Científicos resuelven un enigma: qué habita en un ‘fatberg’

Por Anna Schaverien

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(University of Exeter via AP)
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LONDRES — Cuando el año pasado se descubrió un gigantesco “fatberg” en el alcantarillado de un pequeño pueblo costero en el suroeste de Inglaterra, la compañía encargada de las tuberías quedó tan desconcertada por la masa de grasas solidificadas y material residual que solicitó la ayuda de científicos para descubrir de qué estaba hecha.

El 4 de octubre se dieron a conocer los mórbidos resultados de una autopsia y, aunque no fue nada bonito, hubo algunas sorpresas. Dentro de la mole vasta y asquerosa había toallas húmedas, como era de esperarse, aceites, productos sanitarios e incluso una dentadura postiza.

Los fatbergs suelen asociarse con ciudades grandes como Londres y Nueva York. Su contenido puede llegar a ser una taxonomía de los hábitos que tienen los residentes de pueblos o ciudades cercanas.

Cuando en 2017 un fatberg de 140 toneladas fue descubierto en el barrio East End de Londres, una autopsia posterior mostró que los habitantes de la ciudad echaban al retrete condones, jeringas y narcóticos (incluso cocaína y ketamina), y todo eso se encontraba dentro del fatberg.

Pero otra interrogante para la compañía encargada del drenaje en la zona era cómo un fatberg de 64 metros pudo haberse gestado durante años bajo el pintoresco pueblo costero de Sidmouth, Inglaterra, a más de 260 kilómetros de Londres. Sidmouth, que está habitada por tan solo 13.000 personas de manera permanente, no se consideraba un foco importante de fatbergs.

Pero antes de que se destruyera todo rastro de la mole grasienta, South West Water, la empresa encargada del drenaje en Sidmouth y en otros 13.000 km2 de Inglaterra, quería respuestas.

Cuatro bloques de 10 kilogramos se extrajeron de la ingente obstrucción y fueron enviados a científicos de la cercana Universidad de Exeter para que fuesen analizados.

“Queríamos aprender lo más posible del fatberg, cómo fue creado y de qué estaba hecho”, dijo Andrew Roantree, el director de aguas residuales de South West Water, en un comunicado.

Un equipo de diez científicos aceptó el inusual reto y llevó a cabo una disección en la cual se tuvieron que derretir algunas partes del fatberg, extrayendo e identificando los materiales residuales e incluso haciendo una secuenciación de ADN.

(University of Exeter via AP)
(University of Exeter via AP)

El estudio fue fascinante, afirmó John Love, profesor de biología sintética de la Universidad de Exeter y líder del proyecto, en una entrevista reciente. Pero hubo cosas de la autopsia que no le gustaron a su equipo.

“Era mi primera vez analizando un fatberg y, cuando lo hueles, crees que va a ser la última vez, porque el olor era vomitivo. Fue algo horrible de hacer, olía asqueroso”, comentó Love.

Explicó que él y sus colegas usaron guantes resistentes a cortes y botas con punta de acero para protegerse de cualquier posible peligro latente en las muestras. Pero tras semanas de analizar el fatberg de Sidmouth, los científicos se dieron cuenta de que no había nada que temer.

Los resultados no detectaron ninguna bacteria peligrosa ni químicos en los bultos, que estaban formados por desechos domésticos unidos con grasas usadas para cocinar.

“Nos sorprendió bastante que este fatberg de Sidmouth simplemente era una mole de grasa agregada con toallas húmedas, toallas sanitarias y otros productos del hogar que más bien deberían echarse a la basura y no al retrete”, afirmó Love en la declaración.

Pero, tanto los expertos como el análisis del fatberg de Londres, revelaron algunos de los hábitos ilícitos de sus residentes porque el contenido del fatberg de Sidmouth delataba a su población, o mejor dicho, a las cosas que echaban a la basura o se perdían.

Dentro de él se encontró una dentadura postiza. Así como varias toallas sanitarias para la incontinencia.

“Sidmouth es una pequeña comunidad costera que en su mayoría es habitada por personas jubiladas, así que en cierto sentido eso lo explica. Esto no es un semillero de crimen o consumo de drogas ni nada por el estilo”, añadió.

El fatberg de Whitechapel en Londres fue declarado el espécimen más grande en la historia del Reino Unido, y un trozo de esa masa de 250 metros estuvo expuesto el año pasado en el Museo de Londres.

La exposición captó la atención del público por lo que aumentó el número de visitantes, y el museo adquirió las partes restantes para su colección permanente, incluso realizó una transmisión en vivo de un video donde se veía un pedazo de un bulto grasiento y amarillento.

Aunque el ejemplar de Sidmouth palidece en comparación con su equivalente londinense, fue el más grande que se ha descubierto en la historia del servicio de South West Water. Una revisión de rutina en las alcantarillas antes de la Navidad pasada reveló la existencia del fatberg, que es más grande que la Torre de Pisa, bajo la carretera marítima de la ciudad llamada Esplanade.

Desarmar el mamotreto fue una operación enorme: se necesitaron ocho semanas para excavar 36 cargas de un camión cisterna (cada uno de mil kilolitros) de escombros del lugar, y a la empresa le costó aproximadamente 100.000 libras esterlinas (unos $123,000 dólares).

A pesar de los esfuerzos por expulsar al monstruoso fatberg a inicios de este año, South West Water ha vuelto a visitar el alcantarillado y se está empezando a formar otro.

El tamaño dista mucho de ser igual al del fatberg descubierto el año pasado, afirmó Roantree el 4 de octubre, e inmediatamente añadió que será removido para asegurarse de que no crezca más.

*Copyright: 2019 The New York Times Company