Ángeles Wolder habló con Pamela David sobre la necesidad de revisar la historia familiar para conocer cómo impacta en nuestro presente

En una nueva edición del ciclo de entrevistas PamLive, la especialista en Descodificación Biológica Original da las claves para poder hacer un cambio de vida, partiendo desde los orígenes propios

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La entrevista de Pamela David a Ángeles Wolder, desde Madrid, en otra edición de "PamLive" (Instagram: @Pamedavid)

Los patrones que vivieron nuestros ancestros se pueden evitar para que no nos perjudiquen. Investigar el pasado genealógico para aceptar desde el amor, y a partir de allí, evolucionar. La escritora, docente y referente en Descodificación Biológica Original (BDO), Ángeles Wolder profundiza en las deudas, los mandatos y las lealtades familiares, en diálogo con Pamela David para su ciclo PamLive (que se emite por la cuenta de Instagram @Pamedavid).

—¿Qué podemos hacer para no repetir ni dejarnos influenciar por lo que hicieron nuestros ancestros?

—La única herramienta que hay es el autoconocimiento. Todos queremos tener una vida tranquila, ordenada, poder disfrutar de todo aunque no tengamos ese permiso: hacer, hacer y hacer, y no permitirnos ese descanso. Seguramente hemos mirado mucho a nuestros padres y ellos han mirado a los suyos. Evidentemente vamos a repetir, y en un momento vamos a copiar las fórmulas que a ellos les han servido. Seguramente a tu padre o a tu madre trabajar les sirvió, y de esa forma creyeron que el dinero se conseguía: si trabajabas duro. Y que si tenías trabajo, no podías descansar porque tenías que seguir haciendo más y más. Hay todo una rueda de creencias que podemos dejar.

—Todo lo que hicieron nuestros antepasados, ¿tiene impacto en nuestra vida hoy?

—Sí, todo. Y no lo digo yo, lo dicen genetistas, que saben que en los genes hay un reservorio de experiencias cargadas de dolores y problemas, pero también de soluciones. Cuando nos quedamos atascados en un problema, nos quedamos atascados en el lugar que nos duele. No nos damos cuenta de que junto con el problema está la solución.

—¿Qué pasa cuando no todos tienen las mismas posibilidades de descubrirlo?

—Cuando tienes la actitud de cambiar algo de tu vida no te dejas estar en el papel de víctima. Todos nacemos en diferentes sistemas familiares, en los que cada uno ha tenido diferentes sufrimientos. Nuestros padres han tenido que sacrificarse y hacer mucho para que nosotros saliéramos adelante. Pero después, con el nivel de conocimiento que hay ahora, con las posibilidades de métodos gratuitos y actividades en redes sociales, con la cantidad de estudios que hay al alcance de la mano, hoy todos tenemos posibilidades. Si tienes una enfermedad o un problema necesitarás ayuda y apoyo, pero también podemos estar atascados en la vida sin tener ninguna complicación. Seguimos dando vueltas alrededor de los mismos problemas que ya han sido solucionadas incluso por nuestras familias, pero nos quedamos enganchados al dolor.

Todos somos leales a nuestro padre o madre de manera consciente o inconsciente. A veces defendemos a uno y criticamos al otro

—¿Cómo uno puede revisar su historia familiar?

—La descodificación biológica nos dice que si hay un síntoma, hay un conflicto. Solo que quizás no lo has descubierto y es inconsciente. El síntoma puede ser cualquier problema en la vida, no es solo físico. ¿Qué cosas se nos traban o complican y en dónde no podemos avanzar? A través de lo que nosotros hemos vivido siendo pequeños. Que cada uno identifique el problema concreto. Si no tengo trabajo, o lo tengo pero no es suficiente, gano pero me lo gasto, nunca puedo ahorrar… o sea, ¿cuál es el problema? Cada problema tiene un conflicto propio. A partir de ahí voy a ver si en la época de mi infancia escuché o vi en mi casa las historias alrededor de ese problema que tengo, que hoy quiero convertir en un trampolín y que sea algo distinto. Tenemos dos actitudes: repites o compensas. Imagínate que en tu casa has visto mucha pobreza, entonces buscarás la riqueza. Por ejemplo, la historia de la película El lobo de Wall Street es esa imagen: un chico que nace de una familia humilde y se avergüenza de ella, por eso el resultado es “hago mucho”, pero luego lo pierdo, porque he tomado al 100% mi condición. Yo nací en una familia humilde, me pude crear a mí misma con toda la ayuda que ha venido conmigo: no nací de la nada, tengo que valorar lo que hubo antes. Porque no todo el valor proviene del dinero. El valor viene también de las actitudes que has visto de tus padres: el trabajo, la honestidad, dedicarse a la familia, escuchar, tener capacidad de potenciar lo que a ti te gusta hacer. La primera visita es a la infancia: ver qué hemos copiado y qué hemos compensado. Luego giramos más atrás: al momento del nacimiento. Allí observamos todo aquello que pudo haber sido un freno en la vida. Un freno en el nacimiento es un parto muy largo o forzoso. Pueden ser los partos programados como cesáreas donde el bebe no tiene el impulso inicial para ir hacia un proyecto en la vida, que es el primer gran proyecto, el de nacer: “No tengo la fuerza para empezar algo”. Y ahí me pasaré la vida queriendo hacer cosas pero necesitando a otro que me saque de los problemas y me ayude a salir. Según cada forma de parto se pueden observar cuáles son las trabas.

—¿Qué pasa cuando una persona que fue adoptada no tiene la intención de conocer su historia familiar?

—Es de bien nacido ser agradecido. Hay que estar agradecido con los padres biológicos tanto como con los padres adoptivos. Hacer reverencia a los cuatro padres. Lo puedes hacer de manera sencilla, en contacto con lo que estás haciendo en este momento. Porque si no hubieras tenido unos padres que dieron la vida y que podían ceder a ese hijo, no hubiera habido otros padres que te hubieran podido acompañar en el crecimiento. Agradecer a todos que hayan estado, cada uno en el momento que tenían que estar. No anular a los padres biológicos y agradecer.

—En ese caso, ¿cómo se hace para agradecer?

—Solo es cerrar los ojos y estar en contacto con lo que estás sintiendo. “Gracias por la vida que me han dado, no podría haberlo experimentado si no me hubieran dado la vida”. Esos padres habrán tenido sus razones para no poder criar a un hijo. Los árboles genealógicos son complementarios tanto en la pareja como en la de los padres adoptivos. Para que alguien pueda adoptar, otro tiene que ceder. Siempre es importante observar a la familia como un sistema de unión, y si en algún momento alguien de nuestro sistema familiar, por ejemplo, estafó a otro, seguramente en algún instante algún miembro va a pagar por esa estafa. O repetirá siendo estafador o se dejará estafar.

—Cuando una madre confiesa una historia en la cual tuvo que abortar, ¿cómo repercute en su familia al contarlo?

—Antes existían muchas cosas que daban vergüenza o producían dolor. Si a un padre lo encarcelaban o el abuelo nos dejaba en la ruina, eso nos daba vergüenza. Incluso, por ejemplo, en el caso de la adopción: no se comentaba. La gente se inventaba un embarazo con almohadones, hasta que tenía el niño o la niña en casa, pero no comentaban que era un problema de infertilidad porque daba vergüenza o producía dolor. Eso genera secretos de familia, y lo único que logrará es que algo nos haga estar disociados en la cabeza y que busquemos la alternativa de salir de ese lugar. Incluso sucede que hay padres que le colocan el nombre del hermano que ha muerto al niño y no se habla de él, del que murió.

—No hablar de una existencia que no pudo ser, ¿qué puede generar en los hijos siguientes?

—A Salvador Dalí le pusieron el nombre de su hermanito muerto a un año de que él naciera, y decía: “Nunca supe con quién estaba hablando mi madre, si con mi hermano, o conmigo”. Fíjate qué difícil para la identidad de una persona. Lo mismo le pasó a Van Gogh: tuvo un hermano que murió y le pusieron el mismo nombre. Ya sabemos cómo acabó… Lo que fue vergonzoso en algún momento, como la homosexualidad, un trastorno mental en la familia, una enfermedad como el SIDA, hoy sí que podemos hablar de esos términos tranquilos. Porque si hay gente que los juzga es problema de ellos. Muchas familias, por las razones que tengan, no son capaces de hablar lo cotidiano. Es más fácil hablar del tiempo, del fútbol, que hablar de lo que realmente sentimos. Hay casos de personas que han sufrido violaciones a una determinada edad y cuando le preguntas o miras su árbol te enteras de que una abuela, una tía o una madre tuvieron una violación a su misma edad. ¿Y por qué no lo hemos hablado? Porque nos da vergüenza. La repetición es casi muy exacta como para no prestarle atención.

—¿Cómo podemos hacer para sanar un dolor del pasado?

—Desde el dibujo del árbol genealógico, pero también se puede trabajar si no tienes información. Nosotros trabajamos con el cuerpo y a través de posiciones donde tú estás, como visitando las historias de dolor que tengan que ver con la traba o el bloqueo que presentas. A veces es un tema de dinero, de deudas o no conseguir pagar todo en el mes, y entonces vas a revisar a quién estás siendo fiel en el árbol sin darte cuenta, porque los hilos son invisibles. ¿A quién estás copiando? Si no, a qué familiar o a qué parte del árbol estás intentando compensar. Te voy a contar un caso. Una paciente me cuenta que recibió una herencia de 20 millones de euros y no la puede tomar. No era capaz de recibir esa herencia. Miramos en su infancia qué era lo que le impedía o le bloqueaba el acceso al dinero que le estaba llegando, y había un gran rechazo a su madre y una fusión con el padre. Era muy evidente, pero ahondamos más en el árbol. Ahí aparecía que su abuelo, a quien no conoció, se quedó con la herencia de tres hermanos más, por lo cual se apropió de un dinero. Y ese dinero le llegó en parte a su padre y esta era la parte de la herencia que se repartiría luego. Ella estaba imposibilitada de tomar esto que le estaba llegando y no sabía por qué. ¿Qué trabajo puede hacer una persona al encontrar una memoria de este tipo? Conectar con todas esas personas que vivieron el mismo dolor. Con todas las personas que en un instante han sufrido por algo que alguien de nuestra familia ha hecho junto con sus consecuencias.

Todo lo que aprendimos y vivimos lo podemos volver a aprender de otra forma. Es reaprender, reorganizar las conexiones neuronales, hacer un cambio de creencia.

—¿Qué significa tener una lealtad hacia un familiar?

—Sin saber, todos somos leales a nuestro padre o madre de manera consciente o inconsciente. A veces defendemos a uno y criticamos al otro. Al criticarlo me estoy uniendo a esa persona y estoy repitiendo. Por ejemplo, yo critico a mi padre porque no trabajaba, y lo que voy a hacer es trabajar duro porque en mi inconsciente estoy unida a una persona que no lo hizo. Si mi padre no trabajaba o no tenía dinero, yo voy a trabajar mucho pero no tendré dinero. Podré pagar, podré hacer cosas, pero me costará ahorrar. Porque estoy en lealtad directa con un familiar.

—¿Cómo podemos tener una mente exitosa si desde chicos nos dicen que tenemos que trabajar duro?

—Todo lo que aprendimos y vivimos lo podemos volver a aprender de otra forma. Es reaprender, reorganizar las conexiones neuronales, hacer un cambio de creencia. Resignificar las experiencias que hemos tenido para vivirlas desde otro lugar. Empezando por sentir que la abundancia es un estado. Me pudieron haber dicho eso, pero yo puedo cambiar de estado. Yo también puedo cambiar mis creencias, patrones y modelos, y transformarlos, pero tengo que hacer algo aquí adentro.

—Una vez que identificas el problema, ¿con eso ya diste un gran paso para desarmar esa cadena?

El conocimiento es un primer nivel. De lo que conozco, es lo que tengo como pensamiento. Luego tengo que integrarlo y cambiarlo. Hay que procesar la historia desde mi interior. Cuando veo a todos los miembros de una familia que han sufrido por una determinada acción me pongo en posición de ver lo que han sufrido, pero también respeto que esa historia la tenían que vivir y que yo voy a llegar aquí gracias a todo eso que ocurrió. Un solo minuto de toda esa historia que hubiese cambiado, yo ya no estaría aquí. Lo que voy a hacer para integrarlo es trabajarlo dentro del cuerpo y las sensaciones corporales. Me conecto con esa historia y lo que me repercute en mí. Cuando estoy en contacto con esa historia veo cómo me siento de la piel hacia adentro. Lo que ocurre en el cuerpo es lo que realmente está pasando. Una vez que transforma las sensaciones, que ya no tiene necesidad de cambiar la historia, porque nuestro sufrimiento viene de querer calmar algo, para lo que hay que aprender, la historia tenía que ser de esta manera, y a veces, soltar y renunciar a querer que sea distinto es lo que permite que haga click en tu cabeza y que algo cambie. Para estar aquí todo tuvo que ser así, y lo respeto. Lo miro con dignidad sin ganas de querer cambiarlo. No decidimos nosotros cómo debe ser la vida de los demás. Todos tenemos un nivel de conciencia. Lo que han hecho nuestros padres, lo han hecho por las historias que tenían y las experiencias que vivieron, pero nosotros tenemos muchísima más información. Tenemos que aprovechar eso para poder precisamente ver todo con amor y poder transformarlo. Si lo vemos con crítica, con juicio, si acusamos, o queremos cambiarlo, ahí no hay amor, ahí hay ganas de que el ego gane, desde un lugar de lucha de querer cambiar el destino. Cuando entramos en la queja que debilita, no lograremos el cambio. ¿Qué puedo aprender de las cosas que me tocan vivir? En el momento que suelto la necesidad de cambiarlo todo, todo cambia. Ahora todo cambia y me siento bien haciendo lo que estoy haciendo. Ahora puedo estar en un trabajo, por ejemplo, haciéndolo desde mi punto de ser y mi misión de vida. Qué bonito transformar las historias sin lucha y con amor. Cuando hay lucha, hay miedo.

Cuando entramos en la queja que debilita, no lograremos el cambio. ¿Qué puedo aprender de las cosas que me tocan vivir? En el momento que suelto la necesidad de cambiarlo todo, todo cambia

—Las creencias no se pueden borrar. ¿Se pueden ver desde el amor?

Las creencias son limitantes. En algún momento sirvieron, pero nos pueden limitar la vida. Proyectos, crecer como seres humanos. Cuando nosotros podemos ver que la creencia tuvo un sentido en un determinado momento pero que hoy ya no me sirve, puedo poner otra creencia o vivir dándole la vuelta, resignificando la historia. Reinterpretar desde un lugar más sano para todos nosotros. La creencia ha tenido el papel de protector. Cuando ha habido una imposibilidad de estudiar podemos decir que solo pueden estudiar los que son listos: esa es la creencia. ¿Pero es útil para todos? No. Porque seguramente poniéndole actitud, dedicación y motivación también vas a poder estudiar. Entonces cuando estudias te das cuenta que es una creencia que le sirvió a alguien en determinado momento, pero que deja de tener utilidad, de servirnos. Podemos pensar por nosotros mismos y de otra manera. El 99.9% de nuestras creencias vienen de nuestra infancia. Y nuestros padres tuvieron esas creencias porque ellos también las aprendieron en sus familias.

—¿Hasta qué edad quedan arraigados esos procesos o esa información?

—Cuando naces empiezas a obtener información. Cuando llegas a la adolescencia quieres desidentificarte de todo lo que han vivido tus padres. Por eso los adolescentes luchan por salir, por no repetir un modelo. Los padres sufrimos porque pensamos que los chicos no nos quieren. Lo que quieren todavía no lo saben, pero lo que no quieren sí que lo saben: saben que no quieren continuar un legado, trabajar de una manera, estudiar miles de horas. No es que están en contra nuestra; el adolescente quiere vivir de otra manera. No es que nos odian, es que tenemos una vida y una circunstancia, y probablemente él quiera una vida completamente distinta. No puede tener la misma proyección que yo tuve y eso va a ser que luche y que pelee cuanto menos aceptado sea. Cuanto más aceptemos que el niño es diferente, que no debe ser un calco a mí, ese día ese niño se sentirá reforzado. Normalmente copiamos toda la infancia, y llega la adolescencia y empezamos a romper los caminos. Eso le produce un daño tan grande, porque eso duele mucho. La adolescencia es transitar el dolor de una etapa, y también podría ser apoyado desde el reconocimiento.

—Para finalizar: hay que ir a buscar la información con amor.

—Sí. Sin juicio, sin crítica, sin acusar al otro. Si me entero de que mi madre o mi padre fueron infieles, a mí no me compete; es la relación de mis padres. Si ha habido abortos es porque no podían tener a esos hijos por miles de motivos. Quizá hasta tenían un miedo tremendo de perder la vida al hacerlo. No puede haber un juicio de nuestros comportamientos. Sin juicio significa con amor.

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