
Dos fragmentos de cráneo de Homo erectus hallados en el lecho marino del Estrecho de Madura, al norte de Surabaya (Indonesia), reconfiguraron la visión sobre la vida y movilidad de esta especie humana en el sudeste asiático.
Según informó Popular Science, estos fósiles, desafían la idea de que las poblaciones en Java vivieron en aislamiento, y sugieren una mayor conectividad y posibles interacciones con otros grupos de homínidos en la región de Sundaland durante el Pleistoceno.
Detalles del hallazgo: contexto y recuperación de los fósiles
El descubrimiento se produjo entre 2014 y 2015, durante la extracción de más de 5 millones de metros cúbicos de arena del fondo marino del Estrecho de Madura, como parte de un proyecto de reclamación de tierras en la costa de Gresik. La operación, que utilizó dragas de succión para recolectar sedimentos, analizó el material extraído.
Un equipo internacional de arqueólogos liderado por Harold Berghuis, de la Universidad de Leiden, identificó alrededor de 6.000 fósiles de peces, reptiles y mamíferos, entre los que destacaron dos fragmentos de cráneo atribuidos a Homo erectus.
Tal y como destacan los investigadores, estos restos representan el primer registro de vertebrados procedente de la Sundaland sumergida, una extensa llanura que durante el Pleistoceno conectaba las grandes islas de Indonesia con el continente asiático.

Descripción geológica y datación de los sedimentos
El estudio, publicado en la revista Quaternary Environments and Humans, detalla que los fósiles provienen del relleno arenoso de un antiguo valle fluvial sumergido, identificado como un paleocauce del río Solo.
Este valle se formó durante un periodo de bajo nivel del mar, conocido como MIS6, y posteriormente se rellenó con sedimentos fluviales y marinos. El estudio destaca que la datación por luminiscencia ópticamente estimulada (OSL) de los sedimentos arrojó edades de entre 119.000 y 162.000 años, con un rango más probable entre 146.000 y 131.000 años, lo que sitúa los fósiles en el Pleistoceno medio-tardío.
Según Berghuis, “los fósiles provienen de un valle fluvial sumergido, que se llenó con arena fluvial hace aproximadamente 140.000 años”. La parte superior del relleno del valle está compuesta por areniscas marinas, lo que indica que el área pasó de ser un entorno fluvial a uno estuarino durante el máximo nivel del mar del MIS5e.

Reconstrucción paleoambiental: el entorno de Sundaland
Durante el Pleistoceno, en Sundaland, el nivel del mar era hasta 335 metros más bajo que en la actualidad, lo que permitía la existencia de grandes llanuras y ríos. El entorno se asemejaba a la sabana africana actual, con extensas praderas, grandes ríos y franjas de bosques.
Según Popular Science, la región ofrecía agua, mariscos, peces, plantas comestibles, semillas y frutas durante todo el año, y albergaba una fauna diversa que incluía elefantes, rinocerontes y cocodrilos.
Evidencias de actividad humana: marcas de corte y consumo de médula ósea
El análisis de los fósiles recuperados reveló indicios claros de actividad humana. Entre los hallazgos se identificaron marcas de corte en huesos de tortugas acuáticas y numerosos huesos de bóvidos fracturados, lo que apunta a la caza y al consumo de médula ósea por parte de Homo erectus.
“Entre nuestros nuevos hallazgos hay marcas de corte en huesos de tortugas acuáticas y numerosos huesos de bóvidos rotos”, detalló Berghuis en declaraciones retomadas por Popular Science.
Este comportamiento, previamente documentado en especies humanas más modernas del continente asiático, sugiere que los Homo erectus de Sundaland pudieron haber aprendido estas técnicas a través del contacto con otros grupos de homínidos.

Implicaciones evolutivas: conectividad y posibles interacciones entre homínidos
El hallazgo de los fósiles en el Estrecho de Madura, fuera de los límites tradicionales de Java, amplía el conocimiento sobre la distribución y movilidad de Homo erectus en la región. El estudio establece una correlación temporal y geográfica entre este sitio y otros yacimientos clave de Java, como Ngandong y Trinil, ambos asociados al río Solo y considerados entre los últimos refugios de la especie.
La similitud en la antigüedad de los restos y la conexión fluvial refuerzan la hipótesis de que existía una red de dispersión y posible interacción entre diferentes poblaciones de homínidos. “Esto sugiere que pudo haber habido contacto entre estos grupos de homínidos, o incluso intercambio genético”, planteó Berghuis.
Los autores del estudio subrayan que esta hipótesis, aunque plausible, requiere de futuras investigaciones para ser confirmada.

Conclusiones del estudio y perspectivas de los autores
Popular Science y el estudio destacan que el descubrimiento de los fósiles de Homo erectus en el lecho marino del Estrecho de Madura aporta una perspectiva inédita sobre la evolución humana en el sudeste asiático.
Los resultados sugieren que las poblaciones de Homo erectus en Java no estuvieron completamente aisladas, sino que formaron parte de una red más amplia de movilidad y posible intercambio con otros homínidos.
Los investigadores consideran que este hallazgo abre nuevas líneas de investigación sobre la conectividad de las poblaciones humanas en Sundaland y la dinámica evolutiva en la región durante el Pleistoceno.
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