
El 10 de septiembre, Jesse Baez se acercó a una galería de la Colonia Condesa (Ciudad de México) y permaneció despierto durante 24 horas. Durante todo ese tiempo, atendió a los fans (“me pasé tres horas solo firmando autógrafos”, nos cuenta), realizó transmisiones en vivo e incluso recibió a varios amigos que vinieron a ver la performance de quien, a día de hoy, es una de las máximas referencias internacionales del R&B en español.
Concluido ese día sin dormir, Jesse lanzó una canción que, aunque no la compuso él, lleva mucho tiempo acompañándole: Desvelado, un clásico mexicano que “todo el mundo se sabe, desde el primito al abuelo” de Bobby Pulido, y que desde que versionó con su particular estilo musical en un concierto, para locura de los fans, incorporó en la mayoría de sus actuaciones en el país y, casi tres años después, en formato single.
Desvelado encierra la esencia de lo que Jesse Baez ha hecho a lo largo de casi una década de carrera. Supone un nexo con los fans de un país que, pese a que no le vio nacer (Jesse es de nacionalidad guatemalteco-estadounidense), le acogió desde el primer momento. Supone, también, un ejercicio de libertad que implica saber encontrar su voz propia incluso en la voz de otros. Y, por encima de todo, y como él nos explica, es también una “liberación” de toda una larga etapa anterior en la que firmaba todos sus discos con una gran discográfica (Universal), de la que ahora se despide para saludar a “la siguiente etapa”.

“Estás esperando, flotando en el mundo, a que alguien se fije en ti”
“Había perdido las ganas de hacer eso”, nos cuenta Jesse Baez durante su entrevista con Infobae España. “Antes, se te ocurría una idea en un cuarto y tenía que pasar por un cuarto, y después por otro cuarto, y por otro cuarto que no iba a hablar de esa idea hasta el martes... mucho pedo para hacer canciones y hacer arte”. Tras la realización de HENRY, su último disco firmado con Universal, el artista está pudiendo comprobar lo bonito y natural que resulta ahora ejecutar ideas, simplemente, comentándolas con su mánager y ejecutándolas. “Hay mucha menos gente en mi vida”, comenta aliviado, “me siento pleno, siento que sirvo y que puedo hacer mucho más de lo que antes hacía”.
El final de Jesse Baez con Universal no se puede entender sin pasar por sus orígenes, cuando, tras abandonar el posrock (había formado parte del grupo Easy Easy) con el que había dado comienzo a su carrera, decidió dar un giro y subir covers versionadas en R&B de artistas como Drake, que lo llevaron en menos de un año a firmar con la discográfica. “Entonces, yo tenía un presupuesto asignado para cada álbum, pero para cuando iba a hacer el tercero (HENRY), mi presupuesto no empataba con la popularidad que ya tenía”.
Y es que el artista, a día de hoy, acumula cientos de millones de reproducciones en las plataformas, gracias al éxito de temas como Se fue la luz (con Latin Mafia), 18+1 o Malibú. “Pasamos un año y medio negociando para que nos permitieran hacer un disco con más presupuesto. Lo menos interesante de la industria musical es estar haciendo esas estupideces: estar esperando, flotando en el mundo, a que alguien se fije en ti”.

Un disco hecho lleno de rebeldía
Todos esos meses, sin embargo, no sirvieron para nada: la persona encargada de gestionar las negociaciones por parte de Universal se marchó de la empresa sin cerrar nada. Tocaba empezar de nuevo toda la conversación, algo por lo que Jesse no estaba dispuesto a pasar. “Lloré, y después de eso me decidí a hacer el álbum con ese presupuesto y aprovechar mi enojo para tomar decisiones con un poco más de valentía que, quizá en otro momento, me habría faltado”. Decidió encargarse él solo de la mayoría de la producción porque quería reducir al mínimo a su equipo. “No les quería dar nada”, se justifica, “porque me estaban tratando como un pendejo”.
Así, en el proceso, también descubrió que esa decisión le estaba permitiendo ir más allá. Sin grandes ambiciones, pero con muchísimo trabajo, construyó Henry canción a canción consciente de que eso valía más que todo lo que le pudieran ofrecer desde cualquier departamento. “A las discográficas les comió el nuevo siglo, y siguen sin idea de qué hacer”. Por eso, su último disco es, en todos los sentidos, un ejercicio de experimentación y desobediencia. “Me alejé de la columna vertebral de lo que hago porque no tenía ganas de hacerle caso a nadie, ni a mí mismo. Fue un ejercicio de rebeldía, de frustración y urgencia. Quería continuar con mi vida, porque en aquel momento sentía que no podía”.
El propio título del disco, acrónimo de High Earner Not Rich Yet (algo así como “con altos ingresos, pero aún sin sentirse rico”) refleja la sensación que resultó ser punto de partida. El álbum mantiene la base de R&B/urbano que caracteriza a Baez, pero incorpora texturas más orgánicas: guitarras limpias, loops hipnotizantes, beats más relajados a lo que nos tenía acostumbrados. Además, buena parte del trabajo visual realizado con el disco y sus videoclips se inspiró en la serie The Office, serie que expone las mediocridades del mundo de las oficinas y los despachos.

El comienzo de una nueva etapa
Pero HENRY ya es pasado y, de hecho, hace ya dos meses desde que Jesse Baez lanzó Desvelado como refundación de su carrera artística. “Me siento bien”, comenta. “No he estado tan motivado como antes de firmar mi primer contrato, per o hoy siento además que tengo el control de mi vida: estoy feliz con la gente que tengo alrededor”. Reconoce que está nervioso, pero “por las razones correctas”. Y es que ahora, más que nunca, puede disfrutar y ser parte del “privilegio” que siente “por poder vivir esto, que sé que es una mezcla de suerte, casualidad y esfuerzo”. De hecho, explica que eso forma parte de su identidad como músico: “Soy una persona agradecida que hace música. No sé si eso influye, pero para mí, sí”.
Ahora bien, del mismo modo que el lanzamiento del nuevo single y su paso por España durante el Desvelado Tour 2026 suponen cerrar una puerta y abrir otra, también el nuevo Jesse Baez afronta algunos nuevos retos. “Cuando llegué al R&B en español fue por una búsqueda constante de encontrar lo que yo podía hacer. Fue como un: ‘Ahh, era esto’, pero todavía hoy estoy aprendiendo a hacerlo de la manera que quiero que suene”. Este objetivo, que el define como su “batalla”, parte en buena medida de la falta de referencias, y de implicación, en el ámbito del R&B en español. “Si uno quiere hacer música de este género, a veces ves que es muy geográfico, y hay cierta curvatura de aprendizaje que puede resultar muy avanzada”. Su misión, ahora, es “pulir” su estilo lo máximo posible para sentirse “un poco más orgulloso”.
Y es que, pese al éxito, también pese a la ilusión, hay en Jesse una tensión constante con esas canciones que trabaja una y otra vez para que suenen lo mejor posible, aunque nunca esté del todo satisfecho. “Mi gusto rebasa mis capacidades”, señala como reflejo de la ambición con la que cuenta. “No sé si es que soy muy perfeccionista, pero a pesar de llevar diez años de carrera, siento que puedo hacerlo mejor todavía, y que aún no he hecho mi mejor música”.
Tres conciertos en España
Esa es la búsqueda que ahora seguirá realizando en su paso por España, donde actuará este 28 de octubre en el evento de BIME Bilbao, el 29 de octubre en Madrid en la Sala But y el 30 de este mismo mes en Barcelona, en la Sala Apolo. “Me da menos nervio Madrid”, confiesa cuando le preguntamos por las fechas. “Soy muy fan del Real Madrid, aunque no tiene nada que ver con eso (ríe), más bien es que siento que mi música es más de acá que allá. Con Barcelona, me da más nervio, porque entre más lejos toco de donde soy, más me vuelvo a sentir como cuando comencé”. Con todo, ese regreso al pasado lo convierte, también, en algo especial. “Poder tocar donde nunca lo he hecho es algo que agradezco al universo, y lo hago con mucha felicidad”.
La buena relación que Jesse Baez tiene con España, con todo, no se limita a los escenarios. Muy sonadas han sido algunas de sus colaboraciones, como las que ha realizado con C. Tangana o con Natalia Lacunza, entre otros tantos artistas. “Con Pucho fue especial porque yo era fan de AGZ, estaba todavía empezando y nunca había recibido ningún tipo de feedback de alguien que yo realmente considerara como cabrón“, recuerda. ”Estábamos haciendo música y me vieron como si yo fuera uno de ellos, y me sirvió porque fue de las primeras veces que me sentí profesional". Con la segunda, por su parte, destaca lo mucho que disfrutó de alguien a quien describe como “muy pura con sus intenciones y muy interesada en la música”, con un entorno además que iba en la misma onda y con el que compartió “la misma emoción por hacer música”.
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