Cómo es la destruida represa de Nueva Kajovka, vital para Crimea y la planta nuclear de Zaporizhzhia

Ubicada en pleno frente de batalla, las inundaciones perjudican especialmente a las fuerzas ucranianas y la contraofensiva militar, pero también afectan a los territorios ocupados

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Viviendas inundadas en los márgenes del río Dnipro (Reuters)
Viviendas inundadas en los márgenes del río Dnipro (Reuters)

La central hidroeléctrica de Nueva Kajovka, destruida anoche por una explosión de la que se culpan mutuamente Moscú y Kiev, tiene una importancia clave para la zona, en particular para el funcionamiento correcto de la central nuclear de Zaporizhzhia y el abastecimiento de la península de Crimea, controlada por Rusia desde 2014.

La construcción de la presa empezó en 1950 y fue puesta en servicio seis años más tarde, durante la época soviética. Kajovka es la última de la cascada de centrales hidroeléctricas del río Dniéper.

Se trata de la quinta hidroeléctrica de Ucrania con una potencia de 334,8 megavatios. El embalse contenía antes del desastre de este martes 18 millones de metros cúbicos de agua.

infografia

El muro de la presa tiene 16 metros de altura y 3.850 metros de longitud.

La infraestructura, que tendrá que ser levantada desde cero, según las autoridades rusas, se encuentra en la región sureña de Kherson de Ucrania, a 5 kilómetros de la ciudad de Nueva Kajovka, que Rusia ocupó en febrero de 2022, nada más iniciar la intervención militar en el país vecino.

La presa de Kajovka y Crimea

La presa de la central hidroeléctrica tiene una gran importancia no solo por sus capacidades energéticas y de riego para la agricultura, sino también porque conecta las orillas derecha e izquierda del río Dniéper, convertido en primera línea de frente entre los Ejércitos de Rusia y Ucrania.

Por otro lado, cerca de Nueva Kajovka, que tenía unos 45.000 habitantes antes del comienzo de la guerra, tiene su origen el Canal de Crimea del Norte, que lleva agua a la anexionada península desde el río Dniéper, en el que se sitúa la hidroeléctrica destruida.

El canal, de más de 400 kilómetros de largo, se origina en el embalse de Kajovka y se construyó entre 1961 y 1971 para proporcionar agua a las áreas secas de la región de Kherson y Crimea.

Ucrania lo bloqueó en 2014, después de la anexión de Crimea, y en los primeros días de la ofensiva en el país vecino, Moscú ocupó la hidroeléctrica y el acceso a la infraestructura clave para el abastecimiento de la península.

Imagen satelital de la zona (Planet Labs/Reuters)
Imagen satelital de la zona (Planet Labs/Reuters)

El agua necesaria para enfriar Zaporizhzhia

El agua del río Dniéper y del embalse de Kajovka es también vital para el funcionamiento de la cercana planta nuclear de Zaporizhzhia, la mayor de Europa y bajo constante peligro por los ataques bélicos.

El agua del embalse es necesaria para que la planta en la vecina región de Zaporizhzhia reciba electricidad para los condensadores de turbina y los sistemas de seguridad de la central, ocupada por las tropas rusas.

El estanque de enfriamiento de la central está lleno con un nivel de agua de 16,6 metros, lo que es suficiente para las necesidades de la planta, según la agencia nuclear ucraniana, Energoatom.

Los expertos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que se encuentran en la central nuclear de Zaporizhzhia aseguraron este martes que “no hay riesgo inmediato para la seguridad nuclear en la planta”. También Rusia, que controla la planta atómica, afirmó que los riesgos para la central de Zaporizhzhia “son ahora mínimos”.

Según Renat Karchaa, asesor de la operadora rusa de las plantas nucleares, Rosenergoatom, recientemente hubo un “periodo alarmante”, cuando el nivel del agua en el embalse “estaba aumentando”, pero se tomaron “medidas para minimizar los riesgos”.

Advertencias previas

El pasado octubre, tanto Kiev como Moscú advirtieron de planes del otro bando de bombardear o hacer volar la presa.

Ucrania señaló en aquella ocasión que si la presa estalla, estarían en la zona de las inundaciones más de 80 localidades. El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, pidió entonces también el envío de una misión de observación internacional a Kajovka.

Las autoridades prorrusas de la región ucraniana de Kherson comenzaron en aquel momento a liberar agua de la presa para reducir el nivel del agua y minimizar así el potencial desastre.

Estas acciones, según los funcionarios locales, permitieron evitar el peor escenario también hoy, cuando la hidroeléctrica recibió daños irreparables.

El investigador alemán Arnd Hartlieb explicó la situación en Kherson

Quién pierde más

La destrucción de la represa sumergirá las líneas defensivas rusas en esta parte del río Dniéper, pero sobre todo dificultará una posible contraofensiva ucraniana en la zona.

Pese a los posibles problemas de suminsitro para Crimea, numerosos observadores occidentales se inclinan por el escenario de un sabotaje ruso, pensado para castigar a Kiev a corto plazo, justo cuando el ejército ucraniano se dispone a lanzar una ofensiva para tratar de recuperar los territorios ocupados en el sur del país.

Esa es también la tesis del gobierno de Ucrania, que acusó a Rusia de haber volado la represa para “frenar” sus operaciones.

A nivel militar, la subida del agua en la región sureña de Kherson se lo pondrá difícil a las fuerzas ucranianas si quieren cruzar el río Dniéper desde la margen derecha en una operación anfibia, y dirigirse hacia Crimea.

“Rusia sería el culpable lógico, porque al provocar una inundación a partir de Nova Kajovka, le complica el cruce a los ucranianos, gana tiempo y puede focalizarse en otros puntos del frente”, extendido a lo largo de mil kilómetros, explicó en Twitter el historiador británico Sergey Radchencko, profesor en la Johns Hopkins School of Advanced International Studies.

“No veo prácticamente nada ni de cerca ni de lejos que beneficie a Ucrania. Es una infraestructura destruida más, una nueva herramienta de producción eléctrica arrasada, más sufrimiento para los civiles ucranianos, y una limitación de las opciones ofensivas y logísticas ucranianas”, abunda Stéphane Audrand, consultor francés independiente.

(Con información de EFE y AFP)

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