
En plena frontera entre España y Portugal, muchos pueblos se alzan como rincones únicos que guardan una historia y patrimonio que para muchos es desconocido. Estas localidades, de características muy variadas, se distribuyen a lo largo de la Raya, apodo con el que se conoce a toda la frontera entre ambos países, dando lugar a destinos de una gran belleza. Así, se pueden contemplar plazas fortificadas con imponentes castillos, paisajes de gran belleza, o pequeñas villas que esconden secretos inimaginables.
De estos pueblos, destaca uno en especial por haber sido el protagonista de una de las historias más olvidadas de la posguerra. Estamos hablando de Cambedo de Raia, un pequeño pueblo fronterizo de tradición contrabandista, situado en la parroquia de Vilarelho da Raia, entre Chaves (Portugal) y Verín (Ourense). La localidad vivió un trágico suceso en la década de 1940 que marcó su futuro y que a día de hoy se recuerda gracias a diversas obras literarias.
Una historia olvidada
Entre el 20 y 21 de diciembre de 1946, Cambedo de Raia se convirtió en escenario de uno de los episodios más silenciados de la resistencia antifranquista. Este enclave fue sitiado y bombardeado por las fuerzas militares de Francisco Franco y António de Oliveira Salazar con un objetivo claro: desarticular a los guerrilleros que se refugiaban en la zona, hombres que huían de la represión del régimen franquista y encontraban en la porosa frontera una posibilidad de resistencia. Entre los combatientes se encontraba Juan Salgado Ribero, labrador, músico y guerrillero nacido en As Casas dos Montes, una aldea gallega próxima a Cambedo.

Conocido como ‘Juan el de As Casas dos Montes’ o ‘el Robin Hood de Trás-os-Montes’, su figura se consolidó como símbolo de una lucha que combinaba resistencia armada con gestos de solidaridad hacia los más pobres. Juan Salgado robaba a los ricos y repartía entre los campesinos lo que conseguía, una práctica que cimentó su leyenda entre las comunidades rurales que le dieron cobijo. La ofensiva militar sobre Cambedo se saldó con la muerte de varios guerrilleros, la detención de decenas de personas y una ola de represión que alcanzó tanto a combatientes como a civiles.
El ataque, ejecutado con una violencia inusitada para un pequeño pueblo, acabó también con la vida del guerrillero Bernardino García y García, quien, según los testimonios, se suicidó durante el asedio para no caer en manos del enemigo. Los cuerpos de Juan Salgado y Bernardino García fueron expuestos públicamente en el cementerio de Chaves, un acto con carga simbólica destinado a infundir miedo entre quienes simpatizaban con la resistencia. La exhibición de los cadáveres pretendía escarmentar a la población y dejar claro que no habría indulgencia para quienes colaboraran con los rebeldes.
Una memoria que resiste
La represión posterior no se limitó a los muertos ni a los combatientes. Numerosos vecinos de Cambedo fueron arrestados bajo la acusación de colaborar con los guerrilleros, y muchos de ellos fueron enviados a Angola, entonces colonia portuguesa. Este castigo ejemplarizante marcó a fuego la memoria del pueblo y de las familias que vieron desaparecer a sus seres queridos en cárceles lejanas.
A pesar del silencio institucional, la historia de Cambedo de Raia ha sobrevivido en los márgenes de la memoria oral, en los relatos familiares y en investigaciones que han buscado reconstruir lo ocurrido. En 2004, la publicación del volumen Cambedo da Raia – Solidariedade Galego-Portuguesa Silenciada supuso un paso importante para la recuperación de este episodio. El libro, una recopilación de ensayos firmados por varios historiadores, documenta los hechos y reivindica el valor de quienes, en plena dictadura, arriesgaron su vida por ayudar a los perseguidos.
Cómo llegar
Desde Chaves, el viaje es de alrededor de 30 minutos por la carretera EM506. Por su parte, desde Verín el trayecto tiene una duración estimada de 25 minutos por la vía A-75.
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