A las nueve y media de la noche Juana Viale apareció en escena para ponerse al frente del segundo programa del año de La noche de Mirtha. “No la dejamos abandonada. Sabía todo lo que hacíamos. ¡No sean ridículos!”, apuntó la nieta de la señora Legrand de arranque en referencia a los comentarios en torno al rol que cumple su abuela en el programa. “Gracias por acompañarnos. Uno no se acostumbra, sigo nerviosa”, aseguró antes de pasar a la mesa luciendo un vestido negro de escote pronunciado y corte americano, diseño de Gino Bogani. Y siempre a la espera de que la diva de los almuerzos se dé la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus y pueda volver a la cabecera de la mesa más famosa de la televisión argentina.
Después de un primer programa descontracturado y sin charlas sobre política, esta vez la producción del ciclo decidió que el devenir de nuestro país volviera a ser tema de conversación. Por eso, una vez en la mesa, la conductora suplente del ciclo recibió a Fernán Quirós, ministro de salud porteño, al actor Luis Brandoni, a la diputada Amalia Granata y a Eduardo Feinmann. Entonces hizo un agradecimiento especial al periodista por su presencia después asegurar: “Antes que nada, beso a Jony Viale. A veces las decisiones exceden a la persona acá presente…” Todo sin dar mayores explicaciones y para dejar pensando a los presentes y a la audiencia.
De movida el contagio de coronavirus del presidente de la Nación fue tema en la mesa, así como la campaña de vacunación y la efectividad de la Sputnik V. “¿Esto alguna vez va a terminar?”, preguntó angustiado Luis Brandoni a Fernán Quirós, que habló de un “trauma social crónico”, de demorar la próxima ola haciendo un esfuerzo las próximas tres semanas y del avance del ritmo de vacunación.
En este sentido, el actor repasó que se contagió pero atravesó el cuadro casi sin síntomas y a los seis días lo “echaron del sanatorio”. Feinmann, en tanto, recordó que se asustó cuando supo que había dado positivo. “Yo quería estar en la línea de recuperados, no de muertos. Cuando me comentaron la carga viral que tuve, me asusté. Hubo dos días que no pude respirar. Vacúnense. Y no se afanen más la vacuna”, apuntó con énfasis el periodista.
Amalia Granata, por su lado, contó porqué se metió en la política y hoy es diputada por Santa Fe. “Por el hartazgo. No quería seguir estando en mi casa quejándome. Me involucré. Trato de luchar contra lo que me quejé todo el tiempo. Sé que hay gente joven en la misma que yo”, dijo la ex modelo que integra el partido Somos Vida. Decidida a lo largo de toda la cena a criticar las políticas gubernamentales en general, la diputada apuntó al oficialismo, pero también confrontó con el ministro Quirós, cada vez que el médico hablaba de las políticas sanitarias del gobierno porteño. Cansado de tener que contestar por decisiones que se tomaron a nivel nacional, el ministro aseguró: “En ‘el todo’ es difícil discutir las ideas. Yo puedo responder por lo que pasa en el Gobierno de la Ciudad”.
Y en ese momento, cuando la mesa de Juana estaba metida de lleno en la política, Amalia Granata le preguntó a Luis Brandoni por el rol de la Asociación Argentina de Actores, que en la actualidad preside Alejandra Darín. “No voy a hablar porque ya no pertenezco. Me fui después de 55 años y de haber sido secretario general durante 11. Dejé de ser socio porque no me representa a mi, ni a otros actores argentinos”, aseguró Brandoni con el tono serio y molesto con la situación. “Se transformó en la Asociación ‘Kirchnerista’ de Actores”, agregó el artista que fue secretario general del gremio durante años y que se afilió al radicalismo en 1982.
Con dolor además contó que el odio en la política es una creación del kirchnerismo. Y se lamentó que ya no mira futbol. “Me divorcié. No quiero ser cómplice de un espacio que me avergüenza… La argentina es el único país del mundo dónde la hinchada visitante no puede ir a ver fútbol”, reflexionó el socio vitalicio de River. Todo en una mesa signada por la política.
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