Abrazos, tomarse de la mano y caricias: cuál es la ciencia detrás del “tacto placentero”

Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en St. Louis, descubrieron el circuito cerebral que transmite las sensaciones del placer

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“La sensación agradable al tacto es muy importante en todos los mamíferos”, dijo el doctor Zhou-Feng Chen, director del Centro para el Estudio de la Picazón y los Trastornos Sensoriales de la Universidad de Washington, quien dirigió el estudio publicado en la revista Science (Getty Images)
“La sensación agradable al tacto es muy importante en todos los mamíferos”, dijo el doctor Zhou-Feng Chen, director del Centro para el Estudio de la Picazón y los Trastornos Sensoriales de la Universidad de Washington, quien dirigió el estudio publicado en la revista Science (Getty Images)

Abrazar, tomarse de la mano y acariciar nos da un impulso psicológico que se sabe que es importante para el bienestar emocional y el desarrollo saludable. Pero hasta ahora no estaba claro por qué obtenemos placer de este tipo de contacto. Recientemente, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis identificaron un circuito neuronal que transmite la sensación conocida como “toque agradable” desde la piel hasta el cerebro.

Los especialistas afirman que el descubrimiento en ratones puede ayudar a los científicos a comprender y tratar mejor los trastornos caracterizados por la evitación del contacto y el deterioro del desarrollo social en humanos, incluido el trastorno del espectro autista.

“La sensación agradable al tacto es muy importante en todos los mamíferos”, dijo el doctor Zhou-Feng Chen, director del Centro para el Estudio de los Trastornos Sensoriales de la Universidad de Washington, quien dirigió el estudio publicado en la revista Science. Una forma importante de nutrir a los bebés es a través del tacto. Sostener la mano de una persona moribunda es una fuerza reconfortante muy poderosa. Los animales se acicalan unos a otros. La gente se abraza y se da la mano. La terapia de masaje reduce el dolor y el estrés y puede brindar beneficios a los pacientes con trastornos psiquiátricos”, añadió.

El equipo de Chen descubrió que los ratones diseñados para carecer de PROK2 evitaban actividades como acicalarse y mostraban signos de estrés que no se observan en los ratones normales (REUTERS)
El equipo de Chen descubrió que los ratones diseñados para carecer de PROK2 evitaban actividades como acicalarse y mostraban signos de estrés que no se observan en los ratones normales (REUTERS)

Además del circuito neuronal, los investigadores descubrieron un neuropéptido, un mensajero químico que transporta señales entre las células nerviosas, que transmite la sensación de “tacto agradable”. “En estos experimentos con ratones, identificamos un neuropéptido clave y una vía neuronal cableada dedicada a esta sensación”, subrayó Chen.

El equipo del especialista descubrió que cuando criaban ratones sin este neuropéptido, llamado prokinecticina 2 (PROK2), no podían sentir señales táctiles agradables, pero seguían reaccionando normalmente a la picazón y otros estímulos. “Ahora que sabemos qué neuropéptido y receptor transmiten solo sensaciones táctiles agradables, es posible mejorar las señales táctiles agradables sin interferir con otros circuitos. Esto es crucial porque el tacto placentero estimula varias hormonas en el cerebro que son esenciales para las interacciones sociales y la salud mental”, explicó.

Identificaron un circuito neuronal que transmite la sensación conocida como “toque agradable” desde la piel hasta el cerebro.
(Getty Images)
Identificaron un circuito neuronal que transmite la sensación conocida como “toque agradable” desde la piel hasta el cerebro. (Getty Images)

El equipo de Chen descubrió que los ratones diseñados para carecer de PROK2 evitaban actividades como acicalarse y mostraban signos de estrés que no se observan en los ratones normales. Los investigadores también encontraron que los animales que carecían de una sensación táctil placentera desde el nacimiento tenían respuestas de estrés más severas y exhibieron un mayor comportamiento de evitación social que los ratones cuya respuesta táctil placentera se bloqueó en la edad adulta.

Chen dijo que el hallazgo subraya la importancia del contacto materno en el desarrollo de la descendencia. “A las madres -aseveró- les gusta lamer a sus cachorros, y los ratones adultos también se acicalan entre sí con frecuencia, por buenas razones, como ayudar a la vinculación emocional, el sueño y el alivio del estrés. Pero estos ratones lo evitan. Incluso cuando sus compañeros de jaula intentan acicalarlos, se alejan. Tampoco acicalan a otros ratones. Están retraídos y aislados”.

Uno de los desafíos del estudio fue descubrir cómo lograr que los ratones permitieran que los tocaran, y saber si experimentaban que al tocarlos fuera placentero, según Chen. “Si un animal no te conoce, por lo general se aleja de cualquier tipo de contacto porque puede verlo como una amenaza. Nuestra difícil tarea fue diseñar experimentos que ayudaron a superar la evitación instintiva del tacto de los animales”, aseguró el experto.

Un bebe orangután de dos semanas de nacido se abraza a su madre, Suli, en el parque Fuengirola, en el sur de España. Agosto 15, 2021. REUTERS/Jon Nazca
Un bebe orangután de dos semanas de nacido se abraza a su madre, Suli, en el parque Fuengirola, en el sur de España. Agosto 15, 2021. REUTERS/Jon Nazca

Para lograr que los ratones cooperaran, los investigadores mantuvieron a los ratones separados de sus compañeros de jaula durante un tiempo, después de lo cual los animales estaban más dispuestos a ser acariciados con un cepillo suave, de forma similar a las mascotas que son acariciadas y acicaladas.

Después de varios días de tal cepillado, los ratones se colocaron en un ambiente con dos cámaras. En una cámara se cepillaron los animales. En la otra cámara, no hubo estímulo de ningún tipo. Cuando se les dio a elegir, los ratones fueron a la cámara donde serían cepillados.

Luego, el equipo de Chen comenzó a trabajar para identificar los neuropéptidos que se activaban con el cepillado placentero. Descubrieron que PROK2 en las neuronas sensoriales y el circuito neural de la médula espinal que expresa su receptor (PROKR2) transmitían señales táctiles agradables al cerebro.

En experimentos posteriores, descubrieron que el neuropéptido en el que se habían concentrado no estaba involucrado en la transmisión de otras señales sensoriales, como la picazón. Chen, cuyo laboratorio fue el primero en identificar una vía dedicada similar para la picazón, dijo que la sensación agradable al tacto se transmite a través de una red dedicada completamente diferente. “Así como tenemos células y péptidos específicos para la picazón, ahora identificamos neuronas específicas para el tacto placentero y un péptido para transmitir esas señales”, finalizó.

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