
Integrantes de las disidencias de las Farc, al mando de Iván Mordisco, entregaron el pasado fin de semana una retroexcavadora, una pajarita y tres volquetas a comunidades rurales del municipio de El Patía, en el sur del Cauca.
El acto, que incluyó el tradicional corte de cinta y la presencia de líderes comunales, fue difundido en redes sociales y desató un intenso debate sobre el control territorial, la ausencia de Estado y la estrategia de legitimación de estos grupos armados.
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Según los insurgentes, la maquinaria está destinada al mejoramiento de vías rurales y proyectos agrícolas.
Sin embargo, testimonios de la comunidad señalan que la participación en este tipo de actividades no siempre es voluntaria, pues muchos habitantes han sido coaccionados u obligados a asistir bajo amenazas.
El Ejército Nacional se pronunció tras conocerse los videos de la entrega, advirtiendo que los recursos empleados para adquirir la maquinaria provendrían de actividades ilícitas, como la extorsión y el narcotráfico.
“Estas entregas no son altruistas; obedecen a prácticas de presión violenta sobre las comunidades”, señaló un vocero militar al medio El País, quien agregó que este tipo de actos forman parte de una estrategia de propaganda y control social de las disidencias.
Las autoridades locales han guardado silencio, en parte por temor a represalias, en una región donde la presencia de grupos armados ilegales es fuerte y permanente.
Para algunos habitantes, la polémica refleja los retos históricos de la región: ausencia institucional, falta de inversión pública y abandono estatal.
“Nos cansamos de estar siempre en el olvido del Estado”, manifestaron pobladores de la vereda Honduras, en El Tambo, donde en septiembre del 2024 ocurrió un acto similar con la entrega de maquinaria pesada.
No se trata de un hecho aislado. En septiembre de 2024, los residentes de esa vereda inauguraron una motoniveladora y una retroexcavadora tipo oruga adquiridas, según la comunidad, mediante rifas, bingos y actividades locales.
No obstante, en el evento también participaron miembros de grupos armados ilegales, lo que muestra la recurrente presencia de actores armados en eventos comunitarios.
En el caso más reciente, la maquinaria entregada en El Patía será utilizada para la construcción y mantenimiento de carreteras terciarias, fundamentales para la movilidad de productos agrícolas, el acceso a servicios básicos y la conexión con el casco urbano de El Bordo.
Pero el trasfondo de la entrega sigue generando controversia: mientras algunos sectores ven un alivio temporal ante el olvido estatal, otros interpretan el gesto como una estrategia de las disidencias para fortalecer su control territorial y ganar legitimidad ante las comunidades.
Este tipo de acciones se suma a la compleja situación de seguridad en el sur del Cauca, donde persisten enfrentamientos entre el Ejército y las disidencias en municipios como El Patía, Argelia y El Tambo, en el marco de la operación Perseo.
En redes sociales, la discusión se ha intensificado con voces que rechazan estos actos y otras que los justifican como una solución ante la falta de inversión oficial.
No se trata de un hecho aislado. En diciembre de 2024, en el sur del Cauca, actos similares se han vuelto costumbre en zonas con fuerte presencia de grupos armados ilegales y notoria ausencia del Estado.
En la inauguración de un puente entre El Tambo y El Patía, alias Faiber Rave, integrante del grupo liderado por Iván Mordisco, agradeció a la comunidad por su apoyo y aseguró que la obra fue posible gracias al “esfuerzo de cada uno de ustedes”.

La escena, registrada en video, mostró un ambiente festivo con música, fuegos artificiales y comida, pero también la presencia de menores de edad y la capacidad de las disidencias para organizar actos públicos con respaldo de sectores de la población.
El Ejército Nacional rechazó el hecho, argumentando que estas infraestructuras benefician principalmente las actividades ilegales como el narcotráfico y la minería.
Casos similares se han reportado en el cañón del Micay, donde la estructura Carlos Patiño inauguró un puente vehicular y entregó maquinaria amarilla, presentando estas obras como apoyo a la comunidad.
Estos episodios reflejan cómo los grupos disidentes buscan legitimidad ante la población y exponen los vacíos institucionales que persisten en regiones históricamente afectadas por el conflicto armado.
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