Cuba va a un referendo sobre el matrimonio igualitario y otros temas familiares pero la votación implica mucho más que la reforma de un código

La disidencia denuncia que el nuevo Código de las Familias tiene una raíz totalitaria. “Intenta reconocer derechos identitarios al mismo tiempo que niega derechos ciudadanos”, denuncian

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Un niño sostiene una pancarta en la que se lee "Código Sí" en referencia a un referéndum sobre el código de la familia que tendrá lugar el 25 de septiembre, durante una manifestación a favor del referéndum organizada por la dictadura en La Habana, Cuba, el 17 de septiembre de 2022. REUTERS/Alexandre Meneghini
Un niño sostiene una pancarta en la que se lee "Código Sí" en referencia a un referéndum sobre el código de la familia que tendrá lugar el 25 de septiembre, durante una manifestación a favor del referéndum organizada por la dictadura en La Habana, Cuba, el 17 de septiembre de 2022. REUTERS/Alexandre Meneghini

Los cubanos votan este domingo en el referendo por el Código de las Familias respondiendo “sí” o “no” a muchas más cuestiones que su respaldo a este texto legal que incluye el matrimonio igualitario y la gestación subrogada.

El abanico de posiciones va desde quienes abogan por el “sí” porque están de acuerdo con el documento o porque respaldan a la dictadura. Y están los que votarán “no” o se abstendrán porque están en contra del código, del sistema político o de ambos.

Hay opciones intermedias, como la de activistas LGBTIQ críticos con el régimen que votarán a favor y la de opositores de este colectivo que votarán “no” o se abstendrán porque creen que un “sí” legitima a la dictadura.

Algunos votarán a favor para respaldar al régimen, aunque no están de acuerdo con todos los puntos del código, y otros votarán “no” por el hartazgo con la grave crisis económica.

Qué se consulta

Más de ocho millones de cubanos están convocados este domingo al referendo del Código de las Familias, un paquete legislativo que contempla la aprobación del matrimonio igualitario, la adopción por parte de parejas homosexuales y la gestación solidaria, entre otros temas.

“¿Está usted de acuerdo con el Código de las Familias?”, es la pregunta que responderán los cubanos mayores de 16 años que acudan a alguno de los 24.000 colegios electorales distribuidos en todo el país.

Se trata del primer referendo a una ley específica que se realiza en Cuba desde el triunfo de la revolución en 1959, comenzará a las 07.00 hora local (11.00 GMT) y finalizará a las 18.00 hora local (22.00 GMT), según el cronograma presentado por la dictadura castrista

El resultado se difundirá cinco días después, será vinculante y requerirá de una mayoría simple: más del 50 %, ya sea a favor o en contra.

Aunque los temas más debatidos son el reconocimiento del matrimonio igualitario o la posibilidad de que parejas del mismo sexo puedan adoptar, el paquete legislativo regula también la responsabilidad parental y la gestación solidaria.

El Código de las Familias propuesto menciona la violencia de género, prohíbe el matrimonio infantil y ampara la comunicación entre los abuelos y nietos en caso de divorcio.

Abarca otros cambios en el contexto familiar como evitar que los  agresores domésticos puedan pedir la custodia de sus hijos, el reparto de los bienes e incorpora a las madrastras y padrastros como tutores.

Las opciones son diversas como el propio texto legislativo: desde el “Sí” porque están de acuerdo con el documento y/o respaldan al régimen, al “No” y la abstención porque están en contra del código, de la dictadura o de ambos.

El régimen cubano se ha volcado en la campaña por el “Sí”, incluidas las autoridades electorales y el Tribunal Supremo, con continuos mensajes en medios oficiales y redes sociales.

La opción del “No”, no ha tenido una campaña articulada ni presencia en los medios oficiales por las presiones de la dictadura. En redes sociales activistas y algunas instituciones y colectivos han abogado por la abstención o el rechazo a la ley.

La periodista independiente María Matienzo considera que la mejor opción es la abstención, a pesar de pertenecer al colectivo LGBTIQ: “Los derechos civiles no son unos más importantes que otros. Yo no tengo derechos como ciudadana sólo por el hecho de que se me permita casarme”, asegura a Efe.

Matienzo piensa que la dictadura no puede pasar página con este código sin ofrecer una “disculpa pública” por el pasado homófobo de la revolución, que “encarceló y persiguió a las personas de la comunidad LGBTI”.

En esta misma línea, el opositor Manuel Cuesta Morúa explica a Efe que está “a favor de algunas incorporaciones tardías en el orden legal cubano que reconocen derechos a la comunidad LGBTIQ+”, pero que se abstendrá. “No votaría ‘sí’ a un código de raíz totalitaria que define a la familia desde un Estado ideológico” y que “intenta reconocer derechos identitarios al mismo tiempo que niega derechos ciudadanos”.

Por su parte, la opositora y ex prisionera política Marta Beatriz Roque asegura a Efe que su opción es “no votar”, aunque ella no puede ejercer sus derechos políticos como parte de su última condena. “Para mí es sencillamente más de lo mismo, votar o no votar. Yo no estoy ni por el sí ni por el no, ni por nada, porque conozco la dictadura, sé cómo trabaja”, sostiene.

Está “convencida” de que “ya se sabe lo que va a ser el resultado de este plebiscito”. “Los números están puestos con las manos, los discursos están hechos y todo el mundo está informado de lo que tiene que decir”, agrega.

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