Tuvo que aparecer él para disipar un poco los nubarrones que sobrevuelvan Barcelona, más todavía después del 1-4 ante el PSG por la Champions League y el empate 1-1 ante el Cádiz. Lionel Messi lo hizo de nuevo. Anotó dos goles de brillante factura y participó de la jugada del otro tanto en la victoria 3-0 del conjunto blaugrana ante el Elche, que le permitió acercarse a cinco puntos del Atlético Madrid, líder de la Liga de España.
Aunque el resultado lo desmienta, le costó al equipo dirigido por Ronald Koeman. La pasó mal en el epílogo del primer tiempo y rompió la igualdad a los 3 minutos de la segunda parte gracias a su capitán. El delantero, de 33 años, inició un eslalon con su sello, combinó con Martin Braithwaite, quien le devolvió el balón de taco para dejarlo frente al arco. Allí, la Pulga tocó suave junto a un palo para firmar el 1-0.
A los 23 minutos del complemento, la magia de Messi volvió a surgir. Frenkie de Jong cambió el ritmo para meterse en el área y tocó atrás para el ingreso del argentino. Allí, el tiempo se detuvo para él. Avanzó en puntas de pie, amagando ante rivales que esperaban que rematara. Y cuando quedó a centímetros del arquero... Empaló la pelota con sutileza, para firmar su doblete N.° 130 en su carrera, con la simpleza de un día más en la oficina.
Su faena no finalizó ahí. Con el afán de que Barcelona no pasara zozobra en el epílogo, a los 73 minutos de juego profundizó con un envío a la cabeza de Braithwaite, quien bajó el balón para el ingreso de Jordi Alba, que no perdonó. 3-0 e ilusiones reverdecidas para los culé.
Los números suelen ser una radiografía de su incidencia cada vez mayor en el Barcelona. Es el máximo anotador de la Liga con 18 conquistas, lleva 12 en este incipiente 2021 (junto con Robert Lewandowski, el que más convirtió de las cinco grandes ligas del planeta). Además, es el que más gambetas y remates al arco (93) acumula en la competencia.
Al final del cotejo en el Camp Nou, el atacante vivió un momento divertido, que fue captado por las cámaras de la transmisión oficial. Edgar Badía, arquero del Elche, le pidió su camiseta, solicitud a la que Messi accedió inmediatamente. Por la felicidad de haber logrado el souvenir, el guardameta amagó con marcharse. La Pulga le señaló que faltaba un paso en el intercambio, algo que sorprendió a su adversario, que se asombró porque el astro quisiera su buzo. Enseguida se lo entregó. El momento de confusión le arrancó una sonrisa al capitán blaugrana, que, a pesar de la dura temporada que atraviesa el Barcelona, sigue escribiendo capítulos de alto impacto en su leyenda.
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