
Como consecuencia del cambio climático, las costas del océano Atlántico se verán perjudicadas por el constante aumento del nivel del mar, en especial las de Argentina, México y Brasil. En las próximas cinco décadas, el sistema puede ingresar en una situación de no retorno.
Mientras muchos se preocupan por el derretimiento de los cascos polares y de Groenlandia, poco se habla de las posibles consecuencias del aumento de la temperatura del agua salada. Al igual que muchos materiales, cuando el agua se calienta se expande. Entonces, a mayor temperatura, más volumen ocupará.
“Las proyecciones indican que para el año 2100 habrá subas de hasta un metro en la altura del mar. A lo largo del siglo XX el incremento fue de apenas 25 centímetros. ¿Por qué en tan poco tiempo se cuadruplicaron los registros? Porque la temperatura atmosférica aumentó un grado centígrado en 100 años, pero las mediciones de los mares treparon cuatro décimas de grado. Estamos en severos problemas si tenemos en cuenta que el 70% de nuestro planeta está cubierto por líquido”, dijo a Carbono News el doctor Pablo Canziani, investigador principal del Conicet.
Consultado sobre los sitios que se verán más afectados en Latinoamérica, el experto no dudó: “Por la extensión y tipo de costas, a México, Brasil y Argentina les irá peor en sus contactos con el Atlántico que al resto de las naciones vecinas. No padecerán lo mismo las costas más abruptas como las del Pacífico (Chile, Perú, Colombia y Ecuador). Las situaciones más complicadas se verán en las suaves y arenosas playas que tienen los tres países más grandes de América Latina”, concluyó.

Según el especialista, miembro de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente, “el sitio más vulnerable de Argentina es la provincia de Buenos Aires, porque tiene riberas muy bajas que se extienden por cientos de kilómetros. También, sufrirán una fuerte erosión diversas playas más ubicadas en las provincias de Santa Cruz, Chubut y Río Negro. Las arenas patagónicas soportarán fuertes oleajes y eso motivará un retroceso progresivo”.
Un océano con mayor altura y mucho más caliente se volverá más agresivo y golpeará cada década con más y más fuerza.
En cuanto a las ciudades más expuestas, Canziani mencionó a “Montevideo, algunas urbes mexicanas sobre el Caribe, Buenos Aires (aunque se halle unos metros sobre el nivel del mar) y concentraciones humanas costeras del sur de Brasil”.
“Las sudestadas en el Río de la Plata serán más violentas y eso generará un efecto tapón sobre los estuarios del Paraná y el Uruguay. Entonces, habrá inundaciones en el Área Metropolitana de Buenos Aires por el efecto dique que soportarán esos dos importantes cursos de agua”, sumó.

El calentamiento cada vez más rápido de los océanos tendrá como consecuencia, además, que fenómenos extremos como tornados y tifones se vuelvan cada vez más severos y frecuentes. Por lo tanto, estos eventos podrían darse incluso en ciudades que se encuentren tierra adentro.
“El calor alcanzado por el agua debería ser más estudiado que el calor que va creciendo en el aire. Estamos entrando en lo que se llama inercia térmica. No podremos remediar en muchos años este aumento de los registros que les hemos ocasionado a nuestros océanos”, cerró Canziani.
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