Acogió a un gato de la calle para que pudiera encontrar una nueva casa, pero fue imposible: “Me enteré de que otro voluntario estaba interesado en él”

Cada año, miles de animales callejeros son rescatados por organizaciones en todo el mundo con la esperanza de encontrarles un hogar definitivo. A principios de este año, un gato escuálido y enfermo llegó a Cuidado y Control de Animales de Chicago. Estaba en mal estado físico, había dejado de comer debido a una grave infección de las vías respiratorias superiores, pero aún conservaba intacto su deseo de afecto. Bajo su rudo exterior, “se escondía un corazón de oro esperando ser descubierto”.

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La organización One Tail at a Time supo de su situación y actuó con rapidez. “Les preguntamos a nuestros voluntarios si alguien podría hacerse cargo de él y, afortunadamente, un cariñoso padre de acogida dijo que sí”, explicó Alli Rooney, miembro del equipo, al medio especializado Love Meow. El gato fue bautizado como Snuffleupagus y fue trasladado a una clínica veterinaria para recibir atención urgente. “Poco después de ser rescatado, era tan dulce y cariñoso, y estaba tan feliz de haber salido del refugio”, explicó.

Desde el primer momento, Snuffleupagus agradeció con abrazos y ronroneos a quienes lo ayudaron. Una de esas personas fue Stefanie, voluntaria del programa desde hacía un año. Al ver la solicitud para acogerlo, no dudó en ofrecerse. Le preparó un espacio tranquilo en su casa donde pudiera recuperarse y, como había hecho con otros gatos antes, planeaba cuidarlo hasta que encontrara una familia definitiva. Pero la conexión que surgió entre ambos cambió sus planes. “Sentí que podíamos entendernos y él confió inmediatamente en mí para que lo cuidara”, contó Stefanie. El vínculo fue inmediato. El gato se adaptó sin esfuerzo a su nuevo entorno y comenzó a seguirla por toda la casa. “Es muy tranquilo y es amigo de todos: humanos, otros gatos y perros. Es casi imperturbable, no le teme ni a las aspiradoras ni a las tormentas”.

Snuffleupagus descubrió el placer de la vida en interiores y se convirtió en un compañero constante. “Le encanta socializar con la gente, observar pájaros desde la ventana o en la televisión, jugar con juguetes y echarse siestas con mamá”, relató su cuidadora. “Es el mejor gato del planeta”. La dulzura y el carácter sereno del animal le recordaron a Stefanie a un gato que había perdido tiempo atrás y que ocupaba un lugar muy especial en su vida. “Había perdido a mi gatito del alma y pensé que nunca encontraría otro gato como él con quien pudiera tener un vínculo tan fuerte. Había estado criando animales durante un año y amaba a todos mis gatitos, pero no me había sentido tan conectado con ellos como con Snuffleupagus”.

El gato, ya completamente recuperado, se había convertido en parte esencial de su día a día, acompañándola incluso mientras trabajaba desde casa. Cuando llegó el momento de buscarle una familia adoptiva, Stefanie no pudo seguir adelante con la idea. “Supe con certeza que era mío cuando estaba a punto de ser dado en adopción y me enteré de que otro voluntario estaba interesado en él; tuve la corazonada de que no podía dejarlo marchar”.

Stefanie lo describe, el ahora rebautizado como Tybalt, como un rey esponjoso con ojos esmeralda, capaz de conseguir atención con solo una mirada. Inspecciona los bolsos de su madre, se instala sobre ellos y los marca como propios. Stefanie le dio una segunda oportunidad, y Tybalt se convirtió en el jefe de la casa. Recibe a las visitas con afecto, reclama mimos sin reservas y se ha ganado el lugar que parecía haber estado esperando desde el principio: su hogar para siempre.