El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidió el miércoles al Congreso estadounidense que apruebe una suspensión de tres meses del impuesto federal sobre la gasolina para ayudar a combatir los precios récord en los surtidores.
“En las últimas dos semanas, el precio del crudo ha caído más de diez dólares por barril. Normalmente esto reduce los precios en la gasolinera unos 25 centavos por galón (3,78 litros) y, sin embargo, algunas gasolineras solo los han reducido unos centavos”, lamentó Biden durante una comparecencia sin preguntas en la Casa Blanca.
El plan de Biden dejaría sin efecto de manera temporal el impuesto de 18 centavos por galón de gasolina y el de 24 centavos por galón de diésel que impone el Gobierno federal para financiar, entre otras cosas, el mantenimiento de las autopistas.
“Estos no son tiempos normales. Reduzcan el precio que cobran en las gasolineras para reflejar el precio que están pagando por el producto. Hágalo ahora. Hágalo hoy. Sus clientes, el pueblo estadounidense, necesitan alivio ahora”, dijo Biden, según trasladó en un comunicado la Casa Blanca.
El mandatario defendió que la fuerte recuperación económica del país tras la crisis provocada por la pandemia permitiría al Gobierno realizar las obras necesarias para mantener las carreteras del país sin necesitar el dinero proveniente de estos impuestos.
La propuesta de Biden requiere la aprobación del Congreso, lo que probablemente haría que su apoyo a esta iniciativa fuera en gran medida simbólico.
Los legisladores de los dos partidos con respresentación en la cámara legislativa han expresado su resistencia a la suspensión del impuesto, y algunos demócratas, como la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, temen que la medida tenga un efecto limitado sobre los precios y que las compañías petroleras y los minoristas se embolsen gran parte del ahorro.
“La suspensión del impuesto federal sobre la gasolina no solucionará por sí sola el problema al que nos enfrentamos, pero proporcionará a las familias un pequeño respiro mientras seguimos trabajando para reducir los precios a largo plazo”, dijo antes que el presidente una fuente gubernamental.
El martes, el hombre con la mayor fortuna del mundo, Elon Musk, publicó una foto con los precios de los combustibles, notando la curiosidad en que en una estación de 7 Eleven, el precio era homónimo a la cadena, USD 7,11.
Los funcionarios del gobierno señalaron que “el presidente es consciente del importante reto que suponen los altos precios de la gasolina para las familias trabajadoras”, pues los costes de la gasolina “escalaron dramáticamente en todo el mundo, en casi 2 dólares el galón desde que Putin concentró sus tropas en las fronteras de Ucrania”.
Biden “entiende que esta suspensión del impuesto sobre la gasolina no va a compensar por sí sola el aumento de los costos que estamos viendo”, admitieron. “Pero cree que en este momento único en el que la guerra en Ucrania impone los costos a las familias estadounidenses, el Congreso debe hacer lo que pueda para aliviar a esas familias”, añadieron.
La suspensión de tres meses del impuesto le costaría al Fondo Fiduciario de Carreteras unos 10.000 millones de dólares en ingresos no percibidos, dijo la fuente. La Casa Blanca cree que puede compensar los ingresos perdidos con otras áreas de un presupuesto que registrando un crecimiento de los ingresos y una reducción de los déficits a medida que Estados Unidos sale de la pandemia del COVID-19.
Algunos estados, como Nueva York y Connecticut, ya han suspendido los impuestos estatales sobre los carburantes, mientras que otros han barajado ideas como los reembolsos a los consumidores y las desgravaciones directas.
Las empresas de refino tienen dificultades para satisfacer la demanda mundial de gasóleo y gasolina, lo que agrava los precios y la escasez.
Los precios en los surtidores de Estados Unidos se acercan a los 5 dólares el galón, ya que el aumento de la demanda de carburantes coincide con la pérdida de cerca de un millón de barriles diarios de capacidad de procesamiento. En los últimos tres años se cerraron muchas plantas cuando la demanda de combustible se desplomó en plena pandemia de COVID-19.
(Con información de EFE, Reuters y AFP)
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