Rodrigo Arteaga, doctor: “Si se te olvidan las cosas con mayor facilidad, no siempre es por el estrés o la edad”

Un especialista en salud integral explica qué nutrientes son clave para el cerebro y por qué su déficit puede afectar a la memoria con el paso del tiempo

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El doctor Rodrigo Arteaga divulga
El doctor Rodrigo Arteaga divulga sobre las pérdidas de memoria y los déficits nutricionales (Montaje Canva Infobae)

Olvidar nombres, perder el hilo de una conversación o tardar más en recordar información cotidiana es una experiencia que tarde o temprano nos sucede a todos. En muchos casos, estos fallos cognitivos se asocian al estrés o al envejecimiento natural. Sin embargo, el doctor Rodrigo Arteaga, especializado en metabolismo y longevidad, señala que la memoria también puede verse afectada cuando el cerebro no recibe suficientes vitaminas.

El especialista aborda esta cuestión en uno de sus vídeos de TikTok, donde explica que el cerebro necesita determinados nutrientes para mantener su funcionamiento. Cuando estos nutrientes escasean, los procesos cognitivos pueden volverse más lentos. En consecuencia, insiste sobre la importancia de las vitaminas y sus extraordinarios beneficios para la salud cotidiana.

Una de las vitaminas más relevantes es la vitamina B12. Este nutriente participa en la transmisión de la información entre las neuronas. Cuando los niveles son bajos, el cerebro puede tardar más en procesar lo que se piensa o se dice. También pueden aparecer dificultades para mantener la agilidad mental en tareas del día a día.

La vitamina B9, también conocida como folato, cumple una función protectora en el cerebro. Contribuye a reducir el desgaste acumulado con el paso del tiempo y ayuda a preservar la memoria. Cuando su nivel es insuficiente, el deterioro cognitivo puede acelerarse, incluso en personas que no presentan otros problemas de salud.

La vitamina D es otro de los nutrientes que, según el especialista, merece atención. Aunque suele relacionarse con la salud ósea, también influye en el equilibrio del sistema nervioso. Niveles bajos de vitamina D se han asociado a una pérdida de memoria más progresiva, especialmente en etapas avanzadas de la vida.

La vitamina B6 completa el grupo de vitaminas clave para la función cognitiva. Interviene en la producción de neurotransmisores y facilita la comunicación entre neuronas. Cuando hay déficit, pueden aparecer problemas de concentración.

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La solución es una dieta equilibrada

El doctor Artega destaca que no siempre es necesario recurrir a suplementos nutricionales. En ocasiones, estos son excesivamente caros y no cumplen con su función real. En consecuencia, es mejor focalizar la atención en la dieta del día a día, observando los alimentos que consumimos. Una dieta equilibrada puede ayudar a regular estos déficits nutricionales, cubriendo las necesidades del cerebro.

En primer lugar, explica que la vitamina B12 se encuentra en carnes, pescados, huevos y productos lácteos. Se trata de alimentos básicos que deben formar parte de nuestra alimentación cotidiana.

El pescado perfecto de esta
El pescado perfecto de esta Navidad, con vitamina B12: rodaballo al horno. (Adobe Stock)

El folato, por su parte, está presente en los vegetales de hoja verde, las legumbres y el aguacate.

Por otro lado, la vitamina D se obtiene principalmente a través de la exposición solar. El experto puntualiza que, si bien es cierto que la exposición solar es necesaria para la vida humana, también debemos ir con cuidado de la irradiación excesiva. Una protección solar adecuada -con crema +50- puede ayudarnos a preservar la salud cutánea en todo momento. Asimismo, la vitamina D también la podemos encontrar en alimentos como el huevo.

Por último, la vitamina B6 se encuentra presente en el pollo, el pescado, el plátano y las legumbres.

En definitiva, el envejecimiento no es el único factor que influye en nuestra cognición. Cuando el cerebro no recibe los nutrientes necesarios, la pérdida de memoria puede aparecer con mayor frecuencia. Mantener una alimentación variada es una de las bases para cuidar la salud cognitiva a largo plazo.