Ticketmaster enfrentará demanda antimonopolio por dominio de la venta de entradas en Estados Unidos

La acción legal busca frenar el dominio de Live Nation en la comercialización de boletos para eventos en vivo, lo que podría reconfigurar el panorama de la industria de entretenimiento

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La fusión de Live Nation y Ticketmaster en 2010 vuelve a ser objeto de escrutinio por parte del Departamento de Justicia. (EFE)
La fusión de Live Nation y Ticketmaster en 2010 vuelve a ser objeto de escrutinio por parte del Departamento de Justicia. (EFE)

En las últimas semanas, la industria de la venta de boletos y eventos en vivo ha sido objeto de renovado interés por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos. Según informó The Wall Street Journal, se espera que dicha institución presente una demanda antimonopolio contra Live Nation, la empresa matriz de Ticketmaster, la cual ha dominado el panorama de la venta de boletos desde su fusión en 2010.

La controversia no es reciente, pero ha cobrado nueva vida tras el colapso del sistema de Ticketmaster durante la preventa en línea de la gira “Eras Tour” de la cantante Taylor Swift en 2022, un incidente que impidió que miles de seguidores adquiriesen boletos. Este evento ha reavivado las preocupaciones sobre la posición dominante de Live Nation en el mercado y las prácticas que podrían estar limitando la competencia en la industria del entretenimiento en vivo.

Los críticos de la fusión entre ambas marcas, aprobada en 2010 tras una investigación antimonopolio por el propio Departamento de Justicia, han argumentado durante mucho tiempo que esta unión ha permitido a la compañía aumentar los precios y limitar las opciones para los consumidores.

Fox Business señaló que, a pesar de estos alegatos, Live Nation ha defendido su posición, asegurando que existe una competencia saludable en el sector de la venta de boletos y que las acusaciones de prácticas anticompetitivas son infundadas.

Dan Wall, jefe de asuntos corporativos de Live Nation, ha sido una voz prominente en la defensa de la compañía, argumentando que los precios de los boletos son fijados por los artistas y sus equipos, y que los cargos adicionales por servicio son determinados por los propios recintos.

En un post de blog publicado a principios de este año, Wall intentó desmontar la noción de que Ticketmaster es responsable de los elevados precios de los boletos, señalando que la plataforma simplemente provee la tecnología y los servicios que los recintos necesitan para vender boletos y garantizar el acceso a los eventos.

La potencial demanda antimonopolio del Departamento de Justicia se centra, según The Hill, en la forma en que Live Nation podría estar utilizando su dominio en el mercado para socavar la competencia, una preocupación que ha estado en el radar de los reguladores desde la fusión.

La demanda anticipada busca abordar las inquietudes sobre la falta de competencia en el mercado de boletos, potencialmente alterando el panorama del entretenimiento en vivo. (REUTERS/Brendan McDermid)
La demanda anticipada busca abordar las inquietudes sobre la falta de competencia en el mercado de boletos, potencialmente alterando el panorama del entretenimiento en vivo. (REUTERS/Brendan McDermid)

La atención sobre este caso se intensificó tras el incidente con la preventa de Taylor Swift, lo que impulsó a los reguladores a abrir una investigación sobre si Live Nation mantiene un monopolio sobre la industria.

Este escenario colocó en la mira la extensión de 2019 del acuerdo de fusión hasta 2025, incluyendo una cláusula anti-represalias que somete a Live Nation a una penalización de USD 1 millón cada vez que amenace con retener eventos si un recinto vende boletos a través de una empresa distinta a Ticketmaster.

A medida que este asunto avanza, el sector y los consumidores esperan con interés las implicaciones de una posible demanda antimonopolio y su impacto en el futuro de la venta de boletos y la organización de eventos en vivo. La resolución de estas tensiones podría marcar un punto de inflexión en cómo se gestionan y distribuyen los boletos para el entretenimiento en directo, afectando tanto a los gigantes de la industria como a los consumidores finales.