Una esteticista se encuentra en el ojo de la tormenta luego de ser acusada de editar las fotografías de una cliente para aparentar resultados no obtenidos en tratamientos estéticos. La joven afectada, conocida como Sol, se sometió a un tratamiento en glúteos y brazos, y tras varios meses, descubrió que las imágenes que mostraban su progreso habían sido manipuladas digitalmente. Esta situación detonó una ola de indignación en redes sociales, acumulando más de 700 mil reproducciones y 47.000 “me gusta”, además de cientos de comentarios de usuarios consternados por la actitud de la profesional.
La historia se desveló cuando Sol, motivada por una recomendación médica, decidió iniciar un tratamiento estético no invasivo, consistente en aparatología en glúteos, para más tarde extenderlo a los brazos. La práctica usual de la esteticista de tomar fotografías para documentar el antes y después del tratamiento generó satisfacción inicialmente en Sol, quien percibía mejoras tanto en el espejo como en las imágenes. Sin embargo, después de varios meses y ante la demora inusual en la entrega de las fotografías de seguimiento, comenzaron las sospechas. “¿Por qué tarda tanto si es buscar las mías anteriores, las nuevas y enviarlas?”, se cuestionó la joven.
La situación escaló cuando, tras solicitar las fotos recientes de su tratamiento de brazos, Sol y sus amigas notaron un cambio notable que no se correspondía con la realidad. Fue su padre quien primeramente sugirió la posibilidad de una edición fotográfica, hipótesis que se confirmó tras consultar con una amiga diseñadora gráfica. “Si me hubiera editado un poco, bueno, pero me editó el brazo como si pesara 10 kilos menos”, expresó Sol, evidenciando su decepción.
Ante la confrontación, la esteticista responsabilizó inicialmente a un tercero contratado para manejar sus redes sociales, ofreciendo incluso reembolsar el importe del tratamiento. Sin embargo, Sol remarcó la profunda desilusión y estafa al sentir que sus agradecimientos por los supuestos cambios estaban siendo recibidos con burla. “Yo le decía ‘gracias por los cambios’ y ella se debía estar cagando de risa”, comentó indignada.
Este incidente remarca la problemática de la ética profesional en el ámbito de la estética, especialmente en lo referente a la honestidad y transparencia con los clientes. La facilidad con la que se pueden manipular imágenes en la era digital plantea serias cuestiones sobre el valor de la confianza entre profesionales y consumidores, así como la importancia de establecer expectativas realistas y verificables en tratamientos estéticos.
“Pero decinos quién es, así no va nadie más”, “Me daba mucha gracia que iba a depilación definitiva y cada vez me preguntaba el nombre y qué me hacia cuando iba hace meses, pero siempre me decía ‘qué buenos resultados, se te re nota’. Re chamuyo jajaja”, “A mí me pasó pero por blanqueamiento, le echaba la culpa a la luz de mi casa que no iluminaba bien para ver los resultados”, fueron algunos de los comentarios de los usuarios.
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