Un libro ahonda en la presunta paternidad de Peret sobre la rumba catalana

Madrid, 15 mar (EFE).- La discutida paternidad de la rumba catalana es uno de los asuntos que Rogeli Herrero, fundador del grupo Los Manolos, aborda en 'El gran Peret. De rumba por la vida', una biografía en torno al artista que fue, en su opinión, "referente y pieza clave en la evolución de la música española".

"Igual debería estar en otro lugar de consideración", reivindica el autor en una charla con EFE ante la falta precisamente de obras en torno a la figura de Peret cuando están a punto de cumplirse diez años de su muerte. "Aún no hemos sido ni capaces de hacer un sentido homenaje a su memoria y a sus canciones", lamenta.

Herrero, que coincidió profesionalmente por primera vez con él cuando Los Manolos participaron en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, inicia su libro con este momento clave de la historia reciente de España, aunque es otro episodio el que más ayuda a calibrar la dimensión del homenajeado.

"Creó y uniformizó un estilo, un repertorio y una estética que funcionaban, y que se convirtieron en el camino a seguir. La música de Peret fue el patrón que adoptaron tantos y tantos", escribe en el relato con trazas de ensayo que hace sobre los orígenes de la llamada rumba catalana.

Allí esboza lo que el miembro de Los Manolos llama "una cosmogonía" de este género, "el único creado en Europa a lo largo del siglo XX", aportando su propia visión como músico "desde la experiencia y la humildad" y tras conversaciones con el propio Peret, con Gato Pérez y otros interlocutores de peso.

"Sin canciones no se puede hablar de géneros, es el solomillo del plato, y en ese sentido, si dentro de la rumba aún se recuerda a Peret, es porque tenía las canciones", subraya al señalar que, "si bien fue fruto de un contexto y un caldo de personas, dentro de él hubo algunas con la capacidad o virtud de poder sincretizarlo todo y reelabolarlo, que es lo que él hizo, dar el mensaje a su manera".

En ese sentido, además de atribuirle la incorporación de las palmas, escribe en el libro: "Reúne y sintetiza la tradición de la latinidad, el rock, la copla y el flamenco, añadiéndole el sonido de la ciudad de Barcelona. Ese es Peret".

Tras charlar también con parte de la familia barcelonesa de Antonio González, El Pescaílla, resta peso al supuesto enfrentamiento entre ambos respecto a la paternidad de la rumba. "Ellos tenían una relación casi de compadres. Esto es como el debate 'Tú de quién eres: de los Stones o de los Beatles'. No tiene sentido enfrentarlos, porque cada uno tuvo su papel en el mundo de la rumba", precisa.

Desde esta semana en las librerías, a 'El gran Peret. De rumba por la vida' (Larousse) dedicó Herrero unos diez meses de trabajo diario, "incluso en fines de semana, en un régimen muy espartano y soviético", muestra del "amor y compromiso" con el que abordó el encargo de la editorial.

Allí cuenta la historia de aquel hombre que nació entre barracas en Mataró y que, tras fraguarse como un gran guitarrista en tablaos de Madrid y Barcelona, acabó firmando con Ariola uno de los contratos discográficos más lucrativos de la época, "probablemente en torno a los seis ceros", un dinero que "pidió en efectivo y que se llevó en una maleta a un bar de su barrio en El Raval".

"Como pasa con muchas de las grandes figuras de la música, además de grande también era humilde. Y tenía la facultad de que la gente se callaba cuando abría la boca, centrando la atención en cualquier reunión o en el escenario", subraya Herrero del creador de 'Una lágrima' o 'Canta y sé feliz'. EFE

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