La curiosa piscina natural de agua salada que se ubica en el pueblo conocido como el ‘Toledo del Norte’: su entrada es gratuita

Esta poza mantiene una temperatura constante de 17 °C y se dice que cuenta con propiedades medicinales

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La Pileta, en Estella, Navarra
La Pileta, en Estella, Navarra (Turismo rural de Navarra).

Entre Pamplona y Logroño, la localidad de Estella, o Lizarra en euskera, se alza como uno de los pueblos más especiales de Navarra. Este rincón atesora uno de los conjuntos monumentales más singulares y ricos de la región, lo que la convierte en un destino ideal para los amantes de la historia y la cultura. Así, su casco histórico bañado por las aguas del río Ega y sus tres barrios muestran un trazado urbano único que le ha valido para ser apodada como el Toledo del Norte’. Esto no es de extrañar, pues gracias a sus iglesias, palacios, plazas y puentes, el pueblo no tiene nada que envidiar a la capital de Castilla-La Mancha.

A esto hay que sumar a su judería, la cual fue la tercera en importancia después de las aljamas de Tudela y Pamplona. Pero más allá de todo este patrimonio, el pueblo también esconde recodos donde la naturaleza hace las delicias de todos los visitantes. De este modo, el río Ega regala estampas que son una delicia y parajes que son difíciles de imaginar en la zona. Uno de ellos es la piscina natural conocida como La Pileta, que a priori puede parecer una poza de aguas cristalinas común, pero nada más lejos de la realidad. Además, su entrada es gratuita

Agua salada en Navarra

La Pileta, en Estella, Navarra
La Pileta, en Estella, Navarra (Turismo rural de Navarra).

La Pileta constituye uno de los secretos mejor guardados de la comarca. Alimentada por el río Ega, las mismas aguas que riegan el parque de los Llanos, el denominado pulmón verde de la ciudad, esta piscina natural se caracteriza por la sorprendente claridad de sus aguas y un entorno de arboledas que envuelven a los bañistas en un auténtico oasis. Pero lo que la hace diferente a las demás es que es de agua salada. Este sorprendente fenómeno se debe a la composición del suelo sobre el que fluye el Ega.

Esta particularidad no solo dota al enclave de un carácter especial, sino que garantiza una temperatura constante de entre 17 y 18 grados Celsius durante todo el año, resistiendo tanto al frío invernal como a los episodios de calor más intenso. Es por ello que es un destino perfecto para refrescarse en el verano y que los más valientes prueben suerte en otoño o primavera. Además, según la tradición local, las aguas del manantial de Agua Salada poseen propiedades curativas, especialmente valoradas para el cuidado de la piel.

Se atribuye a su elevada concentración de sales la capacidad de dejar la piel suave y de favorecer la cicatrización de heridas, aunque no existan estudios científicos concluyentes al respecto. Lo incontestable para quienes se sumergen en sus aguas es el placer que supone el baño, rodeados de un entorno exuberante en pleno recorrido de la ruta jacobea y en un enclave que armoniza la naturaleza con la mejor tradición cultural y gastronómica navarra.

El impresionante parque natural de Navarra que parece de otro planeta: un paraje semidesértico con 700 kilómetros de senderos.

Cómo llegar a Estella

Desde Pamplona, el viaje hasta Estella es de alrededor de 40 minutos por las carreteras de autovía de Camino de Santiago y la A-12. Por su parte, desde Logroño la duración estimada es la misma, pero en este caso solo hay que coger la A.12.