Nadia Podoroska, íntima: “Pensé en no volver, pero la chispa sigue estando y todavía tengo más para dar”

Fue semifinalista en Roland Garros y alcanzó el puesto 36 del ranking, pero una serie de problemas físicos la alejaron del circuito hace un año. En charla con Infobae, le pone fecha al regreso y cuenta sus objetivos para 2026

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Nadia Podoroska, en una postal
Nadia Podoroska, en una postal íntima y fuera del circuito, durante La Semana del Tenis en el Círculo de la Fuerza Aérea: tiempo de trabajo silencioso, reconstrucción y esperanza de regreso (Crédito: Prensa AAT/Omar Rasjido)

Volver a empezar cuando el cuerpo no acompaña y la incertidumbre se vuelve rutina. Lejos de las canchas desde el último Abierto de Australia, la tenista argentina, Nadia Podoroska, atraviesa uno de los momentos más desafiantes de su carrera, marcada por una seguidilla de lesiones y un prolongado parate en la competencia. En una entrevista profunda y sin filtros, habla del dolor físico, del impacto mental de la inactividad, de las dudas que alguna vez la pusieron frente a la posibilidad del retiro y de esa energía interior que, aun en los días más difíciles, la impulsa a no bajar los brazos y a seguir creyendo en el regreso.

La charla con Infobae se dio durante La Semana del Tenis, el evento celebrado del 6 al 14 de diciembre en el Círculo de la Fuerza Aérea, organizado por la Asociación Argentina de Tenis. Desde uno de los rincones de las instalaciones del club de Vicente López y sin su fiel compañera de toda la vida, la raqueta, Podoroska puso en palabras un proceso tan complejo como desgastante, que comenzó a principios de la temporada, tras su paso por el Australian Open.

Una lesión en la cadera la obligó a frenar durante cuatro meses y, cuando estaba cerca de volver, apareció un problema en el hombro que prolongó aún más la inactividad. Hoy, con cautela y esperanza, apunta a febrero próximo como posible fecha de regreso al circuito.

Nadia Podoroska, en una pausa
Nadia Podoroska, en una pausa reflexiva sobre el polvo de ladrillo: lejos del circuito, pero con la mirada puesta en el regreso y el deseo intacto de volver a competir (Crédito: Prensa AAT/Omar Rasjido)

“Desde Australia vengo atravesando varias lesiones, no fue solo una. Por eso estuve tanto tiempo sin competir. Tuve una lesión en la cadera y también una lesión en el hombro. Cuando ya estaba casi recuperada y había vuelto a entrenar, se me inflamó un tendón del antebrazo, algo bastante normal después de tanto tiempo sin actividad. Eso significó dar algunos pasos hacia atrás. Viene siendo una etapa de muchos altibajos y, desde lo mental, es bastante complicada”, explicó.

Al mirar hacia atrás, el recuerdo inevitable es la semifinal de Roland Garros 2020, el punto más alto de su carrera a sus 23 años y el torneo que la catapultó definitivamente al primer plano del tenis mundial: “Sin dudas Roland Garros fue un momento de esplendor, mi mejor resultado. Fue la primera vez que entré de lleno en el circuito grande, pero también fue algo bastante atípico para lo que venía siendo mi carrera en ese momento”.

Ese salto abrupto, admite, tuvo su contracara: “Yo sabía que era muy positivo, pero también que tenía que seguir trabajando porque me iba a enfrentar a un circuito en el que no estaba acostumbrada a competir. Los primeros meses me fue bien, quizás no al nivel de una semifinal de Grand Slam, pero sí con buenos resultados. Después empezaron las lesiones y eso no me permitió tener la continuidad que es clave en el tenis”.

Consultada sobre si aquel resultado llegó en el momento justo de su carrera, Podoroska lo analiza desde lo personal y el contexto: “Creo que fue un momento muy bueno a nivel personal. Estaba bien con mi vida, con mi entrenamiento y con mi rutina diaria. Veníamos de la pandemia y tuve mucho tiempo en Argentina, en Rosario, algo que no era habitual porque en 2019 me había mudado a España”.

Y admitió: “Todo ese proceso hizo que se asentara el trabajo que venía haciendo. Quizás si la progresión hubiera sido más gradual, del 150 al 50, hubiese sido diferente, pero no tanto por madurez, sino por el contexto”, reflexionó.

Nadia Podoroska, distendida y sonriente
Nadia Podoroska, distendida y sonriente en una de las canchas del Círculo de la Fuerza Aérea, durante La Semana del Tenis, mientras transita su proceso de recuperación y proyecta el regreso al circuito (Crédito: Prensa AAT/Omar Rasjido)

En 2021, cuando empezaba a consolidarse en el circuito, Podoroska firmó uno de los triunfos más resonantes de su carrera al vencer a Serena Williams en la segunda ronda del WTA 1000 de Roma. Ese año también logró avanzar hasta la segunda ronda tanto en el Abierto de Australia como en Wimbledon. Pero el impulso se frenó de golpe: una rápida despedida en el US Open desembocó en una tendinopatía proximal del isquiotibial derecho, una afección en el tendón ubicado en la parte posterior del muslo, cerca de la cadera, a la que luego se sumaron un edema óseo en el pie y un fuerte desajuste hormonal. La combinación de esos problemas la alejó del circuito durante más de diez meses.

El regreso se dio en 2022, cuando volvió a competir en el W25 de Den Haag, torneo en el que alcanzó las semifinales. Ese mismo año pudo completar la temporada dentro de las canchas. En 2023 obtuvo el título más importante de su carrera hasta entonces en el WTA 125 de Cali, mientras que en 2024 amplió su cosecha con las consagraciones en los WTA 125 de San Luis y Barranquilla. A esos logros se sumó una sólida actuación en el Masters 1000 de Indian Wells, donde llegó hasta la tercera ronda, entre otros resultados.

Ya en el arranque de la actual temporada, la rosarina, habitual integrante del equipo argentino de Billie Jean King Cup, volvió a vestir la camiseta nacional en la United Cup y luego fue parte del cuadro principal del Australian Open, antes de que una nueva lesión volviera a interrumpir su camino.

La inactividad prolongada fue uno de los golpes más duros de su recorrido profesional: “Con mucha tristeza e incertidumbre. Yo frené en Australia pensando que iba a estar un mes parada, pero el proceso se fue alargando y nunca imaginé estar casi un año sin competir. Es muy duro porque estamos acostumbradas a una vida muy activa, siempre viajando y pensando en lo que viene. De golpe eso desaparece. Además, cuando no podés entrenar del todo, la parte física y emocional se resiente mucho. Fue un proceso largo, con muchos altibajos”, expresó.

Nadia Podoroska, distendida y sonriente,
Nadia Podoroska, distendida y sonriente, durante la producción realizada en el Círculo de la Fuerza Aérea, en el marco de La Semana del Tenis (Crédito: Prensa AAT/Omar Rasjido)

Pese a las dificultades atravesadas, descarta haber sentido enojo con el deporte que la vio crecer. Lejos de la bronca, su mirada es reflexiva y apunta a aspectos estructurales del tenis profesional que, entiende, deberían mejorar. En especial, remarca la falta de garantías para las jugadoras: los largos períodos sin competir tienen un fuerte impacto económico y vuelven muy complejo el proceso de reinserción al circuito tras una lesión.

En ese recorrido, el sostén emocional fue clave: “Principalmente en la familia, en los amigos y en mi equipo de trabajo, con el que estoy hace muchos años. Son siempre las mismas personas las que están en las buenas y en las malas. Yo me fui muy chica de mi casa, así que ese sostén es fundamental para mí”.

Por primera vez en su carrera, incluso, apareció la duda sobre la continuidad: “Sí, fue la primera lesión en la que realmente pensé ‘¿y si no vuelvo?’. Nunca me había pasado antes. Me pregunté qué haría si no podía seguir. Pero también me di cuenta de que la chispa sigue estando. Las pocas veces que pude entrenar, sentí nuevamente esa energía. Mientras eso esté, voy a seguir intentando”, aseguró.

Hoy, lejos del ranking que supo ocupar, la motivación nace desde un lugar íntimo: “Del deseo. Es algo muy interno. No siento presión externa y tampoco pienso que el tenis sea lo único que voy a hacer en mi vida, pero siento que todavía tengo más para dar”, reafirmó.

La convicción sigue intacta: “Me quedó esa espina de ver si puedo volver a ese nivel, ganar torneos y competir de igual a igual. Tengo ganas de intentarlo”.

Cuando se proyecta en plenitud física, no duda de su potencial. “Sí, sinceramente creo que sí”, responde al ser consultada sobre la posibilidad de volver a a estar dentro del top 40°.

Nadia Podoroska durante su partido
Nadia Podoroska durante su partido de primera ronda del singles femenino en los JUegos Olímpicos de París 2024 frente a Diane Parry (Crédito: REUTERS/Edgar Su)

También dejó su mirada sobre el circuito femenino actual: “Hay muy pocos torneos importantes sobre polvo de ladrillo. Creo que hoy es indispensable jugar bien en canchas rápidas. Además, con los cambios en puntos y categorías, se genera una brecha muy grande entre las jugadoras de arriba y las de abajo, y cada vez cuesta más subir”.

Mientras tanto, el foco está puesto en lo esencial: “Mi prioridad absoluta hoy es estar sana. Volver a entrenar bien y recuperar el físico. Eso lo estoy haciendo en Argentina. Después, cuando esté bien, veré si vuelvo a España o no”.

Al hacer un balance más amplio, no duda de su elección de vida. “Sí. Estoy muy agradecida por todo lo que me dio el tenis. Me hace feliz jugar. Soy una privilegiada por la vida que tengo, aunque seguramente el día que me retire quiera explorar otros caminos”.

Si el cuerpo acompaña, el horizonte empieza a despejarse. “Si todo acompaña, creo que podría ser a mediados de febrero. Mi primer objetivo para 2026 es poder competir todo el año sin lesiones. Después, usar bien el ranking protegido para posicionarme mejor y llegar al 2027 en mejores condiciones”.

Lejos de las luces del circuito y más cerca de la reflexión que de los resultados, Nadia Podoroska transita un tiempo de reconstrucción. Sin apurar los plazos y con la experiencia que dan los golpes, vuelve a apoyarse en lo único que nunca perdió: el deseo de competir. Mientras esa chispa siga encendida, el regreso no será una utopía, sino una cuestión de tiempo.