Belky Arizala narró que fue víctima de un terrible ataque racista: “Me durmieron y me cortaron el cabello”

Belky Arizala es una modelo, actriz y líder social muy reconocida en el país. A través de su trabajo en pasarelas, programas de televisión y causas de solidaridad en las que ha colaborado esta cucuteña ha impactado la vida de muchas mujeres y niñas colombianas inspiradas por ella no sólo como referente de belleza, sino de vida.

Uno de los rasgos que a lo largo de los años ha caracterizado a la modelo de 45 años es su estilo sin cabello, siempre luciendo así en importantes pasarelas nacionales e internacionales. Esto ha hecho que Arizala sea fundamental para desvirtuar aquellos estereotipos que le dan valor a las mujeres por la apariencia de su pelo, pero la modelo reveló recientemente que decidió tener este estilo por el bullying del que era víctima.

No se trata de una enfermedad -cosa que algunas personas relacionan al ver a alguien calvo-, sino de una decisión personal de Belky Arizala, que se originó tras una experiencia traumática en la universidad. En el podcast Al pelo con Tata y Ponto, de BumBox, la famosa modelo y empresaria recordó el ataque que recibió por parte de unos compañeros de clase que la llevó a no volver a dejar crecer su cabello.

“Tomé la decisión a raíz del bullying que me hicieron en la universidad. Un día decidieron darme una bebida, era un café, y tenía algo; me durmieron y me cortaron el cabello”, reveló Arizala. Aunque es claro que esta es solo una muestra del matoneo y racismo que se ha vivido en el país, la modelo señaló que esta experiencia la cambió rotundamente.

Belky Arizala señaló que en la actualidad le agradece a esos “amigos” que en ese paseo decidieron cortarle el cabello. “Fui una Belky antes y otra Belky después de ese viaje a Salazar de las Palmas”, puntualizó la empresaria y recomendó a las personas ser resilientes y perdonar, puesto que “a mí esto me sirvió más de lo que ellos se imaginaron”.

A pesar de que este estilo nació a partir de esta difícil experiencia, la modelo señaló que con los años se ha convertido en su estilo propio, tanto que cada ocho días ella misma se está pasando la máquina para cortar el cabello que le va creciendo.

Señaló que tan sólo para algunas producciones en las que ha actuado, o para fotos y pasarelas en las que se requiere, deja crecer un poco su cabello y se coloca extensiones de pelo. Aunque para Belky Arizala esto hace parte de su trabajo como modelo y actriz, el poder adoptar diferentes apariencias, añadió que no cree estar dispuesta a utilizar pelucas o extensiones próximamente.

“Siento que no, si me vuelven a llamar para actuar les dijo ‘no, Belky es así y punto’; aunque lo he hecho por el show y todo este definitivamente es mi estilo”, reconoció la modelo y recordó una experiencia en un concurso de belleza en México en la que utilizó una peluca durante todo el certamen, no ganó y cuando se quitó la peluca uno de los jurados le dijo que le hubiera ido mejor calva.

Cuando le preguntaron por qué no le daba tanta importancia al ataque que tuvo por parte de sus compañeros en la universidad, Arizala planteó que “lo mío fue sólo una peluqueada, yo no me puedo comparar con lo que viven las personas desplazadas, a las que les matan sus hijos, eso sí es grave”.

Reconoció que a lo largo de sus más de dos décadas de trabajo se ha encontrado con personas racistas que en sus inicios le dijeron que como mujer negra no podía pensar en ser modelo o actriz. “Ese color de piel no es atractivo, los negros no venden”, le decían.

Por su parte, señaló que en su etapa de vida más temprana también enfrentó el racismo, pero que el amor que le daban en su casa no le permitió verse afligida por ello. “En el colegio yo no me dejaba, yo me agarraba a golpes con ellos, a uno le rompí la nariz porque me dejó una nota en el puesto diciéndome que yo era ‘una negra fea’”.

En la actualidad, además de ayudar a otras mujeres o niñas negras como ellas a través de su escuela de modelaje y su fundación, Belky Arizala señaló que en cada conversación que tiene intenta que las personas se den cuenta de comentarios discriminatorios que se han normalizado en el día a día.