La iglesia más impresionante del mundo: se encuentra excavada en mitad de un precipicio y solo se accede por un sendero a través de la montaña

Se trata del templo religioso más peligroso del mundo, ya que el camino que lleva hasta él discurre por un desfiladero que llega hasta los 250 metros de altura

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La iglesia más impresionante del mundo: se encuentra excavada en mitad de un precipicio y solo se accede por un sendero a través de la montaña.

¿Te imaginas una iglesia a más de 200 metros de altura excavada en la roca? Puede parecer algo imposible, pero en este mundo nada lo es. A lo largo del planeta existen infinidad de destinos y lugares que nunca dejarán de sorprendernos, ya sea por su belleza única, su imponente arquitectura o la asombrosa naturaleza que los rodean. Sin embargo, otros sobresalen por ser puntos exclusivos escondidos en los rincones más recónditos e inimaginables que se nos puedan ocurrir.

Este es el caso de la iglesia de Abuna Yemata Guh, un templo al borde de un desfiladero cuyo camino es toda una odisea. Se enclava en la región de Tigray, al norte de Etiopía, y constituye uno de los templos de culto más peligrosos del mundo, si no el que más. Esto se debe a su acceso, pues para llegar hasta allí se debe sortear un recorrido que atraviesa el precipicio, siempre con el vacío como fiel acompañante. Además, Etiopía puede presumir de ser el primer país africano en convertir el cristianismo en su religión, pues lo hizo en el siglo IV de nuestra era.

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Un acceso de vértigo

Según numerosos historiadores, la iglesia de Abuna Yemata Guh fue construida en el siglo V por Yemata. Este personaje fue uno de los predicadores originales que transmitieron el cristianismo por el país, de hecho, eran conocidos como los Nueve Santos. El templo pertenece a un conjunto de 35 cavidades excavadas en la roca sobre un precipicio vertical que conforma una de las estructuras más impresionantes del mundo.

Para darse cuenta del tamaño monumental que alberga, la cavidad se sitúa a más de 2.600 metros de altitud frente al nivel del mar, lo que permite contemplar toda la extensión de la comarca de Tigray. Solo cuenta con un acceso, un trepidante y vertiginoso sendero de piedra que lleva unas dos horas en completarlo. Para subirlo, es necesario descalzarse y lavarse los pies en la pila habilitada para ello en señal de respeto.

Interior de la iglesia de Abuna Yemata Guh. SHUTTERSTOCK
Interior de la iglesia de Abuna Yemata Guh. SHUTTERSTOCK

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El paso de miles de feligreses a lo largo de la historia ha ido arando el terreno y marcando el camino, por lo que no hay mucha dificultad para hacerlo sin calzado. Durante toda la senda, el precipicio y la vista al vacío es constante, pudiendo experimentar un cóctel de emociones que pueden ir desde el asombro hasta el estremecimiento. No obstante, es una experiencia única en el mundo muy difícil de encontrar en otra parte del planeta.

A 250 metros de altura

Una vez superado el trayecto, el viajero da con la puerta del templo. Este se cuenta con una caída en picado de 250 metros y un interior que deja con la boca abierta. Los frescos pintan todas las paredes de la iglesia, representado a los apóstoles y algunas escenas del Antiguo y Nuevo Testamento. Estas pinturas son impresionantes, pues aprovechan la propia roca para dar forma y color a algunas partes de los trazados.

A pesar de ser visitable, en la iglesia se celebran misas y actos religiosos que aumentan todavía más la afluencia. Pero esto no se queda aquí, pues al igual que se sube, toca la bajada, para la que hay que tener especial cuidado. Cabe destacar también que la iglesia está a cargo de unos 20 religiosos, los cuales suele acompañar alguno a los visitantes hasta el templo.