
La llegada de las primeras nevadas transforma el paisaje y activa las dudas de muchos dueños de perros. Muchas de nuestras mascotas sienten curiosidad y prueban la nieve nada más verla. No obstante, según la veterinaria María, “no pasa nada porque tu perro coma un poco de nieve, pero si es mucha cantidad lo más probable es que le dé dolor de estómago e indigestión”.
Es más, el verdadero peligro no está en la nieve en sí, sino en los productos químicos utilizados en zonas urbanas. “Lo que sí que puede ser peligroso de este tema es la sal y anticongelante que pueda haber en la carretera, en los lados, en las aceras. Es muy tóxico para ellos”, ha advertido.
Por ello, la veterinaria ha aconsejado adelantarse, “llevando agua, snacks y jugar con él para distraer su sed o su apetito de probar la nieve”. Pero si no es posible evitar las zonas tratadas con sal o anticongelante, asegurarse “de que no come nada”.

Pisar la nieve: depende del perro, del paseo y del terreno
Las almohadillas son la parte del cuerpo más expuesta y vulnerable. La mezcla de frío, humedad y químicos puede causar irritación e incluso heridas, “así que usar botines o lavad las almohadillas rápidamente con agua después”, ha señalado María.
Por otra parte, los especialistas recomiendan preparar las patas con vaselina, pomadas hidratantes o ceras protectoras unos días antes y durante la estancia en la nieve. Además, hay que tener en cuenta que la resistencia no es igual en todos los perros.
“Dependerá del perro y del tipo de ruta. No es lo mismo un perro con unas almohadillas bien curtidas que uno con esponjitas”, ha explicado la veterinaria. “Y no es lo mismo estar caminando kilómetros por nieve constante que solo jugar en ella de vez en cuando”.

Incluso, en algunos casos, especialmente si el perro se lastima con facilidad o la nieve está dura, puede ser útil recurrir a calzado específico, aunque requiere adaptación previa: “Tendrás que acostumbrarle poco a poco porque no les suelen gustar, aunque es verdad que una vez en la nieve se les olvida”.
Por otro lado, la tolerancia al frío varía enormemente entre perros. Los de pelo corto, pequeño tamaño o edad avanzada suelen necesitar abrigo. “Si hay que abrigar, se abriga, no pasa nada”, ha afirmado María. Y caminar sobre nieve es más cansado y puede agravar problemas articulares: “Podrían empeorar sus síntomas esos días, así que hay que tener un extra de cuidado con ellos”, ha indicado la veterinaria sobre perros con artritis o artrosis.
Señales de que la nieve le está haciendo daño
Prestar atención al comportamiento del perro es esencial para evitar lesiones. Según María, debemos estar alerta si el animal:
- Actúa raro o incómodo.
- Se detiene más de la cuenta.
- Se lame insistentemente las almohadillas.
- Cojea o camina encorvado.
- Se tumba con frecuencia.
- Presenta rojeces, piel levantada o heridas.
- Tiene bolas de nieve o hielo entre los dedos, que “duelen mucho”.
- Si aparece algún objeto clavado bajo la nieve.
El cuidado no termina en el paseo. Por último, “cuando lleguemos a casa, le secamos bien”, ha sentenciado María, insistiendo en revisar cualquier resto de nieve y ayudar al perro a entrar en calor.
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