Este es el único pueblo en Italia con una cascada natural de 27 metros que atraviesa el centro histórico

La singularidad del centro histórico de Isola del Liri, a 100 kilómetros de Roma, incluye dos saltos de agua, un amplio patrimonio arquitectónico y una pequeña huella de la industria papelera

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Isola del Liri, conocida como
Isola del Liri, conocida como Lisera, es un municipio de la región de Ciociaria, en el Lacio. / Wikimedia Commons - Bocassina

El agua en diferentes versiones es un atractivo turístico más para muchos viajantes, quienes la buscan alrededor del globo. No son pocos aquellos que van tras el géiser de Ginebra, en Suiza; el balneario geotermal en la Laguna Azul, al sur de Islandia; o el Parque Nacional de los Lagos de Plitvice, en Croacia. Todos ellos, enclaves naturales cada vez más masificados por su reclamo estival. No obstante, uno menos conocido que los anteriores es la cascada de 27 metros que atraviesa el centro histórico de un pequeño pueblo italiano.

Esta cascada se encuentra en el centro histórico de Isola del Liri, un municipio de 12.124 habitantes en la región de Lazio. La población alberga un fenómeno natural que lo distingue de cualquier otro pueblo en Italia: una cascada de 27 metros atraviesa su corazón urbano, convirtiéndolo en un escenario único donde la naturaleza y la arquitectura medieval conviven de manera excepcional. Este espectáculo, conocido como la Cascata Grande, se sitúa en el segundo puesto entre las diez maravillas naturales del país, según la revista estadounidense Men’s Health.

Un enclave singular a 100 kilómetros de Roma

El origen de esta singularidad se encuentra en la propia geografía del lugar. Isola del Liri, cuyo nombre en el dialecto local es Lisera, se extiende sobre una isla formada por el río Liri, que al bifurcarse en pleno centro del pueblo da lugar a dos saltos de agua. El primero, la Cascata Grande, impresionante tanto por su altura como por el estruendo y la niebla que genera; mientras que el segundo, la Cascata del Valcatoio, aunque menos impactante visualmente, mantiene un desnivel similar de veintisiete metros sobre una pendiente de aproximadamente ciento sesenta metros. Esta última, además, canaliza parte de su caudal para alimentar una planta de producción eléctrica, lo que le otorga un valor funcional además del paisajístico.

Con una superficie de dieciséis kilómetros cuadrados y a poco más de 100 kilómetros de Roma, Isola del Liri se ha consolidado como un destino que atrae tanto a turistas como a amantes de la naturaleza. La presencia de la cascada en pleno centro urbano constituye un caso único en Italia, lo que ha contribuido a su creciente popularidad y a su inclusión entre los lugares más recomendados para quienes buscan experiencias visuales fuera de las tradicionales ciudades de arte italianas, según publica Men’s Health.

No obstante, el patrimonio arquitectónico del pueblo refuerza su atractivo. El castillo Boncompagni Viscogliosi, declarado monumento nacional y considerado una de las edificaciones mejor conservadas de la provincia de Frosinone, se erige sobre un bloque de travertino y desempeña un papel fundamental en la configuración del paisaje local. La fortaleza, construida alrededor del año 1.000, fue residencia de los Della Rovere y, posteriormente, de la familia Boncompagni. No fue hasta el siglo XVII cuando Costanza Sforza la transformó en una residencia señorial, enriqueciendo sus estancias con frescos, altorrelieves y esculturas.

La influencia de la industria también se percibe en la historia reciente de Isola del Liri. La Villa Nota Pisani, mandada construir por la familia Lefebrve, fundadora en 1816 de la industria papelera homónima, fue habitada por sus descendientes hasta principios del siglo XX. Este legado industrial se suma a los elementos que configuran la identidad del pueblo, integrando tradición, naturaleza y desarrollo económico.

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La combinación de estos factores ha convertido a Isola del Liri en un referente para quienes buscan destinos singulares en Italia. La presencia de la Cascata Grande en el centro histórico, la riqueza arquitectónica del castillo Boncompagni Viscogliosi y la huella de la industria papelera conforman un conjunto que, según la revista estadounidense, justifica plenamente su inclusión entre las maravillas naturales y culturales del país.