Javier Ochoaizpuro, antiguo fiscal: “Estas son las tres tácticas que se usan en una investigación”

Los procedimientos judiciales pueden alargarse hasta convertirse en prcoesos que implican un alto desgaste y muchas presión para los participantes, una situación que los profesionales saben aprovechar

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Las tres tácticas que se
Las tres tácticas que se usan en una investigación. (Montaje Infobae con imágenes de @javierochoaizpuro / TikTok)

Cuando un trabajador se enfrenta a un proceso judicial, juega con la desventaja de no conocer los entresijos de estos procedimientos igual que los profesionales que se dedican a ellos. Las maniobras empleadas por los fiscales para fortalecer sus casos no solo afectan el rumbo de una investigación, sino que a menudo transforman la experiencia de los acusados, convertidos en piezas estratégicas dentro de un sistema judicial dispuesto a utilizar sus recursos al máximo. Javier Ochoaizpuro, que desempeñó el cargo de fiscal durante 24 años, desglosa tres tácticas frecuentes con el propósito de exponer, en sus propias palabras, “el juego” que encierra la labor del Ministerio Público. Según relató Ochoaizpuro, “cuando un fiscal quiere ganar un caso, usa todas las herramientas que tiene”.

Uno de los mecanismos más habituales que identificó Ochoaizpuro en un video publicado en su perfil de TikTok (@javierochoaizpuro) es el juicio abreviado, una herramienta legal pensada para agilizar procesos pero que, en la práctica, puede convertirse en una forma de presión contra los acusados. Según explicó, esta figura aparece con frecuencia en causas donde las pruebas no resultan del todo consistentes. “Si las pruebas no son 100% sólidas, es muy probable que te presionen para que firmes un acuerdo rápido”, advirtió.

Aunque la carrera profesional de Ochoaizpuro se ha desarrollado en Buenos Aires, Argentina, donde los juicios abreviados tienen particularidades legales que distan de las contempladas por la legalidad española, en cualquier país pueden emplearse tácticas similares: presionar al acusado con plazos cortos para condicionar su capacidad de defensa. En esos escenarios, el acusado se enfrenta a un dilema: aceptar un trato que promete una condena menor y resolver el proceso en poco tiempo, o arriesgarse a un juicio prolongado. Sin embargo, Ochoaizpuro subrayó que esta salida, lejos de ser un beneficio real, se convierte en una desventaja: “Una condena, una trampa que se aprovecha de tus miedos”.

Un delito que no pueden probar

Otra de las maniobras señaladas por el exfiscal es la sobreacusación, que consiste en imputar un delito más grave de lo que las pruebas permiten sostener. “Te acusan de un delito mucho más grave del que pueden probar. El objetivo es generarte miedo para forzarte a negociar y que aceptes un acuerdo por un delito menor”, explicó.

Noticias del día 19 de septiembre del 2025.

De acuerdo con Ochoaizpuro, este mecanismo busca desequilibrar emocionalmente al investigado, colocándolo bajo una amenaza desproporcionada. La posibilidad de enfrentar una condena severa empuja al acusado a pactar con la fiscalía, aunque no existan elementos sólidos para justificar la imputación inicial. Para el exfiscal, se trata de “una estrategia de presión pura y dura” que traslada el peso de la negociación al miedo y la incertidumbre.

Estrategias de presión y desgaste

La última de las prácticas que describió Ochoaizpuro tiene que ver con el uso calculado de la lentitud judicial. En ocasiones, los fiscales prefieren prolongar los plazos para desgastar a la persona investigada. “A veces, la estrategia más simple es esperar”, señaló. El tiempo se convierte así en un recurso que impacta de múltiples formas: aumenta los costos económicos de la defensa y mina la resistencia emocional. Según el exfiscal, “dejan que el tiempo pase para que te quedes sin recursos o sin fuerzas para pelear”. Esta táctica, basada en la burocracia y en la resistencia limitada de los acusados, puede resultar tan efectiva como cualquier imputación formal.