Tras el doble crimen de Andrés “Pillín” Bracamonte y su principal ladero, Daniel “Rana” Attardo, la secretaria de Seguridad de la Nación, Alejandra Monteoliva aseguró que “no es la intención bajar los brazos ni sacrificar esfuerzos” en Rosario, donde se percibió una notable baja de los homicidios en lo que va del 2024. Sucede que el homicidio del líder de la barrabrava de Rosario Central, amenaza con revertir esa tendencia.
Monteoliva, en conferencia de prensa junto a Pablo Cococcioni, ministro de Seguridad de Santa Fe y a los fiscales a cargo de la investigación, anunció que Nación colabora, en una mesa de trabajo que busca esclarecer el doble asesinato y, al mismo tiempo, prevenir una escalada de violencia.
La funcionaria enviada por la ministra Patricia Bullrich indicó que trabaja junto a las autoridades provinciales en el despliegue de las fuerzas federales para garantizar la prevención y reforzar la seguridad en algunas zonas. “Si fuera necesario estaríamos incrementando el número de agentes. Lo que sí hemos hecho fue ampliar zonas, mejorar la distribución de ese despliegue, ampliar incluso los patrullajes desde el mismo sábado a la noche”, aseveró.
Al ser consultada por la posibilidad de que este hecho provoque una ola de violencia dentro de Rosario Central, Monteoliva aclaró que esa situación forma parte de la investigación. No obstante, reiteró la importancia de la Ley Antimafia, un proyecto que impulsa el Gobierno del presidente Javier Milei para abordar el crimen organizado. “Es uno de los principales focos en el país, para poder dar un paso sólido en el abordaje del crimen organizado y de este tipo de situaciones que pueden consolidar núcleos de violencia”, puntualizó.
Por su parte, Cococcioni expresó que se trató de un hecho “llamativo y preocupante” aunque consideró que el doble crimen no pudo haber sido previsto debido a la conducta de la víctima. “Bracamonte había sido objeto de 29 atentados contra su vida. Estaba con muy pocas medidas de autopreservación, se mostraba y repetía sus rutinas pese a que tenía prohibición de ingreso a los estadios”, explicó.
“Desde el día domingo a primera hora conformamos un equipo de trabajo a los fines de poder llevar a cabo las tareas investigativas relacionadas con el homicidio con Bracamonte y Attardo, teniendo en cuenta que esta investigación viene relacionada con otras investigaciones, como fue la tentativa de homicidio después del clásico del mes de agosto, la balacera contra el domicilio de Bracamonte, entre otras”, explicó a su turno el fiscal regional Matías Merlo.
Luego, el fiscal Alejandro Ferlazzo confirmó que todavía “no hay detenidos” y confirmó que, de acuerdo a los testimonios recavados, Bracamonte y Attardo “fueron abordados por al menos tres personas y atacados con más de 11 disparos”.
Consultado por la principal hipótesis que barajan los investigadores, el doctor Ferlazzo declaró que el brutal ataque podría haberse desencadenado por “múltiples conflictos, que surgieron de distintas investigaciones judiciales, y la situación de Bracamonte, que excede el manejo de la hinchada de Rosario Central y se extiende a otros posibles negocios ilícitos”.
Sobre la falta de luz en la cuadra donde fueron sorprendidos Bracamonte y su ladero, Ferlazzo ratificó que al momento del ataque no había suministro. “En esas cuadras el servicio volvió cerca de las 0.50 horas Hemos pedido informes para ver cuál fue el desperfecto. Puede ser un desperfecto normal, que haya sido aprovechado por los autores para realizar el ataque, pero tampoco descartamos cualquier otra hipótesis”, señaló.
La balacera ocurrió de noche y no había alumbrado público en la zona. El análisis de las cámaras de seguridad se vuelve difícil, lo que se observa en las imágenes difundidas recientemente y en el relato de quienes estuvieron en el lugar.
A medida que avanzan las pesquisas, la Justicia busca esclarecer si el homicidio respondió a una interna dentro del ámbito de la barra o si tiene que ver con otras disputas en el mundo delictivo de Rosario.
Personas presentes en el Hospital Centenario, donde Attardo y Bracamonte murieron, declararon ante la Policía de Investigaciones que alcanzaron a ver a tres sospechosos encapuchados que dispararon y luego huyeron. El fiscal concentra la investigación en esta línea de testimonios.
El caso
El doble crimen de Bracamonte y Attardo ocurrió durante la noche del sábado 9 de noviembre, tras el partido de Rosario Central contra San Lorenzo. Los barras se trasladaban en una camioneta Chevrolet S10 blanca cuando fueron interceptados por atacantes a pie, que les dispararon a corta distancia. El ataque tuvo lugar en la intersección de las calles Avellaneda e Ibarlucea, en las inmediaciones del estadio Gigante de Arroyito, mientras muchos hinchas abandonaban el lugar.
Las primeras informaciones señalan que el alumbrado público de la cuadra donde ocurrió el crimen no funcionaba; sin embargo, las cámaras de seguridad registraron el hecho y actualmente están bajo análisis.
El domingo por la noche se conocieron los primeros resultados de las autopsias. “Creemos que se acercaron por la ventanilla y los remataron”, señalaron fuentes judiciales. Un aspecto llamativo fue la distribución de los impactos: fueron diez proyectiles que se alojaron en el tórax, los brazos y las piernas, sin que ninguno alcanzara la cabeza, a pesar de la proximidad de los disparos.
Tres semanas antes de ser ejecutado, Bracamonte había advertido durante una entrevista: “Si me matan, la ciudad se incendia”.
“´Los Menores´ se quieren quedar con parte de la ciudad. Cuando me dispararon en el parque Alem, Los Monos me ofrecieron hacer una cacería esa misma noche. Me ofrecieron diez autos con gente armada para salir a buscar a los que me habían disparado. Yo los paré porque no quiero volver a la cárcel. Yo soy distinto. Vivo bien, no me drogo, no tomo, no fumo. Tengo todo en blanco. Mi empresa de baños químicos está impecable. Me cuido para vivir una buena vida”, dijo “Pillín” en diálogo con Aire de Santa Fe.