Un alpinista va a la montaña con su novia, la deja allí cuando las condiciones empeoran y silencia el móvil: ella muere congelada y él está acusado de homicidio

La fiscalía investiga un caso de “negligencia grave” que deja muchas incógnitas

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El alpinista y su novia.
El alpinista y su novia. (Facebook)

¿Negligencia... o algo más? En cualquier caso, la tragedia puede acabar en la detención por homicidio de Thomas Plamberger, tras la muerte de su novia, Kerstin Gurtner, en la montaña más alta de Austria.

El caso refleja una cadena de malas decisiones: Plamberger, un alpinista experimentado, fue con su pareja, que no tenía experiencia en la montaña, a hacer una ruta por el Grossglockner, de casi 4.000 metros de altura. Era pleno invierno, el 18 de enero, y las condiciones extremas marcaron el destino de la ascensión. La mujer, además, según la investigación de la fiscalía, iba con un equipamiento inadecuado: no vestía botas de alpinismo, sino botas blandas de snowboard, y sin ningún tipo de abrigo de emergencia. Cuando la noche los sorprendió en la arista suroeste, el despliegue de las lámparas frontales activó la alerta entre los rescatistas, que despacharon un helicóptero de socorro. Pero Plamberger rechazó la ayuda y ambos siguieron montaña arriba.

Al contar su versión a la policía, el acusado aseguró que “rechazó la llegada del helicóptero porque ambos se encontraban bien y planeaban terminar su ascensión, pero que ‘poco después’ su compañera ‘mostró signos crecientes de agotamiento’”. Después de mantenerse junto a su pareja hasta las 2 de la madrugada, Plamberger descendió en busca de ayuda en un refugio, pero “no volvió a pedir ayuda por teléfono hasta las 3.40 de esa madrugada”. La policía analiza por qué no respondió a los mensajes y las llamadas de los servicios de rescate, y él ha respondido que tenía el teléfono en silencio.

A la mañana siguiente, los cuerpos de rescate localizaron el cuerpo de la mujer: había muerto congelada tras una noche con ráfagas de hasta 70 kilómetros por hora y una sensación térmica de 20 grados bajo cero. Por todo ello, “la Fiscalía de Innsbruck ha acusado a Plamberger con el cargo de homicidio por negligencia grave”. Según los responsables del caso, cuentan con varios elementos que apuntan a una cadena de errores críticos por parte del experimentado alpinista, quien tenía “muchos más conocimientos y experiencia” que la víctima.

Las claves de la investigación

La fiscalía le acusa de no haber buscado ayuda hasta que era demasiado tarde, de no contestar a las llamadas de los servicios de rescate y de abandono a la víctima. La defensa, por su parte, afirma que no hubo mala intención en nada de ello y que todo fue una serie de casualidades.

La declaración de los servicios de rescate, sin embargo, no deja en buen lugar al alpinista: afirman que fue poco claro sobre las condiciones en las que se encontraban, lo que retrasó una ayuda que, visto de hoy, era imprescindible. Más tarde, el clima ya no permitía la asistencia por helicóptero, y para cuando Plamberger por fin llamó al servicio de emergencias, era de madrugada y no había visibilidad para ayudar por tierra.

En medio de las incógnitas, hay algo que está claro, según la fiscalía: el alpinista, aunque fuera con buena intención, involucró a una persona sin experiencia en una situación peligrosa y sin el equipamiento adecuado.