Prórroga para México y aranceles para Canadá: el desequilibrio en los aranceles de Trump

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El trato desigual del presidente Trump a los socios comerciales más cercanos de Estados Unidos puede deberse a su deseo de convertir a Canadá en el estado número 51, según creen algunos canadienses.

Cuando el presidente Donald Trump presentó su última ronda de aranceles el jueves, volvió a caer en lo que se ha convertido en un patrón familiar, aunque sorprendente: favorecer a México y perjudicar a Canadá.

Aunque anunció aranceles generalizados para gran parte del mundo, Trump ofreció a México una prórroga de 90 días, a la espera de nuevas negociaciones. Luego, para Canadá, el mayor mercado de exportación de Estados Unidos, elevó los aranceles generales del 25 por ciento al 35 por ciento.

Peor aún para Canadá, su nuevo arancel entró en vigor poco después de medianoche, mientras que los nuevos aranceles contra otras naciones entrarán en vigor dentro de una semana.

Las razones del desequilibrio en el trato del presidente a los dos socios comerciales más cercanos de Estados Unidos no se hicieron evidentes de inmediato. Pero muchos canadienses creen que forma parte de la campaña de Trump para forzar la anexión de Canadá como estado número 51 mediante el caos económico.

El primer ministro de Canadá, Mark Carney, dijo en una declaración el viernes que su gobierno continuaría las negociaciones con Estados Unidos, al tiempo que permanecía "completamente centrado en lo que podemos controlar: construir una Canadá fuerte".

Y añadió: "Los canadienses serán nuestro mejor cliente".

Pero la decisión del presidente de seguir adelante con la subida de aranceles a Canadá es un golpe para el dirigente canadiense, un neófito político que fue elegido para el cargo por primera vez hace poco más de tres meses.

En junio, cuando Carney fue anfitrión de la reunión de líderes de las naciones industrializadas conocida como el Grupo de los 7, anunció que se alcanzaría un acuerdo comercial con Trump antes del 21 de julio. Y no cualquier acuerdo. Carney dijo que su objetivo era eliminar todos los aranceles estadounidenses contra Canadá y volver al sistema de libre comercio creado por Estados Unidos, México y Canadá en un acuerdo que Trump firmó durante su primer mandato como presidente.

El objetivo de Carney nunca se materializó. El 10 de julio, Trump truncó ese plan al anunciar su intención de imponer el arancel del 35 por ciento que empezará a aplicarse el viernes, con lo que se reajustó el calendario de negociaciones.

El 35 por ciento cubrirá una amplia franja de las exportaciones canadienses a Estados Unidos, pero no algunas de las más valiosas. El principal objetivo de Carney con las negociaciones era eliminar el arancel del 25 por ciento sobre los automóviles fabricados en Canadá, que entró en vigor en abril.

La industria automovilística es un componente fundamental de la economía canadiense. El arancel del 25 por ciento, que se mantuvo en el plan anunciado el jueves, podría ser paralizante.

El acero y el aluminio, de los que Canadá es el mayor proveedor extranjero de Estados Unidos, tienen aranceles del 50 por ciento.

En las últimas dos semanas y media, el pavoneo comercial de Carney desapareció. Empezó a sugerir que tal vez no fuera posible llegar a un acuerdo y que Canadá no firmaría un pacto que perjudicara a los exportadores canadienses simplemente por alcanzar un acuerdo.

El repetido menosprecio de Trump de la soberanía y la viabilidad de Canadá como nación sigue enfureciendo a muchos canadienses y ha provocado un resurgimiento del patriotismo en una nación que históricamente se mostraba tímida a la hora de ondear la bandera.

En cambio, Trump no ha amenazado con anexar a México y ha ampliado repetidamente las conversaciones comerciales con ese país, al reconocer la ayuda de México en cuestiones como la migración.

Muchos en Canadá atribuyeron la temprana descalificación de Canadá por parte de Trump a la aparente mala voluntad entre él y Justin Trudeau, quien era primer ministro al inicio del segundo mandato del presidente estadounidense.

La mayoría de los analistas políticos creen que Carney fue elegido en abril en gran medida porque muchos canadienses esperaban que sus antecedentes como antiguo banquero central tanto de Canadá como del Reino Unido, así como su historial en el sector privado financiero de alto nivel, lo convirtieran en el mejor dirigente para tratar con Trump en las conversaciones comerciales.

Al principio, las relaciones entre los líderes de ambos países mejoraron. Trump nunca se refirió a Carney como "gobernador", como había hecho con Trudeau. Tampoco menospreció públicamente al nuevo líder canadiense.

Su única crítica significativa a la política de Carney se produjo el miércoles, después de que el primer ministro dijera que Canadá reconocería la condición de Estado de Palestina en septiembre. Trump escribió en las redes sociales que la decisión "nos dificultaría mucho llegar a un Acuerdo Comercial con ellos". Pero de las declaraciones de Carney se desprendía que las negociaciones habían naufragado mucho antes.

Igualmente desconcertante para los canadienses fue la razón de Trump para aumentar los aranceles el viernes. El mandatario revivió una afirmación que hizo por primera vez en enero sobre una "crisis de salud pública causada por el fentanilo y las drogas ilícitas que fluyen a través de la frontera norte hacia Estados Unidos", así como su afirmación de que Canadá no había hecho nada al respecto.

La afirmación de Trump sobre el contrabando de drogas generalizado desde Canadá fue refutada casi tan pronto como la sugirió por primera vez. En 2024, los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidenses interceptaron unos 19 kilogramos de fentanilo en la frontera norte, frente a casi 9600 kilogramos en la frontera con México.

A pesar de estas estadísticas, el gobierno de Trudeau y varios gobiernos provinciales intensificaron la protección fronteriza. Drones, unidades caninas y nuevos helicópteros, junto con mayores patrullas policiales, pronto pulularon por la frontera, y Canadá nombró un "zar del fentanilo". No fue suficiente para satisfacer a Trump.

Antes del jueves, Carney dijo que los negociadores de Canadá permanecerían en Washington incluso sin llegar a un acuerdo. El jueves, Trump declaró a NBC News que estaba abierto a nuevas conversaciones con Canadá y añadió que podría hablar con Carney esa misma noche.

Ian Austen informa sobre Canadá para el Times, y está radicado en Ottawa. Cubre la política, la cultura y la gente de Canadá y ha informado sobre el país durante dos décadas. Puede ser contactado en austen@nytimes.com