Madrid, 14 dic (EFE).- Europa empieza a asumir que la simplificación de la regulación del sector bancario debe ser una de las grandes prioridades del Viejo Continente para ganar competitividad y crecimiento económico eliminando normas redundantes y costosas, pero sin poner en juego la estabilidad financiera de la región.
El Banco Central Europeo (BCE) presentó este jueves sus recomendaciones para simplificar las normas bancarias de la Unión Europea, que deberán garantizar la aplicación de la regulación de supervisión de Basilea III sobre el capital que deben tener los bancos, medidas acordadas internacionalmente tras la crisis financiera.
Una de las recomendaciones del BCE es simplificar los colchones de capital de los bancos y reducirlos a uno estable y otro liberable, que las autoridades puedan rebajar en períodos de dificultad.
Esta iniciativa está en línea con la propuesta planteada hace unos días por el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, y con las reivindicaciones del sector, que celebró el pasado jueves que la agenda de simplificación de la regulación vaya tomando forma.
El BCE presentará sus recomendaciones a la Comisión Europea, que prepara un informe sobre la situación general del sistema bancario para 2026, pues empieza a asumir que la regulación financiera debe ser una de las grandes prioridades del Viejo Continente.
A la espera de un análisis más detallado de las propuestas del BCE, la banca española aplaudió que se apueste por un marco de reporting integrado y una mayor cooperación entre autoridades.
Este otoño, las tres asociaciones bancarias españolas -AEB, CECA y Unacc- avivaron el debate de la simplificación normativa en Europa con un documento con 24 medidas concretas, en el que apostaban también por las soluciones de pagos instantáneos frente al euro digital y por un entorno más accesible para las criptomonedas.
En ese documento decían que la autonomía estratégica que persigue la UE en materia de pagos podría lograrse de forma "más sencilla y rentable aprovechando las soluciones de pago existentes", como EuroPA o Wero, para crear un medio de pago paneuropeo.
Además, señalaban que el uso de las soluciones de pago existentes sería más rápido que el que BCE cree una moneda digital minorista, pero decían que, si se emite, debería diseñarse para complementar las soluciones de pago existentes.
El documento dedicaba su mayor parte a la necesidad de simplificar el marco regulatorio para que no se solapen normativas de los distintos organismos competentes en supervisión, como está ocurriendo desde hace tiempo, y reducir su complejidad.
Las asociaciones consideraban que el actual marco de colchones macroprudenciales (reservas obligatorias de capital para los bancos para hacer frente a posibles riesgos) de la UE requería una revisión exhaustiva, pues existen cinco colchones de capital ponderados por riesgo, al tiempo que consideran que el marco macroprudencial añade requisitos de capital innecesarios.
Una queja que podría encontrar respuesta si la propuesta del BCE de dos únicos colchones de capital acaba calando, a lo que ayudaría un acuerdo entre los distintos países para instar a la Comisión Europea a avanzar en la simplificación de la regulación del sector financiero.
El BCE propone también ampliar a más bancos la regulación que se aplica actualmente a los bancos pequeños con un balance inferior a 5.000 millones y simplificar la prueba de resistencia a escala de la UE para que sus resultados sean más útiles.
El BCE propone que las autoridades europeas compartan sus datos entre sí de manera más amplia, lo que permitiría a los bancos informar una sola vez, algo que encaja muy bien con la reivindicación de las patronales bancarias españolas. EFE

