El presidente autoritario de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, volvió a plantear la posibilidad de abandonar el cargo en un futuro no muy lejano y aseguró que él mismo está buscando a un sucesor, aunque por ahora descarta que pueda ser una mujer. “Llevo mucho tiempo en el poder, las cosas se han calmado”, afirmó.
Lukashenko reconoció que lleva “mucho tiempo” en el poder —concretamente desde 1994, tres años después de la disolución de la Unión Soviética— y admitió que un nuevo jefe de Estado podría llegar próximamente, ya que se ha alcanzado la unidad que, en su opinión, el país necesitaba.
“Busco futuros presidentes, quiero verlos”, dijo durante un coloquio con un grupo de seguidores, a quienes aseguró que defiende el debate y que “la gente debe expresar abiertamente lo que piensa”, aunque “sin intentar romper las reglas”, según informó la agencia estatal de noticias Belta.
“Lleva tiempo que una persona nueva se convierta en presidente (...) Si no tienes madera de presidente por naturaleza, ni te molestes en venir a Bielorrusia”, subrayó, dejando claro que aún no ve factible que una mujer asuma el cargo. “Este es mi punto de vista. Soy un hombre que tiene un inmenso respeto por las mujeres. Las mujeres son el ejemplo perfecto de la naturaleza. Sin embargo, creo que no podemos arrojarlas a esta ‘sartén caliente’ a día de hoy”, valoró.

En otro momento de la conversación, afirmó: “Si quieres ser un verdadero presidente, olvídate de que tienes una vida. Y mucho menos una personal; un presidente no puede tener eso”. Finalmente, concluyó insistiendo en que el futuro jefe de Estado “debe ser un líder reconocido”.
Según señaló la líder opositora Svetlana Tsikhanouskaya en un reciente artículo publicado en Foreign Affairs, la represión política ejercida bajo el mando de Alexander Lukashenko ha convertido a Bielorrusia en un escenario de resistencia y lucha por la democracia. Desde las elecciones presidenciales de 2020, la sociedad bielorrusa ha sufrido la violencia estatal, el exilio forzado y una creciente dependencia del Kremlin.
El poder de Lukashenko se ha consolidado durante casi tres décadas a través de elecciones manipuladas, una represión sistemática y una alianza cada vez más estrecha con Rusia y China. Sin embargo, las encuestas citadas por Foreign Affairs reflejan una realidad distinta a la narrativa oficial: solo el 4 % de la población apoya la unificación con Rusia y más del 60 % rechaza el despliegue de armas nucleares rusas en territorio bielorruso.
Ante este panorama, la oposición democrática, encabezada por Tsikhanouskaya, busca el respaldo de la comunidad internacional para promover una transición pacífica y garantizar el restablecimiento del Estado de derecho.
(Con información de Europa Press)
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