Hazaña blanca: la historia del avión para casi 400 pasajeros que aterrizó en la Antártida

Es la primera vez que un Airbus A340 logra aterrizar en el continente blanco

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El primer A340 en aterrizar en el continente blanco. (Foto: Hi Fly / Marc Bow)
El primer A340 en aterrizar en el continente blanco. (Foto: Hi Fly / Marc Bow)

A principios de noviembre de 2021 se produjo un hecho histórico para la aviación cuando un Airbus A340 -aparato de largo alcance, fuselaje ancho y con una capacidad máxima de 375 pasajeros- aterrizó en la Antártida. Pero, ¿por qué un avión de estas características llegó al continente blanco?

La empresa que lo operó, Hi Fly, es una compañía de vuelos chárter portuguesa especializada en el arrendamiento de sus aeronaves en todo el mundo por medio de contratos a largo plazo para líneas aéreas, tour operadoras, gobiernos, empresas y clientes particulares.

En esta ocasión, el capitán, y vicepresidente de Hi Fly, Carlos Mirpuri, junto a su tripulación, volaron la aeronave desde Ciudad del Cabo hasta la Antártida y viceversa -un viaje de 2.500 millas náuticas, poco más de 5 horas de vuelo en cada sentido- y así aterrizaron por primera vez en la historia un Airbus A340 en las tierras heladas del “continente blanco”.

El primer avión A340 en aterrizar en la Antártida

Por supuesto que al tratarse de una de las regiones más inhóspitas del planeta, la tarea técnica no era nada sencilla, había que lidiar con el fuerte y brillante reflejo del sol en el hielo. “No es fácil localizar la pista, sin embargo en algún momento empiezas a distinguirla”, dijo Mirpuri refiriéndose a la pista de aterrizaje antártica llamada Wolf’s Fang Runaway, donde no existe ningún tipo de comunicación radial para ayudar y guiar a los pilotos.

“El reflejo es tremendo, y es necesario usar unas gafas especiales que ayudan a acomodar que el ojo pueda enfocar la vista exterior y los instrumentos al mismo tiempo. Además, el copiloto tiene un rol muy importante en la aproximación final para comunicar los valores de la aeronave”, explicó el comandante.

“Finalmente detectamos la alineación de la pista y comenzamos a configurar con antelación al avión, seleccionando los flaps y el tren de aterrizaje para estabilizar la aeronave 10 millas antes de la pista. Tampoco hay una guía de pendiente visual, y la combinación del blanco de la pista con el terreno circundante y el inmenso desierto blanco que la rodea, hacen que el cálculo de altura sea, al menos, un verdadero desafío”, relató Mirpuri sobre las dificultades de practicar un aterrizaje en la Antártida.

Carlos Mirpuri en la Antártida luego del histórico aterrizaje. (Foto: Hi Fly / Marc Bow)
Carlos Mirpuri en la Antártida luego del histórico aterrizaje. (Foto: Hi Fly / Marc Bow)

No obstante la dificultad de la maniobra, el avión logró aterrizar en la pista de 3.000 metros de largo y 60 de ancho, ubicada cerca del campamento Wolf`s Fang, un emplazamiento turístico de lujo y ultra exclusivo, dirigido por la empresa White Desert, organizadora de costosos viajes y expediciones a la Antártida para los viajeros adinerados deseosos de conocer uno de los lugares más espectaculares del mundo.

En efecto, el Airbus A340 transportaba únicamente 23 pasajeros, clientes de Hi Fly, que no quisieron perderse el hecho histórico de que un avión de tales dimensiones aterrizara en el continente blanco. “Cuando alcanzamos la velocidad de taxi, pudimos escuchar una ronda de aplausos que provenía de la cabina de pasajeros -recuerda Mirpuri-, todos estábamos alegres, después de todo, estábamos escribiendo la historia”.

Postal del A340 sobre la pista Wolf's Fang Runaway, en medio del "desierto blanco". (Foto: Hi Fly / Marc Bow)
Postal del A340 sobre la pista Wolf's Fang Runaway, en medio del "desierto blanco". (Foto: Hi Fly / Marc Bow)

Una vez en tierra, la tripulación y los pasajeros, descendieron de la aeronave equipados para el frío extremo y pasaron unas horas en aquel maravilloso paisaje. Mirpuri y el equipo de Hi Fly hicieron un reconocimiento de la pista para conocerla mejor y prever posibles vuelos futuros. “Todo parece estar bien para lanzar operaciones repetibles en el tiempo hacia y desde la Antártida”, afirmó el piloto.

Luego de unas horas, volvieron al avión, y al igual que el aterrizaje, pudieron despegar sin inconvenientes. “El cliente estaba feliz, nosotros estábamos felices, todos los objetivos para este primer vuelo se habían cumplido”. No debe extrañar que en el futuro próximo se comiencen a ver más y más aviones de esta clase aterrizando y despegando de la Antártida, uno de los lugares más inaccesibles pero más maravillosos del planeta tierra.

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