Vivir teniendo misofonía, cuando un simple sonido puede provocar desmayos: “¿Estarían riéndose de la misma manera si estamos hablando de conductas suicidas?"

La psicóloga e investigadora Antonia Ferrer explica a ‘Infobae España’ que la misofonía es un trastorno al que “le estamos poniendo mofa”

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Una persona tapándose los oídos.
Una persona tapándose los oídos. (Freepik)

El click de un bolígrafo, el crujir de los dedos, el mascar de un chicle o escuchar a alguien masticar. Son sonidos que pueden pasar desapercibidos para la mayoría de las personas, pero que resuenan y retumban en la mente de aquellas que sufren de misofonía. Este trastorno, tal y como define la licenciada en Psicología e Investigadora, Antonia Ferrer, es la reacción psicofísica que alguien experimenta ante estímulos auditivos específicos. Es una baja tolerancia al sonido, incluso cuando los niveles de decibelios se encuentran “dentro de los límites normales del oído humano”.

A diario las personas que padecen este trastorno reciben etiquetas como “tiquismiquis” o “maniática” cuando realizan un comentario relacionado con ciertos ruidos. Sin embargo, si tan sólo supiéramos la reacción que en ellos provoca aquello que para nosotros es insignificante, dejaríamos de tacharles de quejicas. “Hay taquicardias, hay contracción de todo el aparato gastrointestinal, todo el sistema nervioso autónomo se bloquea. Puede provocar dolor de cabeza, vértigo, desmayos”, detalla la experta a Infobae España.

“¿Estarían riéndose de la misma manera si estamos hablando de conductas suicidas o de depresiones?”

“¿Estarían riéndose de la misma manera si estamos hablando de conductas suicidas o de depresiones?“, se pregunta la psicóloga. ”La misofonía es una enfermedad mental y le estamos poniendo una mofa al asunto que de verdad es bastante triste. Esto es falta de conciencia, falta de conocimiento de lo que hay", critica.

Antonia Ferrer considera que no se le da la suficiente importancia a la misofonía por “la falta de conciencia” que hay porque “los estereotipos asociados a ella pueden obstaculizar la búsqueda de ayuda médica por parte de quienes la padecen”. Que insiste que no son personas “ni raras, ni irritables, ni malhumoradas”.

“Como el desencadenante puede ser ridículo, puede ser comer kikos, sorber una limonada o comer las famosas palomitas en el cine, se minimiza el trastorno”, se apena. Basta con ver el sufrimiento de quienes lo padecen para comprender que no es algo frívolo. De hecho, comenta que “uno de los padecimientos mayores que tiene una persona con misofonía es el aislamiento social”. Esto se debe a que, según detalla, “no puede relacionarse con la gente” porque “vivimos en un mundo de sonidos”. “Y las reuniones se hacen en torno a las comidas y en torno a la música y en torno a cualquier ruido y manías que uno tiene”, menciona. Asimismo, asegura que divorcios por esta condición “hay muchísimos”.

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“Te lleva la ira demasiado lejos”

Muchas personas se sienten incomprendidas. María Vítora, por ejemplo, no sabe cómo explicar el sentimiento que en ella nace cuando escucha a alguien comer patatas fritas o frutos secos. Lo que sí que sabe es que es el “algo inevitable” y que siente “mucha ira”. “Es como un enfado, de la nada estás bien y cuando escuchas el crujido, se te cambia el ánimo. Estás estresado y con mucha ansiedad de que cierre la boca”, cuenta a Infobae España. A pesar de que no ha llegado al punto de que esto la aleje de su familia y amigos, sí que le gustaría que comprendieran que es “algo irritante, estresante”, que “da mucho coraje”, que no se puede controlar y “te lleva la ira demasiado lejos”.

¿Puede incrementar con el tiempo?

Tapones para los oídos. (Pixabay)
Tapones para los oídos. (Pixabay)

Las personas que sufren esta condición temen que con el tiempo su misofonía empeore, algo que puede suceder. Sin embargo, Ferrer aclara que en los análisis que han realizado, sí que han podido demostrar que “en la medida que se trabaja” y “dependiendo del grado” sí que disminuye. “De tal manera que uno, a veces, piensa que se le ha ido la misofonía”, apunta.

Cómo se diagnostica la misofonía

El diagnóstico de la misofonía, según puntualiza la profesional en unos documentos compartidos con Infobae España, se realiza a través de “una evaluación clínica exhaustiva realizada por un profesional de la salud mental, como un psicólogo o psiquiatra o bien mediante la administración de un cuestionario validad”. “El diagnóstico se da como válido con que una persona tengo un solo sonido que le moleste, matiza Antonia Ferrer.