Algunos latinos visten con orgullo su apoyo a Trump

Por Jennifer Medina

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Yolanda Castro en un evento de Donald Trump Río Rancho, Nuevo México. (Adria Malcolm/The New York Times)
Yolanda Castro en un evento de Donald Trump Río Rancho, Nuevo México. (Adria Malcolm/The New York Times)

RÍO RANCHO, Nuevo México – Algunos asistentes llevaban la frase con orgullo en el pecho: Latinos for Trump (Los latinos apoyan a Trump), aunque en muy pocas ocasiones usan ese término para describirse a sí mismos. Unos cuantos señalaban con vehemencia que eran hispanos, blandiendo el término en lo alto como si fuese un estandarte que demostrara que no pueden ser racistas, incluso mientras afirmaban que el racismo es un problema fabricado. Para muchos, su identidad es algo que viene por añadidura.

El presidente Donald Trump visitó Nuevo México el lunes por la noche para asistir a un acto electoral cuyo objetivo era demostrar su apoyo a los votantes hispanos, y muchos asistieron a escucharlo, esperando con entusiasmo durante horas bajo el sol implacable.

Algunos afirmaron que estaban solos en el tema político, pues sus amigos y familiares son demócratas apasionados. Otros venían de una larga estirpe de votantes republicanos.

"Somos estadounidenses", afirmó Martha García, de 65 años, quien se mudó a Nuevo México desde el sur California hace veinte años. Dijo que votó por Trump en 2016 y que estaba de acuerdo con gran parte de su retórica respecto a frenar la migración.

"Nosotros no cruzamos la frontera, la frontera nos cruzó a nosotros", agregó, haciendo eco de un dicho utilizado por activistas en favor de los derechos de los migrantes que apoyan políticas más liberales que las del gobierno de Trump. Sin embargo, García afirmó que no apoyará ningún cambio que facilite la entrada de personas al país. "Debemos ocuparnos de la gente que ya está aquí".

(Adria Malcolm/The New York Times)
(Adria Malcolm/The New York Times)

En Nuevo México, los hispanos conforman el 47 por ciento de la población, un porcentaje mayor que en cualquier otro estado del país. (En California, la cifra es de aproximadamente el 40 por ciento). Trump goza de poca popularidad entre la mayoría de los hispanos en Nuevo México, y es poco probable que quienes sí lo apoyan tengan un impacto electoral decisivo ahí. No obstante, no fue difícil encontrar rostros morenos en el mitin de esta semana, llevado a cabo en Río Rancho, un suburbio de Albuquerque.

Los simpatizantes hispanos de Trump que asistieron al evento no eran votantes interesados en un solo tema político. Afirmaron que estaban encantados con los nombramientos de los jueces, en especial aquellos que apoyan la restricción del acceso al aborto, y con la postura del Partido Republicano respecto a los derechos relacionados con las armas. Le agradecieron a Trump por su política fiscal, que según ellos ha dejado miles de dólares en sus cuentas bancarias.

Aun así, las entrevistas con más de una decena de votantes hispanos en el evento, la mayoría de los cuales afirmó pertenecer a familias que habían vivido en Estados Unidos por al menos tres generaciones, revelaron que su apoyo al presidente tiene mayor relación con sus políticas migratorias, que limitan de forma rigurosa las nuevas llegadas.

Muchos dijeron que no sienten una conexión real con los migrantes recientes o con los migrantes centroamericanos que están varados en México mientras solicitan asilo en Estados Unidos. Más bien los consideraron extranjeros que no pueden integrarse.

Dee Chronis, de 49 años, nació y creció en Nuevo México y se identifica como hispana; narró que hace poco se practicó un análisis de ADN que demostró que sus ancestros provenían principalmente de España. Sus hijas, de 9 y 13 años, la acompañaron al acto engalanadas con manicura de Trump 2020.

(Adria Malcolm/The New York Times)
(Adria Malcolm/The New York Times)

Chronis habló acerca de los migrantes recientes en términos escuetos. "No son amables, siempre están enojados y esperan cosas", dijo. "No tendría problemas con ellos si vinieran y se integraran, si hablaran nuestro idioma".

Trump comenzó su campaña presidencial tildando a los mexicanos de violadores y delincuentes y ha hecho de la retórica antinmigrante parte fundamental de sus discursos a los votantes. No obstante, para los simpatizantes hispanos de Trump que asistieron al acto, el mensaje general de esa retórica (dirigido a personas que quizá se parezca a ellos) es claro: no se refiere a mí.

Cuando se les cuestionó acerca del tiroteo masivo ocurrido el mes pasado en El Paso, Texas, en el que un nacionalista blanco asesinó a 22 personas en el ataque más mortal en contra de latinos en la historia moderna de Estados Unidos, la mayoría solo se encogió de hombros. Muchos dijeron que jamás habían escuchado el manifiesto del tirador, que afirmaba que el ataque era "una respuesta a la invasión hispana de Texas".

Christine Sánchez, de 51 años, aseguró que casi no habla de política con su madre, una demócrata que critica a Trump. "Pero no se trata de racismo en absoluto", dijo. "No nos criaron para pensar nada de eso. Y ahora, en cuanto alguien escucha algo con lo que no está de acuerdo, llama 'racista' a la otra persona".

Sánchez afirmó que le impactó que otros padres en la escuela de su hija afirmaran que estaban temerosos después del tiroteo de El Paso.

"Sentían que eran un blanco por ser hispanos y yo pensé: 'Señores, de ninguna manera'", comentó. "Están en Albuquerque o Río Rancho, y ¿fueron el blanco?".

Esta semana, la campaña de Trump comenzó con la gira "Vamos to Victory" para celebrar el Mes de la Herencia Hispana. La gira se estableció para conmemorar las fechas de los movimientos de independencia de varios países latinoamericanos.

"Hay mucha gente como yo que no somos liberales y apoyamos todo lo que el presidente ha hecho", afirmó Yolanda Castro, de 56 años, mientras se dirigía hacia la primera fila.

(Adria Malcolm/The New York Times)
(Adria Malcolm/The New York Times)

No obstante, Castro es parte de la minoría. "En definitiva hay una cantidad importante de simpatizantes de Trump hispanos, pero no son suficientes para favorecer a los republicanos en el estado en las próximas elecciones", dijo Gabriel Sánchez, un encuestador de Latino Decisions y director ejecutivo del Centro para la Política Social de la Universidad de Nuevo México.

Los republicanos han enfrentado pérdidas importantes en Nuevo México, donde el presidente perdió por ocho puntos porcentuales en 2016. Desde 2004 no ha habido un candidato presidencial republicano que gane en el estado. Los demócratas arrasaron el año pasado en las elecciones intermedias y ahora controlan todas las oficinas del estado, tanto las cámaras de la legislatura como toda la delegación en el Congreso.

"Trump destruyó al Partido Republicano de Nuevo México", comentó James Lester, de 67 años, quien se describe como un republicano de toda la vida, pero se unió a una marcha anti-Trump el lunes por la noche cerca del centro de Albuquerque.

Al igual que muchos otros residentes del estado, Lester tiene ancestros hispanos y angloamericanos. El lunes, se puso una playera roja en la que se leía: "MAGA: Mexicans Always Get Across" (MAGA: Los mexicanos siempre cruzan). "Es insultante que se atreva siquiera a poner un pie en este estado", dijo Lester.

Aun así, parece que la campaña de Trump está enfocada en cortejar a los hispanos, y tanto demócratas como republicanos creen que esos votantes podrían ser decisivos en estados como Arizona, Florida y Texas. En 2016, apenas el 28 por ciento de los votantes hispanos marcaron su boleta en favor de Trump, de acuerdo con las encuestas de salida y el Centro de Investigación Pew.

Antes de la llegada del presidente, Steve Cortes, un simpatizante de Trump desde hace mucho tiempo y colaborador de CNN, calentó los motores de la multitud dentro del Santa Ana Star Center despotricando en contra de los medios noticiosos, acusando a los periodistas de "embarrar" al presidente con sus señalamientos de racismo. La gente lanzó un rugido de aprobación y volvieron a hacerlo cuando Trump le preguntó a Cortes: "¿A quién quieres más, al país o a los hispanos?".

Afuera del recinto, muchos consideraron que la pregunta sugería una falsa elección entre ambas lealtades. Dentro, no había más que loas ensordecedoras para los dos hombres. Muchos de los asistentes entrevistados después del evento le restaron importancia a la pregunta.

*Copyright: c.2019 The New York Times Company