La guerra por entrar en la universidad: casi uno de cada dos alumnos que han hecho la PAU no entrarán en la carrera que quieren

En los grados más demandados, como los de salud o informática, serán entre 4 y 11 estudiantes los que peleen por una plaza

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Uno de cada dos alumnos
Uno de cada dos alumnos no entrarán en la carrera que desean estudiar. (Álvaro Ballesteros/Europa Press)

La universidad pública en España enfrenta una de las mayores presiones en años. Con una demanda de plazas que supera ampliamente a la oferta, miles de estudiantes se ven obligados a competir por un número limitado de vacantes, especialmente en las carreras más solicitadas.

Según los datos compartidos por la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD), la tasa de preferencia (el porcentaje de plazas que podría cubrirse solo con los estudiantes que eligen una titulación como primera opción), alcanzó un 193,4% en el curso 2023-2024, lo que implica que casi dos estudiantes luchan por cada plaza disponible.

Falta de plazas y aumentos de las notas de corte

Ese desequilibrio entre la oferta y la demanda ha generado un aumento en las notas de corte, sobre todo en los grados como Medicina, Veterinaria, Enfermería e Informática.

La oferta de plazas no ha crecido al ritmo de la demanda, lo que ha provocado que las universidades públicas enfrenten una sobrecarga de solicitudes.

En el curso 2023-2024, se ofertaron 245.956 plazas para 2.665 titulaciones, pero las preinscripciones superaron las 475.000, debido a que muchos estudiantes, debido a la falta de oferta en su comunidad autónoma, solicitan plazas en otras regiones.

“La oferta no ha crecido al ritmo de la demanda y las notas de corte para acceder a los grados se han disparado en los últimos años”, explica el informe de la Fundación CYD. Así, el 92,7% de las plazas ofertadas en el primer curso se cubrieron con matriculados de nuevo ingreso por preinscripción.

Las notas de corte subirán
Las notas de corte subirán por la alta competitividad para entrar. (Jorge Gil/Europa Press)

Las carreras más demandadas

La competencia es aún más feroz en áreas como la salud o la informática. En Medicina, casi 11 estudiantes compiten por cada plaza, y en Veterinaria es de ocho por cada una.

En Enfermería, casi cuatro estudiantes luchan por conseguir una plaza, mientras que en Psicología la proporción es de tres a uno. “En los ámbitos de la salud y los servicios sociales hay 4,6 alumnos demandantes por plaza”, señala la Fundación CYD.

Asimismo, los grados relacionados con la informática, la ingeniería multimedia y la inteligencia artificial también presentan una alta demanda, con dos estudiantes por cada plaza.

Infrafinanciación y obstáculos a la expansión

Pero la falta de plazas en las universidades públicas no es solo un problema de demanda, sino que también económico. La ministra de Universidades, Diana Morant, ha señalado que la “infrafinanciación” por parte de los gobiernos autonómicos está dificultando que las universidades públicas ofrezcan un número adecuado de plazas.

La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) estima que el coste de una plaza universitaria ronda los 9.000 euros al año. No obstante, en las carreras más demandadas el gasto se eleva a los 13.700 euros, como Medicina, ya que requiere recursos como las prácticas o la formación especializada.

Ismael Sanz, investigador de Funcas y profesor titular de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, ha señalado a EFE que “se necesitarían 15.000 plazas públicas más cada año en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas)” para satisfacer la creciente demanda.

Las administraciones no reaccionan a las necesidades laborales”, ha lamentado Sanz, destacando que muchas de las carreras más demandadas tienen una alta inserción laboral, lo que subraya la desconexión entre el sistema educativo y las necesidades del mercado de trabajo.

Las universidades tienen miedo al cambio

Del mismo modo, el proceso de creación de nuevas plazas universitarias enfrenta varios obstáculos: además de requerir grandes inversiones en infraestructura y personal, también debe pasar por un proceso de verificación que se puede demorar hasta dos años.

Montserrat Álvarez, del gabinete técnico de la Fundación CYD, ha explicado que “en muchos casos también hay resistencia dentro de la comunidad universitaria, ya que reestructurar la oferta de grados podría conllevar una reducción de plazas en titulaciones menos demandadas”.

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Igualmente, algunas universidades prefieren mantener el número de plazas limitado, evitando bajar sus notas de corte, porque consideran que esto les otorga “prestigio” y atrae a los mejores estudiantes.

El futuro de la educación superior en España

La planificación de la oferta universitaria en España se ha convertido en una prioridad tanto para expertos como para responsables políticos. “Esta revisión debería basarse en estudios específicos por titulaciones, niveles universitarios y regiones para determinar cuál es la estructura de la oferta más adecuada”, ha sugerido Álvarez.

Por su parte, Ismael Sanz ha concretado que se necesitarían 135 millones de euros para crear nuevas plazas en carreras STEM para los próximos 4 años, una cifra que considera “asumible” teniendo en cuenta la alta empleabilidad de los graduados en estos campos.

A su vez, “la planificación universitaria debería tener en cuenta la empleabilidad y las cotizaciones de los titulados”, ha concluido Álvarez, quien enfatiza que la falta de plazas a los grados más demandados puede afectar al desarrollo económico del país.