Infidelidad emocional vs. sexual: ¿Cuál duele más y por qué?

Si bien la infidelidad ya causa un daño a la pareja engañada, la percepción varía según el género el tipo de vínculo, el contexto cultural y las experiencias previas

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(Imagen Ilustrativa Infobae)
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La infidelidad, lejos de ser un fenómeno unidimensional, adopta múltiples formas. Mientras que algunos engaños involucran un encuentro físico, otros se gestan en conversaciones, miradas y vínculos que, aunque nunca lleguen al contacto corporal, rompen los pactos de intimidad de una pareja. Esta distinción ha llevado a un debate central en la psicología de las relaciones: ¿duele más la infidelidad emocional o la sexual?

Aunque ambas formas de traición generan dolor, la respuesta a esta pregunta no es universal. Estudios psicológicos muestran que la percepción del daño varía según el género, el tipo de vínculo, el contexto cultural y las experiencias previas. Pero también revelan algo más profundo: la forma en la que concebimos el amor, el deseo y la fidelidad.

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Dos formas de romper la confianza

La infidelidad sexual implica una relación física fuera del vínculo comprometido. Puede ser una aventura de una noche, una doble vida o una serie de encuentros sin implicación emocional. En cambio, la infidelidad emocional consiste en establecer una conexión afectiva intensa con otra persona. Es cuando alguien se enamora de alguien más, le confía sus secretos, le da prioridad en su vida emocional… aunque jamás se crucen desnudos en una cama.

Para la psicóloga Shirley Glass, una de las pioneras en investigar este tipo de dinámica, la infidelidad emocional puede ser incluso más devastadora que la sexual. En su libro 'Not Just Friends’, explica que muchas personas que han sido engañadas sin sexo de por medio se sienten igualmente traicionadas, porque su pareja compartió con otra persona algo que consideraban exclusivo: su mundo interior.

“El problema no es que haya sexo. Es que hay intimidad emocional fuera del vínculo”, afirma Glass.

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¿Qué dice la ciencia? Las diferencias entre hombres y mujeres

Uno de los estudios más citados sobre este tema es el del psicólogo evolutivo David Buss, de la Universidad de Texas. En una investigación publicada en 'Psychological Science’, Buss encuestó a miles de personas para medir su reacción ante diferentes tipos de infidelidad. El resultado fue claro: la mayoría de los hombres heterosexuales dijeron que les dolería más una infidelidad sexual, mientras que las mujeres señalaron que la infidelidad emocional era peor.

Según Buss, esta diferencia tiene raíces evolutivas. En términos biológicos, un hombre infiel no arriesga su inversión reproductiva (puede seguir cuidando a sus hijos biológicos), pero una mujer infiel sí podría poner en duda la paternidad de sus hijos. En cambio, las mujeres tienden a preocuparse más por la pérdida del compromiso emocional y el riesgo de que el hombre se desvincule de la crianza o los recursos afectivos.

Sin embargo, muchos investigadores han cuestionado esta interpretación biologicista. Para la terapeuta Esther Perel, estas diferencias pueden estar más ligadas a la construcción social de los géneros que a patrones evolutivos rígidos.

“Las mujeres han sido entrenadas para temer la pérdida del amor, y los hombres para temer la pérdida del control sexual. Pero ambas cosas son construcciones culturales”, sostiene Perel.

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La infidelidad emocional en la era digital

Con la expansión de las redes sociales y las plataformas de mensajería, la línea entre fidelidad e infidelidad se ha vuelto más difusa. ¿Es infidelidad enviarle mensajes románticos a alguien sin besarle? ¿Lo es mantener una amistad íntima con una ex pareja a espaldas del cónyuge?

Estudios recientes del Pew Research Center revelan que muchas personas consideran que los actos de microinfidelidad digital —como borrar chats, dar likes excesivos o intercambiar selfies íntimas— son tan graves como el contacto físico. La terapeuta Terri Orbuch, conocida como “The Love Doctor”, ha señalado que hoy, “las amenazas más serias a una relación suelen comenzar con un celular, no con una cama”.

El concepto de “infidelidad emocional digital” ha ganado fuerza, ya que las plataformas permiten mantener relaciones paralelas, muchas veces en secreto, y establecer intimidad profunda sin contacto físico.

Separarse por una infidelidad supone
Separarse por una infidelidad supone un dolor para una parte de la relación, pero todo se complica cuando hay una convivencia y dinero de por medio.

¿Cuál duele más?

En términos clínicos, lo que más duele no es el tipo de infidelidad, sino lo que representa para la persona engañada. Para algunos, un encuentro sexual aislado es más tolerable que una traición emocional profunda. Para otros, el solo hecho de que su pareja haya deseado a alguien más ya constituye una ruptura irreparable.

La doctora Susan Johnson, creadora de la Terapia de Enfoque Emocional (EFT), señala que lo que está en juego en una infidelidad no es solo el cuerpo o la mente, sino la seguridad emocional. “Cuando uno de los dos se siente reemplazable, se activa una herida de abandono. No importa si fue por sexo o por amor. Lo que duele es la exclusión”, afirma.

En consulta, los terapeutas suelen encontrar que las infidelidades emocionales son más difíciles de procesar, porque implican una conexión real con otra persona. En cambio, algunas aventuras sexuales pueden ser vistas como errores aislados, especialmente si no hay involucramiento afectivo.

Las separaciones son dolorosas y
Las separaciones son dolorosas y más cuando hay una tercera persona en discordia.

Infidelidad emocional: ¿más común de lo que pensamos?

Una encuesta realizada por Journal of Marital and Family Therapy encontró que más del 45% de los encuestados había tenido alguna forma de relación emocional paralela a su pareja formal. Sin embargo, solo el 18% lo reconocía como infidelidad.

Este dato revela una falta de consenso social sobre qué es y qué no es engañar. Mientras que algunos definen la infidelidad como el acto físico, otros la entienden como cualquier forma de exclusividad que se traslada a otra persona.

En muchas relaciones modernas, las parejas establecen sus propias “reglas de fidelidad”, que van desde pactos monógamos estrictos hasta acuerdos abiertos. Pero incluso en los vínculos más flexibles, la transparencia y la honestidad emocional siguen siendo pilares fundamentales.

Infidelidad, violencia psicológica - Perú
Infidelidad, violencia psicológica - Perú - 9 de octubre (El Peruano)