de crear Aulas Latam, en donde se generan redes de cooperación como medio de aprendizaje y que se traduce en la transformación de grupos a equipos de trabajo de manera virtual, cambiando el paradigma de los cursos online.
Esta metodología de aprendizaje permite generar un impacto positivo y pensar la educación de una manera diferente a la que uno está acostumbrado -asimétrica y con poca interacción entre los alumnos-.
¿El resultado? Logró demostrar que es ampliamente superior a las demás instituciones. Recientemente, el proyecto participó de un concurso organizado por el Gobierno de Mendoza que destina fondos de BID a 5 instituciones que recibieron 100 becas.
Al finalizar la cursada el gobierno evaluó a los estudiantes que terminaron el ciclo, y el resultado final demostró que Egg, gracias a su metodología, tuvo más aprobados que la suma del resto de las instituciones. Mostrando una vez más, que sus resultados son al menos 4 veces superiores a los del resto del sistema.
Poco a poco y con resultados favorables, Egg lucha contra sus enemigos que se alimentan de la vieja situación y de una práctica más tradicional, demostrando que no hay una sola manera de aprender, hacer y emprender las cosas, sino que lo innovador también puede darle pelea a los son partidarios de la vieja situación.
Últimas Noticias
Una noche en Paladium: la fiesta que rememorará lo mejor de un emblemático boliche porteño
El próximo 4 de abril, C Art Media será sede de un evento único para revivir la escena nocturna de los 80. En esta nota, los detalles del documental que se proyectará y cómo conseguir las entradas

La lucha contra el fuego en las reservas de la Ciudad de Buenos Aires: el rol clave de los brigadistas
Con equipamiento especializado y formación certificada, un grupo de 11 profesionales protege la flora y fauna de las reservas ecológicas porteñas. Cómo enfrentan incendios y trabajan en la restauración de los ecosistemas

Así será el festival de deporte y bienestar al aire libre en los Bosques de Palermo
La quinta edición del evento de Farmacity reunirá el domingo 6 de abril a corredores, patinadores y familias con propuestas gratuitas que incluyen actividades atléticas, chequeos de salud y espacios recreativos. Cómo participar

Salta: el nuevo campus universitario que busca transformar la educación agraria y la producción regional
La iniciativa propone un enfoque innovador al integrar comunidades, tecnología aplicada y formación práctica en un ecosistema educativo diverso
