Manuel Teodoro anunció el fin de su matrimonio luego de 28 años de unión: “En la vida no hay nada permanente”

El presentador confirmó el final de su relación con Ana Isabel Zamorano luego de 28 años, y remarcó su intención de llevar todo el proceso lejos de lo mediático

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Manuel Teodoro explicó que el divorcio con Zamorano fue consensuado y motivado por cambios personales, sin infidelidades de por medio - crédito @manuelteodorober/Instagram

Manuel Teodoro desarrolló una carrera de cuatro décadas en la televisión, iniciando en medios estadounidenses hasta que arribó a Colombia en 1994. Inicialmente fue corresponsal de CNN y conductor del Noticiero CM&, pero no pasó mucho tiempo para que llegara el programa que lo volvió un rostro infaltable en la televisión colombiana: Séptimo Día, de Caracol Televisión. Aunque el programa se descontinuó en el 2000, regresó al aire en 2007 y se mantiene hasta la fecha.

Durante todo ese proceso estuvo presente la caleña Ana Isabel Zamorano, a la que conoció en Estados Unidos. Con ella se casó en 1994 y tuvo dos hijos. Sin embargo, dicho matrimonio concluyó luego de 28 años.

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En diálogo con La Red, de Caracol Televisión, Teodoro reveló que la ruptura se produjo dos años atrás de manera consensuada, y se mantuvo en privado hasta ahora.

“No hay resentimiento por parte y parte, fue una decisión necesaria, de mutuo acuerdo, iniciada por mí”, explicó Teodoro. Además, remarcó que la ruptura no se debió a ninguna infidelidad, sino a cambios personales: “No era por peleas, no hubo cachos, yo no tenía otra, ella no tenía otro”.

Sobre los motivos, el presentador afirmó que se debió a los cambios personales de cada uno. “Uno es una persona a los 20, otro a los 30 y otro a los 65. ¿Cómo no van a haber cambios de 30 años para acá? Y esta mujer también cambió (...) Le dije a ella de una forma muy diplomática que yo quería estar solo”, reveló.

Tras la separación, Teodoro inició
Tras la separación, Teodoro inició una nueva vida en Santa Marta, enfocándose en el bienestar personal y una relación cordial con su exesposa - crédito @manuelteodorober/Instagram

Aunque reconoció que no fue un proceso fácil, Teodoro aseguró que la decisión fue la correcta. “Ahora somos buenos amigos. Hasta cierto punto, nos va mejor (...) Nuestros propios hijos estaban de acuerdo en que mami y papi son diferentes. Hicimos lo que teníamos que hacer, lo cual me reconfirma que en la vida no hay nada permanente. Yo no considero que uno deba someterse por obligación a las reglas de una sociedad y una religión, a someter la felicidad de uno”, expresó.

Desde la separación, el comunicador inició una nueva etapa y se trasladó a Santa Marta, donde, guiado por su hermana, descubrió “un ambiente hippie, espiritual, fitness” que contribuyó a su bienestar. Allí encontró y reformó una casa del año 1860, estableciendo su actual residencia y enfocándose en su desarrollo personal, así como en mantener una relación amistosa y cordial con su exesposa. “Hay cosas imborrables, dos hijos que nos van a unir para siempre, siempre”, afirmó Teodoro.

Manuel Teodoro habló de su lucha contra el alcoholismo

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El comunicador relató que el entorno de abandono y el divorcio violento de sus padres influyeron en su consumo de sustancias - crédito @manuelteodorober/Instagram

Otra revelación del comunicador causó revuelo a inicios de 2025, durante su paso por el pódcast ¡Qué Locura!, conducido por la periodista María Elvira Arango, donde relató su lucha para liberarse del alcoholismo que se remontaba a su adolescencia.

Según contó, desde que nació en Nueva Orleans, Estados Unidos, de padre filipino y madre colombiana, creció en un entorno familiar marcado por la falta de afecto y la inexperiencia de sus padres, quienes se casaron a los 18 años tras un embarazo no planeado.

Las tensiones entre sus padres culminaron en lo que describió como un “divorcio violento” cuando él tenía 14 años. Tras la separación, regresó con su padre a Filipinas, donde enfrentó un entorno de excesos y abandono emocional. Según relató, su padre adoptó un estilo de vida desordenado, lleno de fiestas, mujeres y alcohol, lo que agravó en Manuel el sentimiento de rechazo que ya cargaba.

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Teodoro recordó que llegó a consumir alcohol constantemente durante sus jornadas laborales, enfrentando hasta 18 recaídas antes de lograr la sobriedad - crédito @manuelteodorober/Instagram

A los 16 años, Teodoro se refugió en el consumo de marihuana y alcohol como una forma de llenar el vacío emocional que sentía. “Era más para sentir alivio”, explicó en la entrevista.

Aunque logró terminar el bachillerato y más tarde estudiar periodismo en Estados Unidos e insertarse en el periodismo, el hábito de consumo se mantuvo presente. Manuel buscó la aprobación de su madre, lo que lo llevó a desarrollar una dependencia emocional que también influyó en su consumo de alcohol. “Yo quería la aprobación de mi mamá. Cero resentimiento y total perdón, pero ¿qué hacía? Entonces tomaba, tomaba y tomaba”, confesó.

En su peor etapa llegó a consumir alcohol de manera constante incluso durante su jornada laboral. Según relató, todas las mañanas compraba cuatro botellas de vodka antes de ir al trabajo, consumiéndolas a lo largo del día.

El punto de quiebre llegó en 2002, cuando asistió por primera vez a una reunión de Alcohólicos Anónimos. Aunque este fue un paso importante, el proceso de recuperación no fue lineal. Manuel enfrentó entre 17 y 18 recaídas antes de lograr mantenerse sobrio.

Fue en 2006, tras una noche de excesos, cuando su esposa le hizo una advertencia que lo impactó profundamente: “No quiero que tus hijos te vean así, te estás muriendo”. Estas palabras lo llevaron a buscar ayuda profesional en un centro especializado en el tratamiento de adicciones, donde permaneció internado durante 65 días y continuó con un plan de soporte de varios meses.

El periodista también reveló que su adicción tuvo consecuencias graves en su vida personal y familiar. “Yo no me acuerdo del nacimiento de Camila, mi primera hija, porque estaba tan borracho que no podía ir al hospital”, admitió. Además, hace 10 años sufrió un infarto, una secuela de los hábitos poco saludables que mantuvo durante años.