Las ardillas acróbatas son tan inteligentes como atléticas

Compartir
Compartir articulo

Especial para Infobae de The New York Times.

Elegir un punto de despegue, aterrizar con éxito, hacer un poco de parkour y recuperarse de los errores: las ardillas lo hacen todo. Tal vez puedas aprender algo de ellas.

Los gimnastas olímpicos sorprenden al mundo con sus actuaciones en las barras asimétricas. Afortunadamente, no tienen que competir con las ardillas.

Supongamos que, en lugar de las barras asimétricas, los gimnastas humanos tuvieran que volar a través de las copas de los árboles, saltando brechas de distintas distancias, desde ramas de distinto grosor, algunas rígidas, otras elásticas. Y cada aterrizaje sería sobre algo distinto, desde troncos hasta ramitas.

Ah, y también hay que tener cuidado con los halcones.

¿Qué hace que las ardillas sean tan buenas?

Científicos cognitivos y expertos en biomecánica de la Universidad de California en Berkeley se propusieron poner a prueba la agilidad y la capacidad de decisión de las ardillas zorro salvajes en un bosquecillo de eucaliptos situado en los límites del campus. Se trata de una especie distinta a la ardilla gris oriental común, pero ambas son expertas en navegar por las copas de los árboles.

Los investigadores no solo registraron los saltos y aterrizajes de las ardillas, sino que pudieron analizar las decisiones que tomaban los animales sobre cómo y dónde saltar. En una parte del experimento, los animales inventaron movimientos similares a los del parkour a mitad del salto para rebotar contra una pared vertical y ajustar su velocidad y distancia, frustrando el propósito original de la prueba.

Lucia F. Jacobs, psicóloga cognitiva que ha estudiado mucho a las ardillas y fue una de las autoras de un informe sobre el trabajo en la revista Science, dijo: “En cierto modo, como bióloga de ardillas, nada de esto es muy sorprendente. Si fuéramos a celebrar unas olimpiadas de ardillas, esto no sería ni siquiera la prueba clasificatoria”.

Pero la reunión de mentes cognitivas y biomecánicas para hacer una investigación en conjunto fue inusual.

Nathaniel H. Hunt, autor principal del artículo, comenzó el proyecto cuando era estudiante de posgrado y dirigió las pruebas de las ardillas con Judy Jinn, estudiante del laboratorio de Jacobs y coautora.

Hunt, que ahora trabaja en la Universidad de Nebraska, en Omaha, dijo que muchos estudios biomecánicos anteriores se centraban exclusivamente en la estructura y el movimiento de los animales, pero este grupo quería entender la toma de decisiones, el aprendizaje y la creatividad en el contexto de los desafíos físicos.

Dijo que las ardillas eran una buena opción porque, además de su atletismo, “también tienen una gran capacidad para tomar decisiones y resolver rompecabezas y aprender”.

Robert J. Full, experto en biomecánica y otro de los autores, dijo que la primera cuestión era cómo la ardilla sopesaba las variables de la distancia y la flexibilidad de una rama al momento de preparar un salto. Ir hasta el extremo de una rama, donde una ramita es muy flexible, puede ofrecer un salto muy corto hasta la siguiente rama. Pero las ramas curvadas no proporcionan una plataforma de salto sólida, por lo que no se puede contar con el uso eficiente de los músculos.

Las ardillas (todas salvajes, todas libres de ir y venir), fueron entrenadas para saltar a lo largo de posaderos para obtener una recompensa de maníes. El equipo fabricó diferentes perchas, o ramas artificiales, que parecían iguales por fuera pero tenían diferente elasticidad a lo largo de la rama y entre las ramas.

Los investigadores descubrieron que las ardillas consideraban más importante la rigidez de la rama de lanzamiento. “Les importa más una posición de despegue estable, unas seis veces más, que la distancia que tienen que saltar”, dijo Full.

Las ardillas también aprendieron rápidamente cuando una rama rígida fue sustituida por una rama elástica parecida. Y nunca se cayeron durante las pruebas, en gran parte porque hicieron aterrizajes acrobáticos: balanceándose por debajo, balanceándose por encima, colgándose de las extremidades delanteras. Todas estas maniobras resultan familiares para cualquiera que haya intentado instalar comederos para pájaros a prueba de ardillas.

Los investigadores también cambiaron la longitud de los saltos y la altura de los lanzamientos para ver si la práctica y el aprendizaje aumentaban la competencia general de algunas ardillas. Pero las ardillas solo cambiaron la forma de saltar. “Deciden hacer parkour desde la pared y aterrizar en la percha”, dijo Full. Ajustaron su salto en un punto medio, aumentando o disminuyendo su velocidad.

Los sujetos del experimento se mostraron definitivamente poco impresionados con el nuevo reto, dijo Full. “Nos miraron como diciéndonos: ‘somos ardillas…¿sí saben que somos ardillas?’”.

David Hu, que estudia los movimientos de los animales en Georgia Tech, dijo que le parecía interesante la inventiva del movimiento de parkour. “Debería haber más trabajos como este: estudiar la creatividad de los animales a la hora de enfrentarse a tareas que son imposibles de realizar sin innovación”.

También le encantó la forma en que las ardillas lidiaron con los errores. No son en absoluto perfectas, y a menudo se pasan o se quedan cortas en su objetivo. Pero tienen la capacidad de aterrizar de todos modos.

“Las ardillas están acostumbradas a cometer errores (los saltos son decisiones de una fracción de segundo, después de todo)”, dijo en un correo electrónico, “pero tienen éxito porque son expertas en corregirse durante el aterrizaje”.

“Creo que hay una moraleja ahí para todos nosotros”, añadió Hu. “No te preocupes tanto por un salto equivocado, mientras puedas recuperarte como una ardilla, estarás bien”.

James Gorman es escritor científico y autor de libros sobre la hipocondría, los pingüinos, los dinosaurios y el océano que rodea la Antártida. Escribe sobre animales, virus, arqueología y la evolución de los perros.