La rocambolesca historia del Picasso perdido: lo ‘robó’ una vecina que creyó que era un paquete olvidado en el portal

La obra, encontrada por la policía, nunca llegó a salir del edificio en el que supuestamente había desaparecido

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El cuadro de Picasso desaparecido
El cuadro de Picasso desaparecido ha sido recuperado. (Policía Nacional)

El desconcierto se apoderó del mundo del arte a principios de octubre de 2025, cuando la desaparición de un cuadro de Pablo Picasso valorado en 600.000 euros generó una intensa búsqueda policial y mediática. La obra, titulada Naturaleza muerta con guitarra, debía viajar de Madrid a Granada para una exposición, pero nunca llegó a su destino. Durante días, la sospecha de un robo planeó sobre el caso... hasta que la solución ha revelado que el misterio nunca existió.

Como ha informado la Agencia EFE este viernes, el cuadro nunca abandonó el portal del edificio madrileño donde residía su propietario y donde presuntamente había ‘desaparecido’. Y los ladrones nunca existieron: la culpa fue de una vecina que creyó que la obra embalada y lista para su traslado era un paquete que alguien que se había olvidado en su portal.

La alarma se disparó el 6 de octubre, cuando los organizadores de la exposición ‘Bodegón | La eternidad de lo inerte’, en el Centro Cultural CajaGranada, detectaron la ausencia de la pieza al desembalar las 56 obras trasladadas desde Madrid. La empresa de transportes había entregado el resto de las piezas bajo videovigilancia, pero la falta de numeración en los embalajes impidió una verificación exhaustiva. La denuncia formal por la desaparición del cuadro se presentó el 10 de octubre, lo que llevó a la Policía Nacional a incluir la obra en la base de datos internacional de arte sustraído y a iniciar una investigación que involucró a la Brigada de Patrimonio Histórico y a la Policía Científica.

La Policía confirma que ha localizado el Picasso desaparecido en un traslado de Madrid a Granada: no salió de la capital.

Un paquete olvidado

La reconstrucción de los hechos apunta a una serie de errores logísticos en el traslado. El cuadro, de pequeñas dimensiones (12,7 x 9,8 centímetros) y perteneciente a una colección privada, debía recogerse en un inmueble de la avenida Pío XII de Madrid, junto a otras obras. Sin embargo, los empleados de la empresa de transporte se dejaron un momento el paquete en el portal del edificio. La lista de piezas estaba desordenada y los embalajes carecían de una identificación clara, lo que dificultó el control del inventario. Además, el camión de transporte realizó una parada nocturna en Deifontes, a 22 kilómetros de Granada, lo que inicialmente generó sospechas sobre los transportistas, aunque estos aseguraron que la carga nunca quedó sin vigilancia.

La vecina, al ver el paquete, pensó que se trataba de un pedido que alguien se había olvidado allí y lo llevó a su domicilio, donde permaneció sin abrir durante varios días. No fue hasta que su marido le comentó la noticia de la desaparición del Picasso, ampliamente difundida en los medios, que la vecina relacionó el paquete olvidado con el cuadro buscado. Tras abrirlo y confirmar su contenido, el matrimonio contactó con la Policía Nacional.

La Policía Científica inspeccionó el paquete y confirmó la autenticidad de la obra, realizada por Picasso en 1919. La recuperación del cuadro supuso un alivio para los organizadores de la exposición y para los trabajadores de la empresa de transporte, que durante días se vieron bajo sospecha de un robo que nunca existió.