Una británica que vive en España explica algunas cosas que ha empezado a hacer: “Ya no lo veo tan urgente”

Las vivencias en el extranjero no solo transforman costumbres evidentes, como el idioma o la alimentación, sino también rutinas personales y percepciones cotidianas. Para quienes migran, adaptarse implica en muchos casos cuestionar hábitos aprendidos y adoptar otros nuevos, moldeados por el entorno. Estos pequeños ajustes ofrecen una mirada concreta sobre cómo se vive en un nuevo país y cómo se diluyen las fronteras culturales en el día a día. En redes sociales, son cada vez más quienes comparten estas experiencias como una forma de narrar el proceso de integración.

Anna, una creadora de contenido británica que vive desde hace dos años en Madrid y que en TikTok tiene el nombre de Anna in Spain (@annainspain), ha reunido más de 10.000 seguidores contando con humor su adaptación a la vida en España. En uno de sus vídeos recientes, enumera algunas costumbres que ha dejado atrás desde que emigró y otras que ha incorporado como parte de su nueva rutina. “Ya no lo veo tan urgente”, afirma al hablar sobre la relación con el sol, una de las diferencias que más le sorprendió al mudarse desde el Reino Unido.

Del sol como evento al sol como rutina diaria

En su país de origen, los días soleados son una excepción. Por eso, como cuenta Anna, la costumbre en Inglaterra es salir de inmediato a disfrutar del buen tiempo: “En cuanto hay sol, sales corriendo al parque. A veces incluso terminas quemado sin querer”. Sin embargo, desde que vive en Madrid, esa reacción automática ha desaparecido. “Aquí hay sol casi todos los días. Ya no siento que tengo que aprovecharlo al instante, porque sé que mañana también lo habrá”, ha explicado.

Este cambio ilustra cómo el entorno puede redefinir las prioridades cotidianas. Lo que en el Reino Unido es una urgencia, en España se convierte en normalidad. Y con ello cambia también la manera de planificar el tiempo libre o valorar el clima. Anna reconoce que, al principio, le costaba creer que no era necesario “aprovechar” cada rayo de sol, pero ahora lo vive como una ventaja natural de su nueva residencia.

Menos maquillaje y más cercanía social

Anna también ha señalado que en España ha reducido considerablemente el uso de maquillaje, algo que en Inglaterra formaba parte de su rutina diaria. “Me maquillaba mucho más, a veces incluso con pestañas postizas, como la típica británica. Aquí, ya no tanto. No sé si es que cambié yo o que me siento diferente”, ha explicado en su vídeo. Además, menciona que ahora prefiere dejar a la vista sus pecas, algo que antes solía cubrir.

Otro cambio que destaca es el hábito de saludar al entrar en lugares públicos, como una sala de espera. “En Inglaterra eso sería raro. Entras y nadie dice nada. Aquí saludas, decís ‘buenos días’ y preguntan qué tal. Me gusta más, es más comunitario”, ha asegurado. Esta costumbre, que al principio le resultaba extraña, se ha convertido en una forma de conectarse con los demás para integrarse más en el país.