Un estudio reciente publicado en la Public Library of Science Journal revela que más de mil millones de aves mueren cada año en Estados Unidos tras colisionar con edificios. Estos incidentes representan una de las principales causas de muerte para las aves en ese país. Además, el informe detalla que aproximadamente el 60% de las aves que son llevadas a centros de rehabilitación de fauna silvestre o a salas de urgencias para animales no sobreviven, ya sea debido a sus heridas o porque es necesaria su eutanasia.
El descenso generalizado de la población de aves en América del Norte durante el último medio siglo ha sido significativo. Según el Laboratorio de Ornitología de Cornell, la cantidad de aves en Norteamérica ha disminuido en casi 3.000 millones de ejemplares desde 1970. Este declive aumenta la urgencia de abordar los peligros que enfrentan los ecosistemas aviares, pues estas colisiones con edificios contribuyen significativamente a la disminución de estas poblaciones.
Las lesiones más frecuentes que sufren las aves accidentales incluyen traumatismos craneales y conmociones cerebrales. Según el estudio de la Public Library of Science Journal, la probabilidad de recuperación y de liberación de las aves heridas es mayor en los ejemplares de mayor tamaño. Además, se identificó que los centros de rehabilitación reciben la mayor cantidad de aves durante el otoño, mientras que las admisiones son menores en invierno.
Incluso con la mejor atención, las posibilidades de recuperación para las aves lesionadas son del 40 por ciento. El vidrio de las ventanas y edificios es uno de los principales culpables de las colisiones. A diferencia de los humanos, las aves no pueden percibir las señales visuales que diferencian el vidrio del aire libre, lo que las lleva a estrellarse al confundir los reflejos del vidrio con el cielo abierto o un posible hábitat.
Los edificios con superficies curvas presentan una mayor cantidad de colisiones con aves en comparación con las estructuras de superficies planas, según el estudio. Esta información subraya la urgencia de diseñar edificios que puedan minimizar los impactos en la fauna aviar.
En cuanto a las medidas preventivas, Ar Kornreich, autor principal del estudio e investigador de la Escuela de Posgrado de Artes y Ciencias de la Universidad de Fordham, enfatiza que no se puede depender exclusivamente de la rehabilitación para resolver estos problemas. Kornreich sostiene que “la mejor medicina es, sin duda, la prevención”.
Una recomendación casera para prevenir colisiones es la colocación de cinta adhesiva en las ventanas con una separación de al menos 5 a 10 centímetros. Kaitlyn Parkins, coordinadora del programa de colisiones con vidrios de la American Bird Conservancy, sugiere el uso de ABC BirdTape, una cinta translúcida aplicada en el exterior del vidrio en forma de rayas o cuadros para disuadir a las aves de volar hacia las ventanas.
Otras formas de prevenir las colisiones incluyen la instalación de calcomanías en las ventanas. Parkins subrayó la importancia de estas, indicando que “las poblaciones de aves están disminuyendo en forma pronunciada. Las aves son esenciales y proporcionan servicios ecosistémicos importantes. Las colisiones con ventanas están contribuyendo a esta disminución, por lo que es crucial que todos tomemos acciones para evitarlo”.