
Un estudio internacional reciente cuestionó uno de los principios más sólidos de la biología evolutiva: la idea de que la pérdida de una extremidad condena a los lagartos a una vida breve y limitada.
Según los hallazgos publicados en octubre de 2025 y recogidos por Smithsonian Magazine, numerosos lagartos con tres patas logran correr, sobrevivir durante años y reproducirse, lo que desafía las expectativas tradicionales sobre la selección natural y la resiliencia animal.
La investigación, liderada por Jonathan Losos, biólogo de la Universidad de Washington, y James Stroud, del Instituto de Tecnología de Georgia, se inició tras décadas de observaciones dispersas sobre lagartos que, a pesar de la pérdida de una extremidad, mostraban notoria agilidad.
Losos señaló a Smithsonian Magazine que durante una expedición en las Bahamas capturó un anolis que se desplazaba velozmente, y solo tras examinarlo de cerca advirtió que le faltaba una pata trasera por completo. Este tipo de casos, hasta hace poco considerados rarezas anecdóticas, motivaron al equipo a iniciar una investigación sistemática en 2018.

Diversidad y adaptación: resultados inesperados
Para dimensionar el fenómeno, los investigadores contactaron a especialistas en lagartos de diferentes regiones. Stroud explicó a Smithsonian Magazine que muchos colegas nunca habían reflexionado sobre el tema y, en la mayoría de los casos, solo guardaban alguna fotografía llamativa en sus teléfonos, sin prestarle mayor atención.
El trabajo resultó en la recopilación de 122 casos de lagartos con extremidades ausentes, correspondientes a 58 especies distintas distribuidas en seis continentes. Aunque estos ejemplares representan menos del 1% de la población total de lagartos, la cifra pone en cuestión la idea de que tales lesiones son excepcionales o necesariamente mortales.
El equipo empleó cámaras de alta velocidad y software especializado para analizar la locomoción de estos animales en lo que denominaron las “Olimpiadas de los Lagartos”. Los resultados reflejaron una diversidad notable: algunos lagartos con tres patas mostraban limitaciones, pero otros igualaban o incluso superaban en velocidad a sus congéneres de cuatro extremidades. En un caso destacado, un anolis pardo perdió una pata y aumentó la ondulación de su cuerpo, lo que le permitió extender sus zancadas y correr más rápido que los ejemplares intactos de su especie.
Mark Scherz, herpetólogo y biólogo evolutivo del Museo de Historia Natural de Dinamarca, valoró en Smithsonian Magazine la capacidad de estos reptiles para ajustarse a la adversidad: “No solo superan la lesión, sino que modifican su comportamiento para compensarla”, afirmó Scherz. Estas adaptaciones, según el estudio, sugieren que la flexibilidad biológica puede ser mucho mayor de lo que se pensaba.

Nuevas perspectivas sobre la selección natural
El impacto de estos hallazgos es profundo. Tradicionalmente, la teoría de la selección natural sostenía que los animales con deformidades graves, como la pérdida de una pata, tendrían mínimas probabilidades de sobrevivir y reproducirse, lo que llevaría a la desaparición de sus genes.
Sin embargo, el estudio recogido por Smithsonian Magazine plantea que la selección natural podría ser más compleja y flexible. Los autores sugieren varias hipótesis: la selección podría ser probabilística, si depende de la presencia de depredadores; multifacética, cuando otros rasgos compensan la discapacidad; episódica, si ciertas características cobran importancia solo en momentos específicos; o puede que los propios lagartos modifiquen sus hábitos para evitar situaciones de desventaja.
El equipo concluye que estos “lagartos piratas” merecen atención especial, ya que su capacidad de adaptación redefine los límites de la biología evolutiva clásica. Como señala Losos en declaraciones a Smithsonian Magazine, la existencia de lagartos que prosperan tras perder una extremidad evidencia la extraordinaria resiliencia de la vida animal.
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