París dará de baja el servicio de autos eléctricos tras la debacle de las bicicletas compartidas

Por Carol Matlack y Ania Nussbaum

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Una estación de “Velib” en París (Francia) (Wikimedia)
Una estación de “Velib” en París (Francia) (Wikimedia)

París fue un referente en el transporte compartido al lanzar Velib, en 2007, la primera plataforma de bicicletas compartidas en ciudades. En 2011 también lanzó un sistema con autos eléctricos, llamado Autolib. Ahora, ambas empresas han cesado operaciones.

La capital francesa y otros gobiernos locales cancelaron su contrato con el operador de Autolib, Bollore, después de que la compañía predijera pérdidas por un total de USD 300 millones de euros (más de USD 350 millones) durante los próximos cinco años. Pidió a los contribuyentes que se hicieran cargo de gran parte del costo. Los usuarios también se quejaron de que los autos estaban sucios y mal mantenidos.

Bollore, un conglomerado francés que también fabrica los 4.000 miniautos de Autolib, todavía quiere cerrar un acuerdo para mantener el sistema en funcionamiento. La disputa podría suscitar dudas sobre la viabilidad de los programas de vehículo compartido que Bollore suministra en otras ciudades como Indianápolis, Los Ángeles y Singapur. Un vocero de la empresa manifestó que sus programas de vehículos compartidos en otras ciudades estaban funcionando bien y continuaban creciendo.

Velib ha sufrido una caída aún más humillante. El año pasado se convirtió en una de las plataformas de bicicleta compartida más grandes y populares del mundo. Con un número de usuarios diario superior a los 100.000, inspiró programas similares en Europa y Estados unidos. Pero tras la finalización del contrato con el gigante publicitario francés JCDecaux, los gobiernos locales eligieron un nuevo proveedor, una start-up llamada Smovengo, que operaba en unas dos docenas de ciudades europeas. Además, prometieron más bicicletas eléctricas y otras innovaciones.

Sin embargo, el nuevo operador ha tenido problemas. En enero, Smovengo había logrado tener menos de 100 estaciones operativas alrededor de la ciudad y los suburbios, en comparación con las 1.200 que había tenido anteriormente. Desde entonces, el número ha aumentado a más de 700. Pero mientras tanto, los operadores de bicicleta como Ofo y Mobike se han movido agresivamente hacia la ciudad, a menudo estacionando filas de bicicletas cerca de los puestos de Velib que estaban vacíos. Smovengo ha culpado a los retrasos a los problemas técnicos y las disputas legales con el ex operador JCDecaux. Smovengo se negó a hacer cualquier tipo de comentario.

Los problemas de Autolib y Velib son un duro golpe para la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que ha intentado combatir la contaminación del aire animando a las personas a utilizar bicicletas y automóviles eléctricos en lugar de vehículos a gas y diesel.

Esa situación debería aleccionar a otras ciudades, según cuenta Adam Cohen, investigador asociado en el Transportation Sustainability Research Center de la Universidad de California en Berkeley.

Autolib, que permite a los usuarios recoger y dejar automóviles eléctricos en estaciones de carga de toda la ciudad, "es uno de los modelos más desafiantes" para compartir automóviles. Los costos de infraestructura son más altos porque los vehículos eléctricos requieren estaciones de carga. Las estaciones deben construirse en múltiples ubicaciones.

"Todas estas cosas crean una gran presión financiera sobre el sistema", comenta Cohen.

El operador Bololó de Autolib, propiedad del multimillonario francés Vincent Bollore, había pedido a los gobiernos locales que ayudaran a cubrir un déficit anual proyectado de 46 millones de euros (unos USD 53 millones) hasta 2023, cuando su contrato originalmente expiraba. Los funcionarios de París retrocedieron, diciendo que habían recibido propuestas de otros fabricantes de automóviles que podrían proporcionar el servicio sin subsidios. Entre las empresas estaban Renault, PSA Group, BMW y Daimler.

No está claro cuándo los automóviles de Autolib desaparecerán de las calles de París. Si bien Bollore apuntó que esperaba poder encontrar aún un acuerdo con los gobiernos locales, la ciudad señaló que ya se está hablando con la compañía para determinar una fecha para finalizar la operación. París buscará desarrollar rápidamente nuevos servicios para compartir automóviles y la ciudad ha tenido "discusiones muy constructivas" con los fabricantes de automóviles, compañías de alquiler y nuevas empresas en los últimos días.

Con Velib, la lección es que los gobiernos deberían tener cuidado al hacer cambios radicales en un programa que funciona bien.

Los gobiernos locales "se arriesgaron cuando escogieron una compañía que ofrecía muchas nuevas tecnologías y que nunca ha servido a un mercado tan grande", comentó Nicolas Louvet, que dirige 6-t, una firma consultora de París especializada en movilidad. "Afortunadamente dentro de un año, Velib estará operando bien", remarcó. Pero mientras tanto, muchos parisinos habrán comprado sus propias bicicletas o habrán recurrido a otras opciones como Ofo y Mobike, que son más baratas de operar porque no tienen estaciones.

Ahora los parisinos tienen otra opción para moverse por la ciudad: la start-up Lime, auspiciada por Google, que implementa cientos de patinetes eléctricos por toda la ciudad. Sus motores pueden funcionar a unos 24 kilómetros por hora, excepto por la noche, cuando se recogen estos scooters para evitar que se amontonen en las calles.