Condenaron a duras penas a los acusados de matar a un policía y un barrendero en un robo a un colectivo en Barracas

El Tribunal Oral Criminal N°7 le dictó prisión perpetua y 23 años de cárcel respectivamente a Diego Guida y Christian Vivas, acusados de matar en 2020 a Esteban Nicolás Lagos y al recolector de basura Juan Bonifacio

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Guida y Vivas, los acusados.
Guida y Vivas, los acusados.

Hoy por la mañana, tras cuatro meses de juicio, el Tribunal Oral N°7 de la Capital Federal condenó a los dos imputados por los homicidios de un efectivo de la Policía Federal y un barrendero, cometido en octubre de 2020 en el barrio porteño de Barracas. Se los acusó delito de doble homicidio calificado, criminis causa y por resultar una de las víctimas personal policial.

Así, Diego Gastón Guida y su cómplice Cristian Ramón Vivas recibieron la pena de prisión perpetua y 23 años de cárcel, tras ser capturados por una brigada de elite de la División Homicidios de la PFA. La querella fue representada por la abogada Valeria Corbacho.

Los hombres fueron acusados un brutal doble crimen ocurrido la noche del 19 de octubre de 2020, cuando el agente de la Policía Federal Argentina Esteban Nicolás Lagos (28) y el recolector de residuos Roberto Juan Bonifacio (43) fueron asesinados por estos dos delincuentes que asaltaron un colectivo de la línea 100 en el barrio porteño de Barracas.

Cristian, el primer testigo que declaró en el comienzo del juicio oral a fines de agosto, dijo: “Uno de los delincuentes me dijo ‘levantate que esto es un asalto’. Me agarró del cuello y empezó a gritar ‘¡están todos regalados!’”. El testigo Cristian, de quien se preserva su apellido por cuestiones de seguridad, agregó: ”Fue en ese momento que vi que el policía uniformado, que estaba sentado a la mitad del colectivo, no llegó a hacer más que un movimiento y el hombre que me sujetaba le disparó unas seis veces con total impunidad. Me tomó de rehén y efectuó más de seis disparos”.

Las víctimas del doble crimen
Las víctimas del doble crimen

Apenas comenzó la primera audiencia, el acusado Vivas negó ante el tribunal tener algo que ver con el hecho. ”Lo único que tengo para decir es que no tengo nada que ver con el hecho que me imputan. Nunca subí al colectivo ese que dicen. Ni siquiera conozco a la otra persona que dicen que estaba conmigo”, dijo.

Por su parte, el otro de los acusados, Guida, quien tenía antecedentes al momento del hecho y había sido excarcelado el 29 de septiembre de 2020, es decir, tres semanas antes que asesinaran al oficial y al barrendero, se negó a declarar.

El doble crimen ocurrió dentro de un colectivo de la línea 100, cuando circulaba por la Avenida Hipólito Vieytes y la calle Quinquela Martín. Dos delincuentes se subieron al transporte para robarle al chofer y a los pasajeros. “Están todos regalados, esto es un asalto”, gritaron los ladrones, que estaban armados. Al percatarse del hecho, Lagos dio la voz de alto. Los asaltantes respondieron a los tiros.

Como consecuencia de la balacera, el uniformado recibió cuatro disparos: en el cuello, en el tórax, en un brazo y en una pierna, de acuerdo a la autopsia. Murió más tarde en el Hospital Churruca. Bonifacio, quien quedó en medio del enfrentamiento armado, fue impactado por un tiro en la espalda que le afectó varios órganos. Al parecer, el barrendero estaba en uno de los asientos que miran hacia la luneta trasera, por eso el tiro le ingresó por la espalda. Falleció horas después en el Hospital Argerich.

Los detectives de la Federal que le siguieron el rastro a Guida encontraron cosas curiosas. Lo identificaron en un video viralizado en redes sociales: se lo ve en una calle de Barracas en 2019 mientras golpea a un cachorrito y a una mujer. El incidente le valió una denuncia por maltrato animal.

También le encontraron una larga lista de antecedentes que comienza en el año 2000 con una acusación por hurto, una libertad condicional recibida en 2005, robos en poblado y en banda, arrestos por tenencia de drogas, tenencia de arma de guerra.

Lagos, en pleno servicio.
Lagos, en pleno servicio.

Veinte días antes del doble crimen, los jueces de la Sala VI de la Cámara Criminal y Correccional le dieron un curioso beneficio. Guida estaba preso, ya había pasado seis años encerrado en un penal federal entre 2010 y 2016. Lo soltaron, con una modesta caución real de diez mil pesos.

La decisión de los jueces Magdalena Laíño y Ricardo Pinto, con el voto en disidencia de su colega Marcelo Lucini, incluso estableció que Guida, un adulto y un reincidente serial, debía quedar “al cuidado de su madre”, con la “prohibición total” de abandonar la casa familiar en Barracas.

Ese mismo año, además de la causa por torturar al perro, Guida sumó dos causas por hurto: una víctima fue su entonces pareja, a la que le robó el celular y también amenazó.

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