Surgió de Boca, brilló en San Lorenzo y ostenta una curiosa marca: “Soy el jugador con mejor récord de goles en el Madrid y el Barcelona”

Mario Husillos recorre su carrera, que inició a puro gol en La Ribera. Su exitoso paso por el experimento Loma Negra y los premios especiales que entregaba Amalita Fortabat. Su prolífica historia en España y la chance de que asuma como nuevo director deportivo en el Ciclón

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Tras la salida de Marcelo
Tras la salida de Marcelo Tinelli, Mario Husillos es el principal candidato a asumir como el nuevo manager de San Lorenzo

El imaginario tren del inicio de la carrera de los futbolistas tiene, en la mayoría de los casos, el común denominador de una infancia humilde y con algunas privaciones, al comenzar a desandar las vías de esa ilusión. Pero aquí nos vamos a detener en el andén de la excepción con la particular historia de Mario Husillos, quien fue un alumno ejemplar en la afectividad de un hogar sin mayores privaciones, el título de profesor de inglés y el arranque de una carrera universitaria en los claustros de Ciencias Económicas. En paralelo, esa latiente pasión por la pelota que lo llevó, de manera casi inesperada, a ser jugador

“Para mí fue con mucha naturalidad, porque no pensaba ser jugador profesional, me fueron llevando las circunstancias, ya que en las Inferiores de Boca solo hice de 9° hasta 7°, porque desde esa División ya salté a Primera. Me encontré allí casi sin pretenderlo y seguí estudiando porque esa era mi idea básica. Debí dejar cuando me afiancé como profesional, pero siempre con el proyecto de poder retomar, lo que pasó fue que los caminos de la vida me condujeron hacia Europa y tuve que dejarlo. Para mí la carrera universitaria era algo normal, pero reconozco que no para el ambiente del fútbol”

Eran los tiempos gloriosos de los Xeneizes, que después de un primer lustro de la década del ‘70 más cerca del ostracismo que de las antiguas luces potentes de antaño, estaban disfrutando de la presencia de Juan Carlos Lorenzo y el reverdecer de los laureles: “Llegar a Boca fue algo increíble, porque enseguida estuve en Primera con gente que hasta dos años atrás solo tenía en las figuritas y a quienes comencé a ver de cerca siendo uno de los chicos que alcanzaba las pelotas en los partidos. En mi recuerdo están por siempre aquellos que me ayudaron mucho en los comienzos, como Rubén Suñé, Pancho Sa o Carlos Squeo. Mi debut fue con Juan Carlos Lorenzo como entrenador, que era un verdadero adelantado. Tuve suerte de convertir mucho, con un elevado promedio de gol teniendo en cuenta los minutos que jugaba, pero me faltó fútbol y poder soltarme para alcanzar el nivel que tuve en las Inferiores y que recién retomé en Loma Negra y San Lorenzo. Tengo un grandísimo recuerdo de Boca, porque allí hice las Inferiores y esto te marca mucho. Me tocó ser parte del plantel que fue campeón de las copas Libertadores e Intercontinental y eso es algo que queda para toda la vida, como las réplicas que nos regaló a cada uno el presidente Alberto J. Armando. Tuve algunas chances de volver, tanto como futbolista o como director deportivo, pero no se dio”.

Mario Husillos en Boca (1978)
Mario Husillos en Boca (1978) con el Heber Mastrángelo, tras marcar el gol del triunfo ante Racing

Tras un 1978 pleno de éxitos a nivel internacional, con las últimas hojas de ese almanaque viajó hacia Europa para su primera experiencia internacional: “Llegar a España fue como un reencuentro con las raíces, porque mis padres son de allí. Fui al Castilla, filial del Real Madrid. Al igual que en Boca, tuve una buena media de goles, incluso jugué un amistoso para el Madrid ante la selección de Arabia, donde convertí en tres ocasiones, pero en el juego soy consciente de que me faltaba mucho para poder afianzarme. Estuve seis meses y regresé a Boca, donde disputé pocos encuentros entre fines del ‘79 y el ‘80″.

El ciclo de Juan Carlos Lorenzo llegó a su fin en diciembre del ‘79 y la temporada posterior, ya con Antonio Rattín en el banco, fue floja en resultados y rendimiento. Husillos no logró hacer pie en un equipo desorientado y en una institución que comenzaba a tambalear. Allí le llegó un ofrecimiento particular, sin antecedentes en el ámbito local

“Fui a Loma Negra, con la expectativa de intentar llegar al Nacional de 1981, en lo que configuraba una apuesta muy rara y especial, porque había mucho dinero realmente, pero en principio solo para disputar el Regional que nos podía dar la clasificación. Me animó mucho el saber que también iban Carlitos Squeo y el Gallego Vázquez, entre otros, hombres con buen nombre en la Primera División. De arranque fuimos una gran sorpresa y estuvimos a punto de llegar a los cuartos de final, dejando fuera a River, que nos pasó diferencia de gol y terminó siendo el campeón. En abril del ‘82 vivimos una situación increíble al enfrentar en Olavarría a la selección de la Unión Soviética, que se preparaba para el Mundial y llevaba un larguísimo invicto. Días antes había empatado con Argentina en cancha de River, partido que presenciamos todos los integrantes del plantel. La ciudad se paralizó y además ganamos por 1-0, hecho por el cual es recordado aún hoy, 40 años más tarde. A la muy buena base que teníamos, en el ‘83 se agregaron José Luis Gaitán, Pedro Magallanes, Luis Galván y la Pepona Reinaldi, entre otros, podíamos soñar con el título, pero fuimos eliminados por Racing en los octavos de final. Fue un paso sensacional en mi carrera y la vida en la ciudad fue excepcional, porque nos recibieron de manera increíble. En el plano deportivo fue un salto decisivo, porque de allí pasé a San Lorenzo y luego a Europa. Todo gracias a un gran cuadro que me permitió ser el goleador del Nacional ‘83. Yo creo que la señora de Fortabat pensaba que el equipo iba a ser un habitué de la Primera División, por eso hizo semejante inversión, pero no pudo ser y quedó a mitad de camino. Cuando disputamos el primer partido de la historia de la institución en el Nacional, que vencimos a Ferro en Olavarría, ella me preguntó en el vestuario cuánto era el premio que habíamos acordado. Al escuchar mi respuesta me dijo: “No, de ninguna manera. Si hoy ganan, es el triple, más un mexicano de oro para cada jugador”.

Saludo de capitanes con el
Saludo de capitanes con el Beto Alonso en Loma Negra vs River (1981)

Su aparición, como un delantero potente y oportuno, con un gran cabezazo en el Boca de fines de los ‘70, pareció ir quedando en el olvido, pero el paso por Loma Negra le permitió recuperar la memoria y tener dos años excelentes, con la consagración como el máximo artillero del Nacional de 1983, superando en la tabla a goleadores consagrados como Ricardo Gareca, Carlos Morete y el Toti Iglesias: “Ese hecho hizo que me llegaran muchas ofertas, entre ellas la de volver a Boca, pero el que me convenció fue el Bambino Veira, porque fue el único que me dijo lo que yo quería escuchar: ‘Muchos hablan de tus goles y tus cabezazos, pero yo también te veo arrancando un poco más de atrás, entrando y saliendo con la Chancha Rinaldi, alternando ambos como 9 y 10′. No me equivoqué con la decisión, porque fue un campeonato fantástico, donde salimos segundos a un punto de Independiente, con un equipo que quedó en el recuerdo de la gente, porque atacábamos con cuatro delanteros: el Toti Iglesias, Rinaldi, Rubens Navarro y yo. Además, en el plano humano también fue maravilloso, porque trabé relación con varios muchachos con los que aún seguimos en contacto. Fui segundo entrenador del Ruso Hrabina en Tigre, trabajé con el Flaco Cousillas en el West Ham y el propio Navarro fue scouting mío para el Málaga en Sudamérica”.

Fue solo un torneo, pero el recuerdo de la gente de San Lorenzo para con Husillos es eterno. Dejó la marca de su calidad y además, 18 goles en 33 partidos disputados. A fines del ‘83 llegó una interesante oferta del Cádiz y se fue para su segunda etapa en el fútbol español: “Arranqué bien, porque marqué 7 tantos en 16 encuentros. El Flaco Menotti, que era el técnico del Barcelona, me llamó para sumarme a una gira que iban a realizar por Estados Unidos, una vez concluida la Liga. El Málaga me cedió sin problemas y lo mismo hizo el Cádiz con el Mágico González. Perdimos ante el Cosmos por 5-3 con el detalle curioso de que fui el autor de los tres goles. Como digo siempre: soy el jugador con mejor récord de goles en el Madrid y el Barca (risas): un partido y tres goles en cada uno. El hecho de haber jugado con Diego fue una experiencia tremenda e inolvidable. Ya nos conocíamos y teníamos buena relación, pero vivir de cerca lo que él generaba fue maravilloso, incluso en una ciudad de poca cultura de fútbol como Nueva York, llegábamos al hotel y había 200 personas esperándolo. Estoy seguro deque debe haber sido complicadísimo ser Maradona todos y cada uno de los días de su vida”.

En el fútbol argentino había quedado muy fresco el recuerdo de sus grande actuaciones del ‘83 y por ello River Plate fue en su búsqueda: “Hablé una sola vez con el presidente, Hugo Santilli, pero básicamente la negociación fue con Paco Casal, que estaba en sus inicios y un año antes había llevado a Francescoli. Estuvo conmigo una semana en Murcia, pero no se pudo concretar y yo estaba muy entusiasmado con la idea del regreso. Entonces apareció Estudiantes de La Plata y arreglé enseguida porque era un gran equipo que era protagonista. Estuve poco tiempo y sinceramente las cosas no salieron del todo bien, pese a tener grandísimos compañeros, como el Toti Iglesias y Marcelo Trobbiani, con quienes ya había jugado antes. Hubo un parate de tres meses en el ‘85 por las Eliminatorias y me vino a buscar la gente del Cosmos de Nueva York y fui a préstamo, en lo que fue una etapa breve, pero preciosa. Cuando volví a Argentina, me contactaron del Málaga y arranqué la primera de mis siete etapas en el club (3 como jugador, 1 de entrenador del segundo equipo y 3 de director deportivo, donde llegamos a la Champions). A comienzos del ‘89 llegué a Racing, donde tenía buenas expectativas por disputar la Copa Libertadores. Nunca llegó el pase internacional y entonces apenas pude jugar una amistoso ante Boca en Córdoba, que quedó en el recuerdo porque el Pato Fillol retiró el equipo de la cancha, tras un penal que nos habían cobrado en contra, en una enorme injusticia. Retorné una vez más a España, donde actué en Tenerife, Cádiz y Cartagena”.

Equipo de Loma Negra con
Equipo de Loma Negra con Amalia Lacroze de Fortabat (1981)

La hora del retiro y de pensar en el día después, con la clara idea de ser entrenador, para poder volcar desde ese lugar, tantas experiencias recogidas a lo largo de muchos años recorriendo el mundo: “Fue una etapa que disfruté muchísimo porque cuando dejás de ser jugador, lo más cercano para seguir en ese mundo es ser director técnico, porque seguís en contacto con el césped. Para mí siempre fue lo más natural. La experiencia inicial fue en Deportivo Morón en la década del ‘90, institución que siento como mi casa porque soy oriundo de esa zona. Luego llegué a Almagro, donde tuve dos etapas distintas. La primera logramos salvarnos del descenso en la B Nacional cuando estábamos muy complicados y la otra es muy recordada, ya que logramos el ascenso a la máxima categoría superando a Instituto en la Promoción del año 2000. Al volver a España tuve un par de experiencias más, hasta el momento de ser Director Deportivo, una nueva función que también desarrollo con pasión. Debo reconocer que lo primero que hice en ese sentido fue en Almagro, antes de ser de DT, porque miraba mucho fútbol de Ascenso y asesoraba al presidente. Con los años lo hice en Arabia Saudita, perteneciendo al grupo que comanda Gabriel Calderón, pero el que considero mi debut oficial fue en Murcia, para pasar a Málaga, donde logramos la histórica participación en la Champions 2012/13, alcanzando los cuartos de final. Luego llegó el turno de trabajar en Grecia, que es un verdadero paraíso como país, en el Olympiakos hasta arribar al West Ham con Manuel Pellegrini como entrenador, conociendo lo que es la punta de la pirámide, la Premier League. La organización, las ideas, los estadios. Todo es maravilloso”.

Una de las tantas cosas lindas que tiene el fútbol es la diversidad de personalidades con las que uno se puede encontrar. Mario Husillos pertenece a un grupo particular, que con una visión analítica, disfruta del respeto por la pelota. Aquel imaginario tren que partió desde el Oeste, con las más diversas paradas, ahora afronta la disyuntiva de un nuevo retorno al país: “Los próximos días van a ser de definiciones para poder ser el Director Deportivo de San Lorenzo. No es fácil, pero se resolverá en poco tiempo”. Con la misma pasión y claridad que puso en su paso como jugador, allá por el ‘83, lo hará en este difícil momento de 2022. A la manera de Husillos.

Husillos en el Ciclón, el
Husillos en el Ciclón, el club que puede provocar su regreso a la Argentina

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